Debate sobre los peri¨®dicos estatales en Portugal

La prensa portuguesa se muestra excesivamente dependiente del poder pol¨ªtico y del poder econ¨®mico. Esta afirmaci¨®n, realizada por el director de un medio de informaci¨®n privado, Marcelo Rebelo de Sousa, del semanario Expresso, durante una mesa redonda celebrada en Par¨ªs, ha reavivado la pol¨¦mica sobre la situaci¨®n de la prensa en Portugal.

No es la primera vez que la prensa portuguesa es objeto de discusi¨®n. Desde que en los a?os 1974 y 1975 se denunci¨® ?el asalto comunista a los medios de comunicaci¨®n?, han pasado pocos a?os y muchos Gobiernos en Lisboa, la libertad, de prensa no parece haber avanzado mucho y la situaci¨®n es cada vez m¨¢s confusa.

Pero la experiencia acumulada durante seis a?os permite aproximarse al fondo del problema. Para la mayor parte de los defensores de la libertad de informaci¨®n, todo el mal resid¨ªa en la existencia de una prensa estatalizada. Con excepci¨®n de los comunistas, ning¨²n partido defend¨ªa esta estatalizaci¨®n, pero la nacionalizaci¨®n de la banca, en 1975, ech¨® en los brazos del Estado cerca de una docena de diarios y otras tantas revistas.

Los defensores de la libre iniciativa se batieron por la reprivatizaci¨®n de la prensa escrita y han ganado pr¨¢cticamente la batalla: el grupo estatal est¨¢ ahora limitado, esencialmente, a tres diarios de Lisboa -Diario de Noticias, A Capital y Diario Popular-, sin contar naturalmente con los tres grandes: radio, televisi¨®n y agencia de noticias ANOP.

Sin embargo, una vez llegados al poder, los defensores de la iniciativa privada han comenzado a formular preocupantes teor¨ªas sobre el papel pedag¨®gico de la informaci¨®n y de sus relaciones con el poder y la pol¨ªtica de Estado, confundidas con la del Gobierno, de forma que, al votar por un determinado partido, el electorado se habr¨ªa pronunciado tambi¨¦n acerca de qui¨¦n tiene que dirigir la informaci¨®n.