Tensiones socioecon¨®micas en las comunidades aut¨®nomas
El desarrollo y la clausura de las Primeras Jornadas de Estudios Socioecon¨®micos de las Comunidades Aut¨®nomas han puesto de manifiesto -como no pod¨ªa ser de otra manera- las tensiones que, abierta o soterradamente, caracterizan la din¨¢mica actual de la sociedad espa?ola. Los diferentes modelos sociales propugnados, las estrategias para su consecuci¨®n y las luchas por el control de los centros de decisi¨®n, han tenido sus reflejos en estos encuentros cuya finalidad ¨²ltima era, no s¨®lo enriquecer con aportaciones cient¨ªficas la articulaci¨®n del proceso auton¨®mico, sino alentar positivamente la inquietud ante la magnitud de la tarea, la biso?ez general para afrontarla y el juego de intereses que tras ella se ocultan. En estos aspectos se puede afirmar que las jornadas han tenido mayor ¨¦xito del esperado, como ha puesto de relieve el inter¨¦s en minimizarlas de aquellos grupos y personas que, ni han podido protagonizarlas, ni tienen posibilidad de capitalizarlas.As¨ª, entre las declaraciones, personales o institucionales, se revela la preocupaci¨®n ante las consecuencias que el cambio democr¨¢tico pueda tener en ¨®rganos o instituciones hasta ahora regidos por la c¨®moda inercia autocr¨¢tica. No sorprende, por poner alg¨²n ejemplo, el temor que se trasluce en las cajas de ahorro andaluzas por la colegiaci¨®n real, no simplemente formal, de las decisiones; tambi¨¦n ha causado un cierto desencanto en algunos sectores de participantes la falta de alusi¨®n a un proyecto de universidad de Andaluc¨ªa, frente a la dispersi¨®n de universidades andaluzas y su aparente, al menos, desconexi¨®n.
En otro orden de cosas cabe sintetizar en tres los principales objetivos de este congreso abierto. Primeramente, la toma de conciencia con la realidad socioecon¨®mica de cada comunidad y, por tanto, con los desequilibrios de toda ¨ªndole, que, sin duda, constituyen el nudo gordiano en el proyecto de racionalizaci¨®n y construcci¨®n del Estado de las autonom¨ªas.
Un segundo objetivo ser¨ªa el de hacer ver la ineludible necesidad de coordinar las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales de los entes aut¨®nomos o preaut¨®nomos con una pol¨ªtica econ¨®mica-social del Estado, que tenga en cuenta las interdependencias funcionales y los costes que se est¨¢n pagando como consecuencia de una din¨¢mica de crecimiento asim¨¦trico.
En tercer y ¨²ltimo lugar, se pens¨® que estos encuentros deber¨ªan ser punto de arranque y germen para la institucionalizaci¨®n de un ¨®rgano de consulta de las comunidades, un a modo de foro de debate cient¨ªfico intercomunitario, ante los problemas puntuales -generalmente conflictivos-, que se presentan en el cotidiano hacer una Espa?a de autonom¨ªas.
El debate de los mismos, dentro del marco t¨¦cnico, debe preceder e iluminar la toma de decisiones pol¨ªticas al respecto. En otras palabras, la norma de acci¨®n en cuanto a estrategias de consolidaci¨®n auton¨®mica debe apoyarse en criterios cient¨ªficos relegando las geniales improvisaciones a situaciones salom¨®nicas.
De no ser as¨ª peligra, desde nuestro punto de vista, el principio constitucional de solidaridad.
Tal vez el problema m¨¢s arduo y espinoso para la consolidaci¨®n de la democracia en Espa?a sea el auton¨®mica: O existe una firme y expl¨ªcita voluntad pol¨ªtica de encuadrarlo en la equidad y la racionalidad, o se est¨¢ expuesto al albur de exacerbar nacionalismos y cantonalismos -leg¨ªtimos o esp¨²reos, que en ello no entramos-, que, radicalizando sus posiciones, alienten una espiral de violencia de dificil contenci¨®n democr¨¢tica.
El tratamiento hasta ahora aplicado en el proceso auton¨®mico no parece responder a las esperanzas puestas en la Constituci¨®n. En el caso concreto de Andaluc¨ªa, las circunstancias objetivas de paro son caldo de cultivo adecuado a la proliferaci¨®n de posturas extremistas, tanto m¨¢s cuanto que -sali¨¦ndose de los cen¨¢culos intelectuales- va calando en amplios estratos de la poblaci¨®n la conciencia de agravio comparativo y la consecuente sensaci¨®n de frustraci¨®n.
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