Manuel Calvo: "He ido siempre a contracorriente"
El pintor expone en Santander cien obras de la serie "La fertilidad de la alegor¨ªa"
Manuel Calvo (Oviedo, 1934) es un artista obstinado. Hace ya m¨¢s de dos a?os que no expone en Madrid y cinco que dej¨® de pintar. Sin embargo, pese a cierta sensaci¨®n de bloqueo, de estar de alguna manera boicoteado, Calvo sigue luchando, protestando, mostrando su disconformidad con el arte que hoy se hace -se exhibe, distribuye y vende- en el mundo y en Espa?a. Hoy inaugura un nueva exposici¨®n en el Museo Municipal de Arte Moderno de Santander: cien obras, realizadas entre 1973 y 1974 -¨®leos, dibujos, pasteles, serigraf¨ªas-, pertenecientes a una serie que el artista denomina ?La fertilidad de la alegor¨ªa?.
Esta serie se inspir¨® en el descubrimiento del cuadro de Jordaens La alegor¨ªa de la fertilidad, y constituye menos unas variaciones o investigaciones que la explosi¨®n de la imaginaci¨®n en todas sus vertientes posibles. Pues Calvo, que en sus principios, de 1959 a 1965, aproximadamente, cultiv¨® un arte geom¨¦trico, constructivista o ?normativista?, deriv¨® despu¨¦s a una pl¨¢stica m¨¢s libre, menos encorsetada, donde protesta, juego y erotismo se han ido combinando, rompiendo los moldes preestablecidos, en los que se hab¨ªa pretendido encerrar la obra del artista.Se le llam¨® ?traidor? cuando abandon¨® el normativismo, y desde entonces tropieza con la incomprensi¨®n o el desinter¨¦s por parte de un sector de la cr¨ªtica y del mercado del arte. Hay cuadros suyos en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Madrid y en los de R¨ªo de Janeiro y S¨¢o Paulo, ha expuesto en la mayor¨ªa de las capitales espa?olas, en Par¨ªs, Roma, Mil¨¢n y diversas ciudades brasile?as. Su obra ha avanzado a trav¨¦s de diversas ?series?: la de los ?hombrecitos?, la de ?persona, animal o cosa?, la de ?el mundo es para quien lo transforma? o la de ?Eros? y los trabajos en torno al ?artilugio?. Obra para ser manipulada por el espectador, para ser consumida, destruida y reconstruida al mismo tiempo. Estas son algunas de sus respuestas, cr¨ªticas y propuestas que hoy formula:
Pregunta: ?Por qu¨¦ no pinta desde hace cinco a?os?
Respuesta: No s¨¦. Las motivaciones pueden rastrear incluso en las p¨¢ginas de este peri¨®dico, si se lee a la directora de una galer¨ªa, que cuenta c¨®mo ense?¨® a los artistas espa?oles a comer sin hacer ruido, a cortarse las u?as, a estar presentables para poder viajar o recibir; o el pintor que ahora nos sale con lo importante que es leer y ser una persona culta, y no el ?cl¨¢sico? artista que se embadurna de pintura, consejos que a la vez le sirven para la promoci¨®n de un libro suyo; o el otro, que nos explica c¨®mo intenta que su cuadro sea lo m¨¢s ambiguo posible, para que quien lo vea recoja la versi¨®n que m¨¢s le apetece y c¨®mo se puede vender a ricos de Nueva York y pertenecer a un partido pol¨ªtico de izquierdas que, usado como herramienta, no interfiere para nada en su quehacer art¨ªstico; o al cr¨ªtico imberbe, que lo mismo se saca de la manga una generaci¨®n de pintores para tratar de vend¨¦rsela a los norteamericanos, que balbucea una especie de conferencia para promocionar la pintura norteamericana en Espa?a... Realmente, no s¨¦, es la sensaci¨®n de un mundo poco agradable, con la moral del triunfo, del marketing, y, al mismo tiempo, tan mezquino, tan raqu¨ªtico. No hay mucho est¨ªmulo para el trabajo. ?Qu¨¦ absurdo aspirar a la limpieza, la brillantez y el esplendor! Siempre creando academias...
P. ?Se siente de alguna manera boicoteado?
R. En esta dedicaci¨®n art¨ªstica, cuando llevas muchos a?os, queda poco espacio para las ilusiones, y yo expuse por primera vez en Madrid hace veintid¨®s a?os. Se tropieza con mafias, con todo un entramado de intereses que hace a veces dif¨ªcil la supervivencia si no das coba a los todopoderosos, ya sean galer¨ªas importantes, comisarios de cultura, cr¨ªticos e incluso significados artistas; o si no colaboras en los manejos de las pol¨ªticas oficiales, que poco han cambiado de los a?os cincuenta hasta ahora. Realmente yo no he podido exponer la mayor parte de mi obra. Mis apariciones han sido siempre en espacios peque?os. Para exponer una serie casi completa -trabajos de 1969, 1970, 1971- tuve que convencer a seis galer¨ªas. Antes, las dificultades eran con los representantes de la dictadura, pero ahora te pasa como en aquellos libros rusos con personajes que desaparec¨ªan de una edici¨®n a otra. En la Bienal de Venecia de 1976 sus ocasionales organizadores arrancaron hojas de publicaciones y cat¨¢logos para que mi nombre no apareciera; arrasaron con cuanto no entraba en su ?discurso? de promoci¨®n personal; a m¨ª me borraron del mapa, como si no hubiese existido, como si no me conocieran. Tendr¨ªan sus razones todos los aprendices de inquisidores siempre las han tenido. Pienso que el problema no es de boicoteo, sino de claro enfrentamiento entre formas de actuar, de vivir, de pensar, de trabajar.
P. ?Por qu¨¦ abandon¨® un camino en el que le iba bien, para lanzarse a lo desconocido?
R. Me imagino que se refiere a mi ¨¦poca ?anal¨ªtica?, ?concreta?, ?normativa? o ?geom¨¦trica?, pues con todos esos nombres aparecimos en p¨²blico. Es el per¨ªodo de cuando era una especie de enfant terrible del comp¨¢s y la regla y expuse en la galer¨ªa Denise Ren¨¦, de Par¨ªs... Creo que dej¨¦ aquella etapa por aburrimiento, por saturaci¨®n, porque no daba m¨¢s de s¨ª. Por no repetirme. Me surgieron otras preocupaciones, y aquella forma de hacer pens¨¦ que ya la dominaba y que estaba siendo asimilada; adem¨¢s, empezaba a perder lo que tuvo de revulsivo en su momento. Creo que necesitaba otra forma de trabajar menos disciplinada, sin reglas y tintas planas. Esas necesidades de cambio las he tenido en otras etapas, es una peculiaridad en mi obra y de mi manera de ser. Cada momento tiene su inquietud, y pienso que le corresponde una forma de expresi¨®n. Mi obra es, a veces, un instrumento de lucha, una especie de bistur¨ª. Cuando siento la necesidad, cambio de instrumento. Nunca lo he hecho por seguir una moda, todo lo contrario. He ido siempre a contracorriente. He ?llegado? a las cosas demasiado temprano. Eso, al parecer, no est¨¢ dentro de las reglas del juego, no entra dentro de los presupuestos de los grupos organizativos, de los planing.
P. ?Qu¨¦ opina de lo que se hace ahora en Espa?a y Occidente?
R. Hombre, en las artes pl¨¢sticas, como en muchas otras cosas, aqu¨ª se hace lo que dicta el amo, el que m¨¢s dinero mueve en el mercado art¨ªstico, el que hace y deshace: Estados Unidos. Tengo la impresi¨®n de que estamos asistiendo ahora a una nueva ofensiva descarada de revalorizaci¨®n de la pintura norteamericana de los a?os cuarenta y cincuenta y de sus tard¨ªos hom¨®nimos espa?oles, una moda que tambi¨¦n se ha presentado en el cine o en la m¨²sica, un revival m¨¢s del neocolonialismo cultural yanqui, m¨¢s all¨¢ de sus virtudes art¨ªsticas.
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