El Madrid no se rindi¨® en Las Palmas
El Real Madrid, que probablemente se proclam¨® campe¨®n de Liga en Las Palmas, es, casi con toda seguridad, el peor conjunto que la entidad ha tenido con t¨ªtulo liguero. Pero, sin dudas de ning¨²n tipo, no ha sido, a lo largo de toda la campa?a, inferior en coraje a los que tradicionalmente ha habido en el Bernab¨¦u. El Madrid de Las Palmas, sin figuras de relumbr¨®n, hizo honor a las caracter¨ªsticas del club: no se rindi¨® en ning¨²n momento y busc¨® el triunfo con ardor y fe en sus posibilidades.En una ¨¦poca de clara baja futbol¨ªstica, cuando la calidad no es precisamente el detalle de distinci¨®n, valen m¨¢s los que m¨¢s ponen. El Madrid, que a los cuarenta segundos de juego se encontr¨® con el marcador en contra -lo que antes llamaban algunos, para justificarla derrota, un gol en fr¨ªo- no se dej¨® vencer por la adversidad.
El terreno de juego, en p¨¦simas condiciones, no propici¨® la aparici¨®n de la t¨¦cnica y favoreci¨®, en cambio, la disputa viril y sin concesiones. Los canarios, que siempre se han distinguido por su juego reposado, pero bien concebido, levantaron el bal¨®n con tal insistencia, que hizo inviable cualquier jugada medianamente bien construida. En el f¨²tbol a¨¦reo, practicado por ambos conjuntos, ten¨ªa las de ganar el Madrid, que dispon¨ªa de hombres m¨¢s altos en los puestos clave y de saltadores tan aprovechados como Santillana. El lateral derecho, Marrero, que fue destinado al marcaje de Santillana en la segunda mitad, no pudo competir con el santanderino, que casi a placer remat¨® dos veces de cabeza y sum¨® los dos valiosos puntos en litigio.
El terreno de juego fue el causante de la lesi¨®n de Camacho, que se qued¨® clavado cuando inici¨® un sprint en su banda. P¨¦rez Garc¨ªa, su reemplazante, logr¨® anular a Julio, el peligroso extremo canario, al que apenas se pudo ver. El cambio de Toledo, lesionado en un encontronazo, por Est¨¦vez s¨ª fue perjudicial para el Las Palmas, porque ello oblig¨® a recomponer la defensa, que si en los primeros cuarenta y cinco minutos no actu¨® bien, en los siguientes naufrag¨®.
El temprano gol de Morete puso excesivas precauciones entre los locales, que si bien lucharon cuanto pudieron por mantener la ventaja, no supieron hacerlo adecuadamente. El dominio territorial fue casi siempre madridista. Y hasta tal extremo, que Benito, en un par de ocasiones, se lleg¨® hasta las inmediaciones del ¨¢rea canaria y proporcion¨® un par de sustos.
En la alineaci¨®n inicial de? Las Palmas hubo la sorpresa de la baja de Hern¨¢ndez, de quien se dijo que hab¨ªa sentido molestias estomacales poco antes del encuentro y hab¨ªa tenido que ser sustituido por Antonio Jorge. Ello supuso un cambio fundamental, ya que Noly se qued¨® atr¨¢s del te¨®rico marcador de Juanito. F¨¦lix, que tuvo con Pepe Juan la misi¨®n de construir en el centro del campo, anduvo cansino durante la segunda mitad, en la que salv¨® un gol bajo los palos.
Benito, desde atr¨¢s, no ces¨® de dar ¨¢nimos a sus compa?eros y predic¨® con el ejemplo. Camacho, mientras estuvo en el campo, supo burlar a Julio e irse hacia adelante. Pirri, como siempre, se plant¨® al borde de] ¨¢rea para intentar el remate salvador. Los veteranos de? equipo lograron galvanizar a los dem¨¢s.
El Madrid, sin hacer un juego brillante, cre¨® numerosas ocasiones de gol. Los canarios, sometidos en su terreno al empuje madridista, tuvieron tres ocasiones clar¨ªsimas de tanto, pero Morete envi¨® dos veces por arriba del larguero, y un chutazo de Julio lo despej¨® como pudo P¨¦rez Garc¨ªa.
El partido se inclin¨® hacia el lado que m¨¢s fe puso en el triunfo. Hacia el bando que estuvo m¨¢s entero de fuerzas durante los noventa minutos. El Madrid, que remont¨® en diecisiete minutos el tanteador, no se limit¨® a mantener la ventaja, sino que busc¨® un resultado m¨¢s claro. El Las Palmas jug¨® como equipo visitante, en busca de? contragolpe. Los espor¨¢dico esta vez no se impuso a lo constante. En esta ocasi¨®n gan¨® el mejor.
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