Inauguraci¨®n de la exposici¨®n antol¨®gica de Saura y de su sede, el palacio Arb¨®s
?Ver resumidos tantos a?os de trabajo s¨®lo puede llevar al pintor a la reflexi¨®n?, dijo Antonio Saura a EL PA?S, con motivo de la inauguraci¨®n por el ministro de Cultura de la exposici¨®n antol¨®gica de su obra, exposici¨®n con la que se inaugura tambi¨¦n la nueva galer¨ªa Ti¨¦polo, en el edificio llamado Casa de Alhajas, y edificado por Arb¨®s, que ha sido cedido por las cajas de ahorro a la Direcci¨®n General del Patrimonio, para la celebraci¨®n de importantes exposiciones y otras actividades culturales. ?Como pintor?, dijo Antonio Saura, ?es impresionante encontrarse con una muestra as¨ª, porque est¨¢n muchas de las cosas que uno ha casi olvidado, que ve como un extra?o; algunas parecen milagrosamente ajenas y otras dan la impresi¨®n de que deber¨ªan haber sido destruidas?.
La galer¨ªa Ti¨¦polo, del que desde ahora ser¨¢ llamado palacio Arb¨®s, estaba el lunes pasado verdaderamente impresionante. Para la sorpresa de casi un millar de personas que se desplazaban entre los cuadros de Antonio Saura, en las tres plantas abalconadas del inmenso hall, hab¨ªa ya una gran galer¨ªa en Madrid. ?Es m¨¢s bonita que la del Guggenheim?, dec¨ªa alguno. ?Es la Guggenheim en cuadrado? dec¨ªan otros. Y, efectivamente, la estructura reci¨¦n restaurada de la vieja Casa de Alhajas de las cajas de ahorro, que custodi¨® precisamente las joyas empe?adas o depositadas en el Monte de Piedad durante tanto tiempo, recuerda la legendaria galer¨ªa neoyorquina.El propio Antonio Saura comentaba a este peri¨®dico la belleza del espacio, la excelente situaci¨®n del palacio en la plaza de las Descalzas, en el coraz¨®n mismo del viejo Madrid, y las posibilidades riqu¨ªsimas que un lugar as¨ª ofrece a la cultura espa?ola. ?Ahora se podr¨¢n hacer exposiciones importantes que antes eran imposibles?.
La nueva utilidad de la Casa de Alhajas es una muestra de lo que se puede y se debe hacer con los monumentos importantes, hist¨®rica y art¨ªsticamente, que quedan en este pa¨ªs. Construido por Arb¨®s en 1875, en el solar de la antigua iglesia de San Mart¨ªn, que dio nombre a la plaza en que se encuentra, fue utilizado como sede de la Caja e Ahorros y Monte de Piedad, a cuyas propiedades pertenece. Aunque recientemente se plante¨® la necesidad de allanarlo y utilizar el lugar para un nuevo edificio que se adaptara mejor a las necesidades actuales de la entidad propietaria, el valor arquitect¨®nico y las posibilidades que ofrece su localizaci¨®n en la ciudad aconsejaron al servicio de promoci¨®n cultural de las cajas le ahorro el aprovechamiento del edificio para fines culturales. A estos fines, los arquitectos Mariano Bay¨®n y Alberto Mart¨ªn Artajo se han encargado de la restauraci¨®n, cuidad¨ªsima, en la que han conservado lo fundamental de la estructura del hall, e incluso las primitivas pinturas de los muros superiores que aparecieron bajo capas de pintura posterior. Un m¨ªnimo sal¨®n de actos -en el que se rodaron las escenas del juicio de la encausada pel¨ªcula de Pilar Mir¨® El crimen de Cuenca- podr¨¢ ser utilizado para conferencias; quedan por restaurar los s¨®tanos que conten¨ªan las viejas cajas fuerte, y en los que se rodaron las escenas de tortura de esta misma pel¨ªcula, y unas salas que se consideran ideales para biblioteca.
El proyecto del Ministerio de Cultura para esta galer¨ªa, cuya responsabilidad comparten, a partir de ahora, las cajas de ahorro y la Direcci¨®n General del Patrimonio, es organizar en la sala Ti¨¦polo tres o cuatro grandes exposiciones al a?o, que, a juzgar por el ¨¦xito de la primera de ellas -esta de Antonio Saura-, pueden hacerla ocupar el papel que en otras grandes ciudades tienen las mejores galer¨ªas estatales o paraestatales del mundo. Ese era, al menos, el sentimiento generalizado entre los pintores y cr¨ªticos -que eran casi todos- presentes en la inauguraci¨®n del lunes.
Respecto a la propia exposici¨®n, el comentario general estaba cercano al estupor. Esta es la primera vez que se ven juntos en Madrid los distintos pasos de la pintura de Antonio Saura, y se siente su maestr¨ªa y su coherencia, la extraordinaria unidad de su obra, su ?genuina verdad?, que dec¨ªa un joven cr¨ªtico. Y otro m¨¢s comentaba: ?Es necesario ver esto para que todo el mundo se d¨¦ cuenta de qui¨¦n es qui¨¦n, de por qu¨¦ est¨¢ donde est¨¢ y de lo que se ha hecho?. El comisario de la exposici¨®n, Jos¨¦ Ayll¨®n -que se ha encargado personalmente de la iluminaci¨®n- me hizo notar, como luego confirmar¨ªa Antonio Saura, el car¨¢cter de complementario del importante cat¨¢logo que la acompa?a, y Saura insisti¨® en que ?debo decir que esta vez no ha habido ning¨²n tipo de censura, ni en la selecci¨®n ni en el cat¨¢logo?.
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