El "minitrasvase" del Ebro se ha convertido en una pol¨¦mica fundamentalmente catalana
La inminente aprobaci¨®n de un proyecto de ley sobre actuaciones en materia de aguas en Tarragona ha desatado la controversia entre intereses agrarios e industriales, y dentro de estos ¨²ltimos, el enfrentamiento entre los partidarios de una u otra localizaci¨®n industrial. El tel¨®n de fondo es la necesidad, a medio plazo, del agua del Ebro por parte de la industria barcelonesa y, con toda urgencia, por parte de la industria petroqu¨ªmica tarraconense.
Jordi Pujol afirm¨® ante el Parlamento catal¨¢n: ?El problema del agua (en Catalu?a) puede llegar a ser dram¨¢tico en un futuro no lejano?. Esta afirmaci¨®n es innegable. Pero tambi¨¦n la resoluci¨®n de este tema puede potenciar, m¨¢s que ning¨²n otro, la imagen pol¨ªtica y electoral del pol¨ªtico que lo logre.Tarradellas lo vio muy claro. De hecho fue el ¨²nico problema de orden no estrictamente personal al que dedic¨® alguna atenci¨®n. Sab¨ªa, como ahora lo sabe Pujol, que de llevar las aguas del Ebro a Barcelona se convertir¨ªa en el Camb¨® de nuestros d¨ªas para los industriales catalanes. Para lograrlo cre¨® el Consejo de las Tierras del Ebro e inici¨® una gesti¨®n personal que le llev¨® a Arag¨®n y Navarra, as¨ª como a afectuar m¨¢s de diez viajes a Tortosa. Su fracaso fue rotundo.
Ahora, los mismos intereses barceloneses ven con preocupaci¨®n un proyecto de ley que compensa las necesidades de la industria y la agricultura de las tierras de Tarragona. En esta ocasi¨®n, no podr¨¢n prevalecer los deseos centrados en Barcelona, como sucedi¨® en ocasi¨®n de la captaci¨®n de aguas del r¨ªo Ter para la Ciudad Condal.
Lo que en el pasado fue un enfrentamiento entre intereses de Catalu?a y Arag¨®n se ha transformado en una pol¨¦mica s¨®lo catalana. La aparici¨®n de una necesidad m¨¢s urgente en Tarragona da al problema una faceta totalmente distinta, imposibilitando los planteamientos que, desde Catalu?a, aparecieron bajo el franquismo tard¨ªo. Entonces se asimilaba Catalu?a a industrializaci¨®n y Arag¨®n a agricultura. Ahora aquel simplismo resulta insuficiente.
En el trienio 1970-1973, la comarca del Tarragon¨¦s fue la que tuvo un mayor porcentaje de inversiones industriales por habitante. En dicho concepto recibi¨® 21,7 millones por habitante (seguida de la comarca del Bajo Llobregat, con menos de un tercio de dicho porcentaje). En Tarragona y su entorno naci¨®, en torno a su refiner¨ªa, un gigantesco conglomerado industrial. Se trata de industrias petroqu¨ªmicas cuya producci¨®n est¨¢ encadenada, en el sentido que los subproductos que desecha una se convierten en la materia prima de la siguiente. Sus necesidades de agua son ingentes.
Para el pr¨®ximo d¨ªa 27 est¨¢ prevista la llegada al puerto de Tarragona de un buque con un cargamento ins¨®lito: agua. Proceder¨¢ de Algeciras. Mientras, y hasta que se apruebe el proyecto presentado por el Gobierno a las Cortes, los campesinos del cercano delta del Ebro continuar¨¢n bombeando al mar agua dulce que poseen en demas¨ªa, ya que impide materializar su deseo de abandonar su poco rentable cultivo de arroz para pasar a productos hort¨ªcolas m¨¢s rentables.
Sobre el proyecto de ley de actuaciones en materia de aguas, cuya aprobaci¨®n desean los regantes del delta del Ebro y las industrias, el Municipio de Tarragona afirma: ?El d¨¦ficit actual (de agua en Tarragona) es de unos cincuenta millones de metros c¨²bicos anuales, que se ha ido cubriendo parcialmente sobreexplotando las agua subterr¨¢neas en m¨¢s de veinte millones de metros c¨²bicos anuales sobre los recursos renovables?.
Sucede, en efecto, que por lo grifos de los habitantes de Tarragona sale a veces un l¨ªquido marr¨®n oscuro, oleoso, con olor a petr¨®leo, que no sirve ni tan siquiera para lavarse. Se ha llegado a grados de salinizaci¨®n de 2.500 partes de cloruro s¨®dico por mill¨®n. El gran negocio local es la venta de agua en bolsas. El gran negocio de algunos campesinos es la venta de agua a un precio que oscila entre las doscientas y las trescientas pesetas el metro c¨²bico. En la vecina localidad de Reus la situaci¨®n es a¨²n peor. All¨ª hay restricciones y est¨¢ limitado consumo de agua a unas escasas horas al d¨ªa.
Nada indica que la aprobaci¨®n del proyecto de ley destinado a solucionar tan grave tema vaya a ser de dif¨ªcil aprobaci¨®n. No hay oposici¨®n fuerte por parte aragonesa, por cuanto que no afecta a las aguas del r¨ªo Ebro, sino ¨²nicamente al aprovechamiento de las aguas de concesi¨®n utilizadas -y hasta ahora parcialmente perdidas- por las comunidades de regantes. Lo ¨²nico que suceder¨¢ con la futura ley es que, al eliminarse un p¨¦rdidas, las aguas recuperada podr¨¢n ser utilizadas en Tarragona.
Este diario, en su edici¨®n del pasado domingo, ya inform¨® sobre los posibles intereses persona del presidente de la Generalidad con relaci¨®n a dicho tema. A ello a?ade la falta de iniciativas la parte de los partidos pol¨ªticos cuyas bases barcelonesas ven el tema desde una ¨®ptica muy diferente de la propia de los militantes de aquella zona o de otra necesitada de agua.
La postura de los partidos pol¨ªticos y de la Generalidad carece de la entidad t¨¦cnica que est¨¢ presente en el proyecto de ley. Los primeros han conseguido un cierto clima de expectaci¨®n, a trav¨¦s de manifestar que la venta de agua de los canales deb¨ªa beneficiar no s¨®lo a los regantes, sino tambi¨¦n a toda la poblaci¨®n, de forma directa. Marginalmente, en la zona agr¨ªcola contigua a Tarragona apareci¨® una comisi¨®n de defensa de las aguas del campo de Tarragona que denuncia el tipo de crecimiento industrial que conlleva la industria petroqu¨ªmica. Seg¨²n la comisi¨®n crea pocos puestos de trabajo (por su alta tecnificaci¨®n es contaminante, elimina buenas tierras cultivo y crea unos problemas hidrol¨®gicos que nunca hubiese existido con s¨®lo el consumo mano).
Desde el punto de vista de intereses industriales barceloneses a los que es muy sensible Jordi Pujol, el establecer un sistema equilibrado de prestaciones en intereses industriales y agr¨ªcolas de la zona misma de Tarragona alega la posibilidad de un deseado -pero por ahora ut¨®pico- trasvase de aguas del Ebro a Barcelona. A ello se suman los intereses del Banca Industrial de Catalu?a -del grupo de Banca Catalana- ya detalladamente rese?ados por este diario el pasado domingo.
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