"Retratos de la vida", rescate de im¨¢genes manchegas
Hay fotos de procesiones, de guerra (1936-1939), de se?oritas de mala vida (como se las llamaba cuando llamarlas as¨ª resultaba tan cursi como educado), seminaristas con estampitas, se?oras en plan se?oras de buen ver, alg¨²n toreador de ¨¦poca, y cientos de im¨¢genes m¨¢s de un tiempo perdido y aqu¨ª recobrado.
El periodista recopilador, Publio L¨®pez Mond¨¦jar, dice sobre la historia de este asunto: ?Un mont¨®n de a?os buscando por los cajones, desvanes, c¨®modas de mi tierra; cientos, miles de fotograf¨ªas, hasta descubrir hace cuatro a?os a los autores de algunas de ellas, y luego una labor casi polic¨ªaca hasta encontrar las cerca de 4.000 placas de cristal originales de uno de ellos, Luis Escobar, de Albacete. Desde entonces, lo m¨¢s gordo, positivar las placas e investigar en los virados, para l¨® cual me ha servido lo que aprend¨ª en Londres, donde este tipo de trabajo tiene larga tradici¨®n?.Se trata del libro Retratos de la vida, subvencionado por el Instituto de Estudios Albacetenses, que incluye fotograf¨ªas del citado Escobar, Benito Pons, conquense, y otros, seleccionadas por Publio L¨®pez Mond¨¦jar con pr¨®logo de Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo. Se trata de la exposici¨®n que, hasta el 7 de junio, se presenta de estas fotos en la galer¨ªa Redor, de Madrid.
?Es un rescate de im¨¢genes de mi tierra manchega?, dice L¨®pez Mond¨¦jar, que es de Casasimarro (Cuenca), ?y casi todas corresponden a Cuenca y Albacete, pero son de La Mancha, en general?.
El tiempo rescatado en estas im¨¢genes corresponde al per¨ªodo entre 1875 y 1939. Y dice el autor de la obra: ?Un libro as¨ª era casi impensable en nuestro pa¨ªs, donde no hay ninguno publicado o, al menos, publicado con una m¨ªnima dignidad?. El libro incluye 92 fotograf¨ªas, y el criterio de selecci¨®n respondi¨®, ?por supuesto, a la calidad y al inter¨¦s sociol¨®gico?.
Sobre este libro ha escrito el prologuista, Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo: ?...Lo que pasa es que se conf¨ªa en que tambi¨¦n los monumentos se olvidan, en que tambi¨¦n las fotograf¨ªas se las lleva a rastras, como las hojas del oto?o, este viento arrebatado que se llev¨® a los que posaban para ellas, que se ha llevado a los seres queridos que cubr¨ªamos de nombres y de losas. Y as¨ª, lector, no por lo que estas fotograf¨ªas te digan de un tiempo pasado, sino por lo que ellas viven y palpitan en este tumulto de lo que est¨¢ pasando, te las presento y las abandonamos a los parpadeos de tus ojos, que ojal¨¢ no se coma jam¨¢s la tierra...?
No se comer¨¢ jam¨¢s la tierra el sill¨®n de mimbre, el blus¨®n manchego, la cal de las paredes y la teja rojiza, ni el ¨¢rbol de la plaza, ni el comercio de tejidos de Braulio Rold¨¢n, ni el gesto derecho de los rostros curtidos de sol en los llanos, ni la huella blanquecina de la piel en la frente que no se lleg¨® a tostar protegida por la boina, ni aquel primer autob¨²s que alent¨® ilusiones de viajes y de comunicaci¨®n m¨¢s all¨¢ de las propias tierras.
?Hemos rescatado estas im¨¢genes?, dice Publio L¨®pez, ?pero quedan much¨ªsimas m¨¢s?. Y precisa: ?S¨¦ que hay personas que tienen fotos interesant¨ªsimas, pero lo importante ser¨ªa agruparlas. En Estados Unidos y en Inglaterra se conservan en libros y museos fotos de la guerra de secesi¨®n, de cr¨ªmenes, de putas victorianas, del imperio en la India, etc¨¦tera?.
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