La invasi¨®n del valle de Ar¨¢n por los "maquis" pudo estar manipulada por el espionaje alem¨¢n
La milicia falangista estaba considerada en este momento como una fuerza de reserva que pod¨ªa ser llamada, en una situaci¨®nmo una fuerza de reserva que pod¨ªa ser llamada, en una situaci¨®n de emergencia, a reforzar la polic¨ªa regular en caso de des¨®rdenes, huelgas, etc¨¦tera. Una especie de somat¨¦n de reserva. A esto hay que a?adir otra serie de medidas, como la formaci¨®n, en agosto de 1944, de un cuerpo de ¨¦lite, la Guardia de Franco, con miembros de la Vieja Guardia y de la Divisi¨®n Azul; la venta a bajo precio y distribuci¨®n de armas cortas, de una forma no oficial e indiscriminada, a diversos sectores falangistas, o la formaci¨®n de listas negras.Es interesante a este respecto constatar las directrices de una orden emanada de la secretar¨ªa general del partido, el 21 de septiembre de 1944, a todos los jefes de distrito de Madrid. Eran las siguientes: lista de rojos que han estado activos en el pasado o durante la guerra civil, con todos los posibles detalles referentes a sus actividades y su situaci¨®n presente (libertad, libertad provisional, libertad restringida, prisi¨®n); indeseables, es decir, aquellos que, estando sin una afiliaci¨®n definida, podr¨ªan sacar partido de cualquier agitaci¨®n o desorden para sus propios prop¨®sitos; extranjeros que han residido en Espa?a desde la guerra civil; simpatizantes rojos, es decir, aquellos que no han tomado parte en actividades rojas, pero, sin embargo, simpatizan con ellos y hacen todo lo posible para hundir el Movimiento, propagando rumores y falsas historias.
Estas directrices fueron pasadas a los ?jefes de casa? que la Falange hab¨ªa establecido en cada edificio de viviendas y cuya funci¨®n consist¨ªa en espiar e informar de la actividad?de todos los residentes, forzando a los porteros a cooperar, informando de las visitas bajo pena de expulsi¨®n del puesto de trabajo o represalias.
Detenciones y ejecuciones
Simult¨¢neamente se incrementaron, en la segunda mitad de 1944, las detenciones pol¨ªticas y las ejecuciones de prisioneros. Unos, detenidos por actos clandestinos considerados hostiles al r¨¦gimen, y otros, que todav¨ªa esperaban el cumplimiento de la sentencia desde el final de la guerra civil. El Gobierno brit¨¢nico tuvo incluso que intervenir ante la Secretar¨ªa de Estado del Vaticano presentando un informe detallado del n¨²mero de ejecuciones, condenas a muerte y detenciones de un r¨¦gimen que se presentaba como palad¨ªn de la cristiandad, que no pudieron menos de causar estupor y fueron en viados al nuncio Cicognani para informaci¨®n y encuesta.
Estas medidas trataban de poner freno al impacto de las victorias aliadas sobre la opini¨®n p¨²blica, cuando numerosos falangistas hab¨ªan empezado a ocultar sus uniformes y la oposici¨®n al r¨¦gimen empezaba a inquietarse.
Sin embargo, la presi¨®n aliada y la influencia del Ministerio de Asuntos Exteriores pesaron. El general Franco, en unas declaraciones al representante de la United Press, en el mes de noviembre, que fueron acogidas con enorme reticencia por los extremistas de la Falange, aunque pon¨ªa de manifiesto su escaso inter¨¦s por un cambio profundo en la situaci¨®n pol¨ªtica, describ¨ªa los pasos dados en la construcci¨®n de una democracia org¨¢nica, primero, con la constituci¨®n de las Cortes luego, con unas t¨ªpicas elecciones sindicales y la promesa de una nueva ley de Administraci¨®n Local que regulase, las elecciones municipales. Poco despu¨¦s apareci¨® en el Bolet¨ªn Oficial del Estado una leyorg¨¢nica por la que se resucitaba el Consejo de Estado, y al final de a?o llegaron noticias a la Embajada brit¨¢nica de que el general Franco ?segu¨ªa con templando? la supresi¨®n del puesto de ministro secretario general del partido, junto con el paso de la secci¨®n de prensa y propaganda al Ministerio de Gobernaci¨®n y la incorporaci¨®n de la milicia falangista al Ej¨¦rcito. (4).
La Junta Suprema de Uni¨®n Nacional
Hay que a?adir a todo este entramado un hecho de suma ¨ªmportancia: la invasi¨®n de los maquis en el valle de Ar¨¢n, en el mes de octubre de 1944. Esta operaci¨®n ha-sido mas o menos encomiada y puesta en el activo de la Uni¨®n Nacional Espa?ola. La tesis tradicional asegura que la delegaci¨®n del comit¨¦ central del PCE dentro de Espa?a envi¨® una directiva a la delegaci¨®n en Francia en el momento de la liberaci¨®n para crear un frente militar en el lado espa?ol de los Pirineos, y que esta delegaci¨®n y el mando de las fuerzas guerrilleras organizaron la ocupaci¨®n del valle de Ar¨¢n simult¨¢neamente con otras operaciones secundarias siendo un completo fracaso. Este acontecimiento, que en la primera semana no recibi¨® ninguna cobertura informativa, s¨ª la recibi¨®, a pesar de lo que se ha afirmado, a partir del 11 de octubre por la Prensa y la radio espa?olas (d¨ªas 11, 17, 19, 22, 24, 25 y 26 de octubre).
George Hilis ha-llegado a asegurar que en la historia moderna no existe ninguna otra ocasi¨®n en la que 1.500 guerrilleros bien armados hayan sido tan f¨¢cilmente derrotados. Posiblemente existan causas mucho m¨¢s profundas que se pueden esbozar en este art¨ªculo y que en su d¨ªa se podr¨¢n explicar m¨¢s detalladamente. Es muy posible que en esta acci¨®n guerrillera no se pueda descartar la mano de Alemania. Dejando de lado las manipulaciones de la Gestapo y el Intelligence Service en el sur de Francia, han sido desclasificados recientemente varios informes, tanto brit¨¢nicos como norteamericanos, que llaman poderosamente la atenci¨®n.
El m¨¢s significativo y m¨¢s resal en su d¨ªa por el Foreign Office, al ser mandado imprimir, pertenece al c¨®nsul brit¨¢nico en Barcelona, Harold Farquhar. Este consulado, uno de los centros fundamentales del espionaje brit¨¢nico en Espa?a, con amplias ramificaciones en el sur de Francia, envi¨® una misi¨®n. informativa compuesta por los vicec¨®nsules Mr. Dorchy y Mr. Amoore a Toulouse, otro centro importante de la inteligencia brit¨¢nica durante los a?os cuarenta.
A su vuelta prepararon un amplio,informe top secrett del que Harold Farquhar resaltaba, entre otros aspectos, los siguientes: ?La UNE pod¨ªa muy bien compararse con la EAM de Grecia. Se especula mucho sobre la procedencia de los fondos que les sirven de base. En ausencia de una prueba definitiva en contrario, puede muy bien tratarse de los alemanes, que est¨¢n interesados en fomentar la anarqu¨ªa y el desorden en todo Jos pa¨ªses liberados por los aliados. Existe una notable. evidencia en el sentido de que muchos de estos extremistas republicanos trabajaron para la Gestapo durante los a?os de la ocupaci¨®n alemana de Francia?. De la misma opini¨®n era la informaci¨®n llegada al Departamento de Estado con fecha de 27 de septiembre, desde Figueras, antes de iniciarse la operaci¨®n.
Existen asimismo informes hoy d¨ªa accesibles de los servicios de espionaje (aliados, en especial de la inteligencia militar brit¨¢nica, desde los primeros meses de 1943), sobre preparativos alerrranes de todo tipo para el caso de una posible derrota, pero esto nos llevar¨ªa demasiado lejos. Digamos ¨²nicamente que estos elementos exaltados contribuyeron a cohesionar al Ej¨¦rcito en torno a Franco en un momento delicado de posible transici¨®n. (5).
La posibilidad de golpe de Estado
La situaci¨®n del Ej¨¦rcito antes de esta lamentabil¨ªsima operaci¨®n del valle de Ar¨¢n era apreciada de la siguiente forma por los servicios de informaci¨®n aliados:
El apoyo de los generales m¨¢s antiguos era esencial para el ¨¦xito de cualquier levantamiento. La mayor¨ªa de los generales en¨¦rgicos y de car¨¢cter hab¨ªan sido colocados en lugares menos relevantes, caso de Kindel¨¢n, o, incluso sometidos a estricta vigilancia, caso de Aranda. Ninguna acci¨®n era posible por parte de generales m¨¢s pusil¨¢nimes sin el apoyo de aquellos generales.
Entre los mandos inferiores al cargo de coronel exist¨ªa una gran diferencia de opini¨®n. La mayor¨ªa probablemente era leal a Franco, a quien deb¨ªan su posici¨®n y muchos privilegios, pero exist¨ªa un amplio sector de descontentos. Estos ¨²ltimos estaban constituidos principalmente por militares de carrera que estaban muy molestos por la pol¨ªtica de nombramientos que se hab¨ªa llevado a cabo, dando preferencia a individuos en funci¨®n de los especiales servicios prestados al partido o durante la guerra civil. Todos aquellos que hab¨ªan sido pasados a la reserva o que hab¨ªan sido sobrepasados en las promociones hab¨ªa que contar entre los descontestos.
En aquel momento, se opinaba que estos elementos descontentos estaban a medio camino entre los extremos, constituidos por los oficiales pro Franco y los oficiales ex regulares retirados del Ej¨¦rcito por actividades republicanas antes o durante la guerra civil. Exist¨ªan indicios de que tales elementos, en caso de un inicio de disturbios, podr¨ªan ver la oportunidad de unir sus fuerzas con los oficiales republicanos retirados en una revuelta contra el r¨¦gimen.
La tropa, en su mayor¨ªa, simpatizaba con la izquierda
Las escalas inferiores se encontraban en una situaci¨®n lamentable y la tropa, en su mayor¨ªa, simpatizar¨ªa con la izquierda, si bien el sentimiento variaba de acuerdo a los diferentes. regimientos. Algunos disparar¨ªan contra el pueblo si se les ordenase hacerlo, y otros no. En los casos en que los oficiales estuviesen a favor de la oposici¨®n, sus hombres probablemente les seguir¨ªan.
En conclusi¨®n, se afirmaba lo siguiente: ?Aunque existe un amplio n¨²cleo de personas insatisfechas dentro del Ej¨¦rcito e incluso la polic¨ªa, todo depende del liderazgo de uno o m¨¢s generales en¨¦rgicos. Si tuviese ¨¦xito una revuelta preliminar, se le podr¨ªa unir inmediatamente un bloque compacto con suficiente fortaleza para asegurar un ¨¦x¨ªto final. La ventaja de Franco consiste en que es muy dif¨ªcil para cualquier general montar la organizaci¨®n necesaria para llevar a efecto un ataque al r¨¦gimen sin recibir antes detalles de los preparativos. Por esta raz¨®n, una victoria democr¨¢tica en Europa es tan ansi¨®samente esperada por la oposici¨®n y se piensa que reforzar¨¢ la determinaci¨®n de los generales vacilantes y debilitar¨¢ la posici¨®n de Franco y la Falange? (6).
Pero el general Franco, que recibi¨® a su vez diversos informes con indicaciones acerca de la dudosa lealtad del Ej¨¦rcito, procedi¨® a ordenar un endurecimiento de las medidas de control de los mandos y la tropa, a la vez que ordenaba una distribuci¨®n en diversas unidades de oficiales de las milicias falangistas del SEU, perfectamente seleccionados por sus ideas pol¨ªticas, su fanatismo al servicio de la Falange y los sentimientos de sus familiares. Asimismo, manteniendo concentrado el Ej¨¦rcito en las provincias del norte de Espa?a por elpeligro revolucionario, se evitaba el peligro de dispersi¨®n, que fue tan negat¨ªvo para la II Rep¨²blica.
El refuerzo que supuso la ¨ªnvasi¨®n del valle de Ar¨¢n para la unidad del Ej¨¦rcito, as¨ª como estas m¨¦didas, tuvieron su efecto. El agregado militar brit¨¢nico inforniaba, a finales de enero de 1945, que ?los generales est¨¢n todav¨ªa en el stadio de maniobrar para alcanzar posiciones. Ning¨²n grupo, sin embargo, tiene las suficientes como para quele permitan llevar a cabo un golpe de Estado por s¨ª solos?. El general Kindel¨¢n se encontraba totalmente desilusionado y pensando que los d¨ªas propicios para llevar a cabo una acci¨®n ya hab¨ªan pasado.
4. F. O. 371, 39688/C17111;N. A. OSS/L50235; F. O. 371, 39678/C15615/C16067.
5. F. O. 371, 39735/C15431; 49553/Z161; N. A. OSS/112771.
6. N. A. OSS/L50388.
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