Un funcionario de Herrera de la Mancha denuncia represalias por su declaraci¨®n ante el juez en la querella por malos tratos
Jos¨¦ Antonio Alvarez Tutor, funcionario de prisiones en servicio en el centro de m¨¢xima seguridad de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), denunci¨® el pasado mi¨¦rcoles en una conferencia de Prensa, celebrada en Madrid, las represalias de que est¨¢ siendo objeto (insultos y amenazas verbales, as¨ª como traslado al peor puesto de trabajo y al peor horario), a ra¨ªz de su declaraci¨®n por iniciativa del juez de Manzanares en las diligencias que dicho juez instruye en relaci¨®n con la querella formulada por presuntos malos tratos a reclusos.
?S¨¦ que al hacer estas declaraciones delante de la Prensa?, manifest¨® el se?or Alvarez Tutor, ?con la que no hab¨ªa entrado en contacto hasta ahora, supone todo un riesgo, sobre todo si se piensa que ma?ana tengo que seguir trabajando en la prisi¨®n. Pero estoy dispuesto a que me expedienten o a que me expulsen, porque las presiones a que estoy sometido despu¨¦s de mis declaraciones ante el juez no las aguanto m¨¢s. Estoy harto de que me insulten y amenacen determinados funcionarios?.Acompa?ando a dicho funcionario estuvieron presentes en la conferencia de Prensa algunos miembros de la comisi¨®n gestora del Sindicato de Prisiones, quienes expusieron algunos datos sobre la actual situaci¨®n de los centros penitenciarios espa?oles. El se?or Alvarez Tutor agradeci¨® la solidaridad que le hab¨ªa mostrado dicha comisi¨®n gestora, al mismo tiempo que puso de manifiesto que la Asociaci¨®n Profesional de Prisiones ?no me ha ofrecido protecci¨®n alguna?.
El funcionario se?or Alvarez Tutor declar¨® que el juez de Manzanares le cit¨® de oficio, como a otros funcionarios, para que declarase en las diligencias abiertas por la querella sobre presuntos malos tratos a reclusos formulada por un grupo de abogados. ?Yo declar¨¦?, manifest¨®, ?lo que hab¨ªa visto en la ¨²nica conducci¨®n de presos en la que estuve presente poco despu¨¦s de incorporarme, el. d¨ªa 26 de junio de 1979, a la prisi¨®n de Herrera de la Mancha. Era una conducci¨®n procedente de Oca?a y aquello parec¨ªa una pel¨ªcula de pistoleros. Los funcionarios iban con guantes y el director de la prisi¨®n les recomend¨® con una sonrisa: "No os pas¨¦is"?.
?Cuando los presos sal¨ªan del furg¨®n ten¨ªan que atravesar un patio hasta el m¨®dulo 1, donde deb¨ªan ser cacheados. La distancia era de unos 150 metros. Los funcionarios, que formaban una hilera, pegaban con pu?os y porras a los presos, que llegaban como pod¨ªan, algunos a rastras, a la antesala del m¨®dulo uno. Aqu¨ª les golpeaban con porras y les daban patadas. Esto se lo dije al juez, cuando me llam¨® a declarar, porque era lo que hab¨ªan visto mis ojos y yo no pod¨ªa mentir. Adem¨¢s, yo nunca he entrado en contacto con los abogados que presentaron la querella por presuntos malos tratos ni con periodistas. Posteriormente, en enero de este a?o, fui llamado de nuevo por el juez para un careo con un jefe de servicio?.
? El mismo d¨ªa que se celebr¨® el careo?, continu¨® eI se?or Alvarrez Tutor, ?se me comunic¨® un cambio de horario muy perjudicial para m¨ª y se me puso en otro puesto de trabajo, concretamente en una cabina. A partir de ese momento, la agresividad contra m¨ª fue muy grande; empec¨¦ a recibir amenazas verbales e insultos, por lo que present¨¦ una denuncia en el juzgado de Manzanares. El efecto fue que esas amenazas verbales ya no se hac¨ªan tan a las claras?.
?En abril pasado vine a hablar con el director general de prisiones, Enrique Galav¨ªs, y con el inspector general, Emilio Tavera, a quienes dije que mi situaci¨®n era injusta, que yo no hab¨ªa hecho nada ilegal ni antirreglamentario. Se me dijo que mi caso se resolver¨ªa en diez d¨ªas. Si me decid¨ª a visitarles fue porque me enter¨¦ que dos compa?eros ya les hab¨ªan hecho alguna referencia sobre mi caso?.
En la misma conferencia de Prensa, los miembros de la comisi¨®n gestora del Sindicato de Prisiones declararon que en los ¨²ltimos meses se ha producido un endurecimiento con la poblaci¨®n reclusa y con los funcionarios partidarios de la reforma penitenciaria. ?Las c¨¢rceles?, dijeron, ?est¨¢n destruidas. La mayor¨ªa de los reclusos duermen en colchonetas y en celdas individuales que actualmente est¨¢n ocupadas por cuatro o cinco reclusos. Antes, los reclusos hac¨ªan reclamaciones, pero ahora no, por temor a ser trasladados a Herrera de la Mancha. A esta prisi¨®n no han llevado a los reclusos peligrosos o mafiosos, sino a aquellos que eran conocidos por su actitud reivindicativa. El 80% de los centros penitenciarios espa?oles deber¨ªan estar clausurados a causa de sus insuficiencias, y si Amnist¨ªa Internacional o la Cruz Roja hiciesen un informe medianamente objetivo, las prisiones espa?olas ser¨ªan clausuradas. Las prisiones est¨¢n dirigidas y dominadas por una mafia de reclusos, que son los que realmente tienen movimiento y cargos como ordenanzas de directores o de jefes de servicio. Estas mafias tienen verdaderos privilegios, porque tienen la confianza de directores?.
EL PAIS intent¨® ayer ponerse en comunicaci¨®n con el director general de Prisiones, Enrique Galav¨ªs, y con el juez de Manzanares, Eduardo Hijas, para contrastar esta informaci¨®n, pero no pudo localizarlos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.