Espa?a, a punto de perder sus propiedades y derechos en Tierra Santa
Espa?a se encuentra a punto de perder la custodia de Tierra Santa -que ejerce junto con Francia e Italia- y, por consiguiente, su derecho a la protecci¨®n de los lugares santos y, sobre todo, todas sus propiedades art¨ªsticas e inmobiliarias, no s¨®lo en Israel y Cisjordania, sino tambi¨¦n en Siria, Chipre y Turqu¨ªa, seg¨²n ha sabido EL PAIS de fuentes competentes.Un acuerdo negociado con el Vaticano, a Finales de 1975, por el anterior ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, al tiempo que iniciaba contactos con el Estado hebreo con vistas al establecimiento d e relaciones diplom¨¢ticas, y firmado a principios de 1976, prev¨¦, en efecto, la renuncia de Espa?a y de las otras dos potencias a todo ?privilegio? en Tierra Santa, a cambio de compensaciones m¨¢s bien simb¨®licas, como, por ejemplo, la colocaci¨®n de las armas espa?olas en el Santo Sepulcro.
Para la entrada en vigor del acuerdo son necesarios dos requisitos: un canje de notas entre Madrid y la Santa Sede -ha tenido lugar el pasado mes de abril- y su publicaci¨®n en el Bolel¨ªn Oficial del Estado espa?ol, en cuya imprenta se encuentra actualmente el texto del convenio.
De los tres pa¨ªses firmantes de acuerdo, Espa?a es, sin duda, el m¨¢s perjudicado, tanto por la importancia de sus propiedades como por poseer en el marco de la custodia la figura m¨¢s prestigiosa, la del procurador, que desde hace siete siglos es un religioso franciscano de nacionalidad espa?ola.
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El convenio firmado con la Santa Sede contradice la pol¨ªtica exterior propalestina de Espa?a
Viene de primera p¨¢ginaAunque el procurador, actualmente el padre Basilio, residente en el convento de Yafa (Israel), se sit¨²e s¨®lo en tercer lugar en el orden jer¨¢rquico del gobierno de la custodia, su funci¨®n de distribuci¨®n de fondos, tanto para la protecci¨®n de los lugares santos como para la ayuda econ¨®mica de la poblaci¨®n ¨¢rabe, especialmente la cat¨®lica, le han convertido en la autoridad cat¨®lica con m¨¢s poder en Tierra Santa.
Las importantes cantidades de dinero que maneja, administradas seg¨²n su conciencia, pero con asesoramiento del c¨®nsul general de Espa?a en Jerusal¨¦n, en representaci¨®n del Estado espa?ol, son destinadas no s¨®lo a la fundaci¨®n de parroquias, al mantenimiento y restauraci¨®n de los lugares santos (las obras recientemente emprendidas en el Santo Sepulcro costar¨¢n a la Iglesia cat¨®lica 210 millones de pesetas), sino tambi¨¦n a la difusi¨®n de la cultura espa?ola y la financiaci¨®n de colegios, centros m¨¦dicos y orfelinatos para la poblaci¨®n ¨¢rabe desatendida por el Estado israel¨ª.
El patrimonio hist¨®rico espa?ol tiene su origen en 1342, cuando el papa Clemente VI, mediante el Breve gratias agimus, lo decreta ius patronatus de Espa?a en Tierra Santa, posteriormente confirmado por los papas Inocencio XI, Benedicto XIV y P¨ªo X.
Pero a lo largo de siete siglos este patrimonio ha ido ampli¨¢ndose hasta alcanzar un incalculable valor art¨ªstico-inmobiliario gracias a contribuciones fiscales, como las mandas hereditarias impuestas por Felipe IV, ayuda econ¨®mica directa del Estado espa?ol o de la Corona y colectas efectuadas en Espa?a y Latinoam¨¦rica por lo menos una vez al a?o, el Viernes Santo. ?En definitiva?, afirma un religioso espa?ol, ?las propiedades espa?olas son el producto de un esfuerzo econ¨®mico secular del pueblo de Espa?a?.
De los dos otros pa¨ªses firmantes del convenio, Francia, aunque su presencia f¨ªsica y material en Israel y Cisjordania sea menor que la de Espa?a, resulta tambi¨¦n perjudicada. Arrepentida de su decisi¨®n de hace cuatro anos, y con vistas a conseguir la no aplicaci¨®n del convenio, ha iniciado contactos a nivel consular con Espa?a para actuar conjuntamente. Par¨ªs piensa proponer una mayor internacionalizaci¨®n de la custodia de Tierra Santa permitiendo la entrada en su gobierno de representantes de otros pa¨ªses cat¨®licos, como B¨¦lgica y Polonia.
Italia, favorecida
S¨®lo Italia saldr¨ªa abiertamente favorecida por la entrada en vigor del convenio en la medida en que el Vaticano proyecta sustituir a los actuales franciscanos por una orden ?moderna y discreta? -el Opus Dei se ha declarado interesado-, cuyo papel ser¨ªa meramente apost¨®lico y que estar¨ªa mayoritariamente integrada por religiosos italianos. ?En realidad, Italia tendr¨ªa el usufructo de las propiedades espa?olas o francesas cedidas a la Santa Sede?, observa un diplom¨¢tico.
En cuanto a la parte monumental de los Santos Lugares, su conservaci¨®n ser¨ªa dejada en manos del Estado hebreo, al no estar el Vaticano en condiciones de sufragar los gastos de mantenimiento, afirman fuentes fidedignas que aseguran conocer las intenciones de la Santa Sede. Esta informaci¨®n ha sido, sin embargo, puesta en tela de juicio por otras fuentes eclesi¨¢sticas que creen que las malas relaciones existentes entre Israel y el Vaticano no permitir¨¢n este traspaso. La pol¨ªtica vaticana acabar¨ªa, en todo caso, provocando el ¨¦xodo de Tierra Santa de todos los franciscanos espa?oles actualmente instalados en la regi¨®n y suprimiendo todo rasgo de influencia espa?ola.
El ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, y sus principales colaboradores han demostrado hasta ahora una gran indiferencia ante esta herencia de su predecesor, que consideran, pone fin a un r¨¦gimen de privilegios concordatorios anacr¨®nicos de Espa?a en Tierra Santa. S¨®lo, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, Carlos Robles Piquer, secretario de Estado para Asuntos Exteriores, ha demostrado cierta desaprobaci¨®n ante un convenio que pone en tela de juicio algunos derechos hist¨®ricos del pueblo espa?ol en la zona.
Independientemente de que un acuerdo firmado en 1976, pero que entrar¨¢ en vigor en 1980 -es decir, dos a?os despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n espa?ola- tendr¨ªa que haber sido examinado por las Cortes democr¨¢ticas, algunos observadores ponen de relieve que el mencionado convenio contradice la pol¨ªtica exterior propalestina de Espa?a.
Adem¨¢s de prestar ¨²n cierto n¨²mero de servicios religiosos y materiales a los ¨¢rabes -incluso a los de confesi¨®n musulmana-, la presencia espa?ola, junto con la de las otras dos potencias, constituye un dique al expansionismo israel¨ª, que se esfuerza por convertir a Tierra Santa y, especialmente a Jerusal¨¦n, en un museo de las religiones cristiana y musulmana, pero no del juda¨ªsmo. De cara a los intentos de judaizaci¨®n, las tres potencias de la custodia estar¨¢n siem. pre en condiciones de ofrecer mayor resistencia que la Santa Sede.
Para poder afirmar con m¨¢s cr¨¦dito que Jerusal¨¦n es la capital del Estado hebreo, las autoridades israel¨ªes no han hecho nada por retener en.la ciudad santa a grupos sociol¨®gicos no asimilables, empezando por los 15.000 habitantes cristianos, de los cuales 11.000 son ¨¢rabes que a¨²n permanecen en ella y cuya presencia respalda la custodia. Sin embargo, la poblaci¨®n ¨¢rabe de Jerusal¨¦n oriental ha disminuido en trece a?os de 120.000 a 100.000 habitantes.
M¨¢s concretamente, el convenio firmado con el Vaticano contradice la postura de Espa?a sobre Jerusal¨¦n, ciudad cuya internacionalizaci¨®n es preconizada por la diplomacia espa?ola. Jerusal¨¦n perder¨ªa parte de su car¨¢cter cosmopolita si se paralizase, con la aplicaci¨®n del acuerdo, la existencia de instituciones espa?olas que realizan una labor de atracci¨®n de peregrinos.
Tanto algunos responsables palestinos como los padres superiores espa?oles instalados en Israel o Cisjordania. se han dirigido respectivamente al C¨®nsul espa?ol en Jerusal¨¦n, al ministro Marcelino Oreja y al rey Juan Carlos para expresarles su preocupaci¨®n por la retirada de Espa?a de Tierra Santa, retirada que un diplom¨¢tico espa?ol no dud¨® en comparar con ?una reedici¨®n del abandono de los saharauis, pero esta vez en Tierra Santa?.
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