Occidente debe resistir, unido, la amenaza totalitaria
El mundo est¨¢ pasando por momentos muy dif¨ªciles, y tendr¨¢ que enfrentarse a terribles cataclismos, si Occidente y los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, que intentan encontrar un lugar en la comunidad mundial, no muestran la necesaria firmeza, unidad y consistencia en su resistencia a la amenaza totalitaria. Y esto ata?e a los Gobiernos, a los intelectuales, a los empresarios y a todos los ciudadanos. Es importante que se comprenda plenamente el peligro com¨²n; una vez logrado esto, todo lo dem¨¢s se dar¨¢ por a?adidura. En este sentido, tengo fe en el hombre de Occidente. Tengo fe en su mente, pr¨¢ctica y eficaz, al tiempo que persigue grandes ideales. Tengo fe en sus rectas intenciones y en su decisi¨®nLos ¨²ltimos meses han transcurrido bajo la sombra de los acontecimientos de Afganist¨¢n y Teher¨¢n. La reacci¨®n europea, al menos la reacci¨®n inicial, no ha sido tan consistente y unida como deber¨ªa haber sido, en mi opini¨®n. Se pudo leer en la Prensa afirmaciones de este tipo: ?Que Carter se preocupe; es ¨¦l quien tiene elecciones. Es, por ¨²ltimo, una cuesti¨®n exclusivamente norteamericana; nosotros tenemos nuestros problemas?.
No puedo afirmar si se trata de opiniones muy extendidas. Pero creo que son muy nocivas. Recientemente, el escritor de la Rep¨²blica Federal de Alemania. G¨¹nter Grass. y tres otros escritores hicieron unas declaraciones en este sentido. A la Prensa sovi¨¦tica le encanta citar tales declaraciones, absolviendo a sus autores de todos sus ?pecados? anteriores. El antiamericanismo de ciertos representantes de la intelectualidad de Europa occidental, con su despliegue de una sensibilidad exagerada, resultar¨ªa simplemente divertido si no fuera tan perjudicial.
Europa debe luchar
Europa tiene efectivamente mucho de lo que sentirse orgullosa, pero es impropio que Europa adopte una actitud arrogante. La naturaleza tr¨¢gica de nuestra ¨¦poca no lo permite. Europa debe luchar hombro con hombro con la democracia trasatl¨¢ntica, creaci¨®n suya y su principal esperanza.
Una cierta falta de unidad, es, por supuesto, la cara contraria de la moneda del pluralismo democr¨¢tico, principal punto fuerte de Occidente. Pero esta falta de uni¨®n est¨¢ tambi¨¦n provocada por la sistem¨¢tica pol¨ªtica sovi¨¦tica de crear fisuras, pol¨ªtica a la que Occidente no ha sabido enfrentarse adecuadamente por descuido y ceguera. Sin embargo, me parece notar que en el curso de las actuales crisis se ha dado un cambio positivo en la postura de Occidente y de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. S¨®lo el futuro me dar¨¢ o me quitar¨¢ la raz¨®n.
Entre los acontecimientos importantes de los ¨²ltimos a?os est¨¢ la tendencia a una mayor, independencia. de varios partidos comunitarios europeos, a pesar de que los franceses han emprendido ahora una r¨¢pida retirada. Si estos partidos contin¨²an rechazando el dogmatisino y el apoyo incondicional a Mosc¨², (en asuntos como el caso de Afganist¨¢n, por ejemplo), y si aceptan ciertos principios pluralistas, las consecuencias pueden ser profundas. Ser¨ªa important¨ªsimo que los partidos comunistas europeos se unieran a todas las fuerzas democr¨¢ticas, en su apoyo a la lucha por los derechos humanos en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y en otros pa¨ªses comunistas.
Fragilidad energ¨¦tica
Una de las causas de la fr¨¢gil posici¨®n de Occidente es su dependencia petrol¨ªfera, una ?dependencia mortal?, en palabras de un dirigente norteamericano. La estrategia geopol¨ªtica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica tiene precisamente como objetivo este punto d¨¦bil. En estas circunstancias, Occidente no puede permitirse suprimir voluntariamente el desarrollo de la energ¨ªa nuclear, que le da cierta libertad para ?maniobrar? en el campo diplom¨¢tico y econ¨®mico. La preocupaci¨®n por los riesgos de seguridad y de degradaci¨®n del medio ambiente no deber¨ªan influir en la cuesti¨®n esencial, construir o no centrales nucleares, sino solamente en c¨®mo construirlas. El precio en t¨¦rminos de contaminaci¨®n del medio ambiente es mayor en el caso del carb¨®n y el petr¨®leo que con la energ¨ªa nuclear.
Naturalmente, deber¨ªan desarrollarse otras fuentes de energ¨ªa alternativas del petr¨®leo, incluyendo el carb¨®n, a pesar de sus deficiencias ecol¨®gicas. Hay que vigilar estrictamente el uso de la electricidad y la calefacci¨®n. Hay que tomar las medidas necesarias para fabricar coches peque?os, ofrecer buenos servicios de transporte p¨²blico, aislamiento de viviendas, sistemas de calefacci¨®n integrados y, especialmente, la introducci¨®n de procesos tecnol¨®gicos en la industria tendentes a reducir el consumo de electricidad. Los electores occidentales deben exigirle esto a sus Gobiernos, y no permitir que ning¨²n demagogo explote estos problemas para sus propios fines ego¨ªstas.
Problemas internos
La defensa de los derechos humanos se ha convertido en una ideolog¨ªa mundial, uniendo sobre una base humanitaria a gentes de todas las nacionalidades y de las m¨¢s diversas creencias. Les admiro grandemente a todos ellos, a Amnist¨ªa Internacional y su lucha por la liberaci¨®n de los prisioneros de conciencia, contra la tortura y la pena de muerte; a la Liga Internacional de los Derechos Humanos y a todos los activistas en favor de los derechos humanos, que en Europa del Este, China y otros pa¨ªses muestran su valent¨ªa frente a la brutal represi¨®n.
En la Uni¨®n Sovi¨¦tica, el movimiento en favor de los derechos humanos surgi¨® en su actual forma a finales de los a?os sesenta, con la publicaci¨®n de la Cr¨®nica de Acontecimientos Actuales, una revista clandestina an¨®nima, que informa sobre los casos de violaciones de los derechos humanos, limit¨¢ndose a describir los hechos sin comentarios de tipo subjetivo. A pesar de la gran represi¨®n, la revista contin¨²a public¨¢ndose, con un total hasta la fecha de 54 n¨²meros. M¨¢s recientemente han comenzado a aparecer llamamientos del Grupo de Helsinki, formado en la Uni¨®n Sovi¨¦tica para controlar el cumplimiento de las cl¨¢usulas sobre derechos humanos del acuerdo de Helsinki de 1975 sobre seguridad europea.
El movimiento pro derechos humanos no tiene ning¨²n objetivo pol¨ªtico, y sus miembros no persiguen poder pol¨ªtico alguno. Su ¨²nica arma es el libre acceso y propagaci¨®n de informaci¨®n. Es de vital importancia que el movimiento se limite a m¨¦todos no violentos. Tal postura es la l¨®gica en un pa¨ªs que ha utilizado todo tipo de violencia. Los llamamientos a nuevos levantamientos revolucionarios o a una intervenci¨®n extranjera ser¨ªan una locura y un grave delito en un mundo inestable, que est¨¢ tan s¨®lo a unos pasos del abismo nuclear.
Los miembros del movimiento defienden abiertamente los derechos humanos tan pronto como se conoce alguna violaci¨®n, e informan al pueblo. Se han impuesto tambi¨¦n la tarea de corregir el historial de una sociedad o de un individuo si ha habido falsificaci¨®n de la verdad por la propaganda oficial. Ayudan a las familias de las v¨ªctimas de la represi¨®n. Estoy totalmente convencido de que esto es lo que hace falta, un movimiento puramente moral, que plante en la mente de la gente la base para una transformaci¨®n democr¨¢tica y pluralista. Es algo crucial para el pa¨ªs y esencial para toda la humanidad en aras de la paz.
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