Tartufo y el Ministerio de Cultura
En estos d¨ªas hemos tenido dos momentos de incomodidad: hemos hecho la declaraci¨®n de la renta y hemos le¨ªdo la decisi¨®n del Ministerio de Cultura en materia de ayudas al teatro. Actos importantes y necesarios. Nosotros tenemos ficha en el Ministerio de Hacienda y tenemos ficha en el Ministerio de Cultura. Aunque parezca raro, somos m¨¢s sospechosos en el segundo que en el primero. En Hacienda, El tartufo debe de tener una ficha rentable. En el actual Ministerio de Cultura est¨¢ claro que Moli¨¨re tiene ficha de rojo.Ahora bien, ?es Moli¨¨re o es nuestra versi¨®n de su obra? Malo sies Moli¨¦re, que no se libra de la Santa Cofrad¨ªa a los trescientos a?os de enemistad. Malo si es la versi¨®n, que tampoco se libra de la ya obstinada persecuci¨®n -once a?os- del aplicado Ministerio de Cultura. (Antes, y seguramente ahora, Ministerio de Informaci¨®n y Turismo.)
Evidentemente, quer¨ªamos un documento preciso para la biograf¨ªa de Tartufo. Ya lo tenemos. No habr¨¢ ayuda ni subvenci¨®n ni nada de nada para que pueda representarse la historia del inmortal hip¨®crita. Un nuevo director general y un nuevo ?presidente de la Subcomisi¨®n de Valoraci¨®n de Teatro y Espect¨¢culos? -un viejo funcionario, un viejo ?hermano?- pretenden, otra vez, estrangularlo. No les va a salir bien, desde luego. El director, el presidente, la subcomisi¨®n y toda su familia ir¨¢n al cesto de los papeles con los L¨®pez, con S¨¢nchez Bella, con tantos otros, y Tartufo los ver¨¢ subir y caer sin conmoverse. Por que sab¨ªamos que estaban ah¨ª, en General¨ªsimo, 39 (hoy Castellana), y nuestra burlona petici¨®n pretend¨ªa desenmascararles un poco m¨¢s. Por eso -y quiz¨¢ tambi¨¦n porque se estaba ejerciendo un derecho y hasta un deber- se presentaron las debidas instancias al concurso oficial.
Ya est¨¢ hecho. Ya le han dicho a Tartufo que no. Lo que no se puede sufrir es que esta man¨ªa persecutoria se cumpla con el dinero que hemos entregado a Hacienda: con nuestro dinero. Hoy el teatro necesita ayuda de la sociedad. As¨ª lo declaran los Presupuestos Generales del Estado. Lo que no dicen ¨¦stos es que ese dinero pueda ser administrado por los mismos violadores, los mismos censores y los mismos predicadores de hace once a?os.
Como frente a tantos enemigos, Tartufo tiene tambi¨¦n un buen n¨²mero de amigos, nos gustar¨ªa tranquilizarles. El paseo que Tartufo est¨¢ dando por este pa¨ªs contin¨²a. Vamos a seguir.
Por desgracia, tanbuena noticia se acompa?a de otra mala: de momento, Tartufo sigue, pero el actual Ministerio de Cultura tambi¨¦n./
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