Una mujer sola

Norma Aleandro es una actriz argentina de primer orden. Lleva tiempo en Espa?a sin encontrar una buena ocasi¨®n de ejercer su profesi¨®n: el teatro, ya se sabe, est¨¢ dif¨ªcil. Presenta ahora, en el teatro Maravillas, un espect¨¢culo en el que act¨²a ella sola, con grandes y peque?os textos, cl¨¢sicos y modernos. No es evidentemente lo mismo el trabajo de actriz en una obra, incluso en un mon¨®logo, que la sucesi¨®n de tensiones y emociones que requiere este tipo de exhibici¨®n.Tiene una base s¨®lida: comunica con el p¨²blico, establece la corriente entre la escena y la sala. No es nada f¨¢cil estar casi dos horas en escena, sin interrupci¨®n, y mantener el p¨²blico a favor. Tiene una voz bonita, que modula y altera a conveniencia; un adem¨¢n justo, un rostro muy expresivo. No siempre acierta en la interpretaci¨®n de los textos.

Posee lo que antes se llamaba ?vis c¨®mica?: es admirable su acentuaci¨®n de la comicidad y el humor, y tiene grandes momentos de tr¨¢gica, como en el mon¨®logo de Medea,- no encuentra la misma facilidad para el verso cl¨¢sico espa?ol: los dos sonetos de Lope de Vega que dice pierden su ritmo, su musicalidad, su sentido. Tampoco acierta en los recitativos, o semicanciones: Los mozos de Monle¨®n o La Tarara. Narra muy bien, como en un cuento de Garc¨ªa M¨¢rquez, pero la longitud del texto elegido termina por convertirse en monoton¨ªa, y deja de sujetar la atenci¨®n del p¨²blico. Un texto de drama contenido, como el poema de Pr¨¦vert, obtiene de ella toda la expresividad posible.

Con todo ello, Norma Aleandro obtuvo un ¨¦xito importante; aplaudida, ovacionada en muchos momentos. Merece la pena verla y escucharla. Merecer¨ªa la pena tambi¨¦n que entrara en el teatro espa?ol -como tantos actores espa?oles entraron y entran en el teatro argentino-, al que puede aportar una gran personalidad en la interpretaci¨®n y la direcci¨®n de escena, y que no necesite presentarse en esta soledad del escenario vac¨ªo.