El aborto, monstruo abominable
A prop¨®sito de la Presentaci¨®n de la proposici¨®n de ley comunista sobre el aborto, me gustar¨ªa salir al paso de algunos argumentos que se han barajado para justificar esta acci¨®n.Me refiero a la inconsistencia de las alegaciones, evidenciada en frases como que debe ser aceptado porque se limita a recoger una realidad social. El Derecho tiene como justificaci¨®n ordenar las conductas seg¨²n un determinado valor: la Justicia. Es lo que se llama dar una valoraci¨®n jur¨ªdica a un determinado supuesto de hecho. En definitiva, tiende a poner ?derecho? lo torcido. Para recoger realidades sociales, se basta la sociolog¨ªa. El ordenamiento jur¨ªdico no dir¨¢: ?hay homicidios?, sino ?el que matare a otros ser¨¢ castigado como homicida con la pena de...?.
Se dice que el art¨ªculo 15 de nuestra Constituci¨®n (todos tienen derecho ala vida) se interpreta s¨®lo en lo que se refiere a la abolici¨®n de la pena de muerte. ?Ser¨¢ preciso para el no nacido cometer un delito de los que se castigaban con la pena m¨¢xima para acceder al derecho a la vida? Ardua labor del indefenso, obligado a delinquir. No hay que olvidar, por otra parte, que el primer criterio de interpretaci¨®n que se?ala nuestro C¨®digo civil es el de la literalidad. Hay que estar a lo que dice el texto. No hay lugar para interpretaciones que nacen m¨¢s de deseos que de una adecuada aplicaci¨®n de la t¨¦cnica jur¨ªdica. Una tercera propuesta es la despenalizaci¨®n. El Derecho penal es un instrumento en manos del legislador para proteger m¨¢s eficazmente aquellos valores m¨¢s relevantes. ?Qu¨¦ pensar¨ªamos de la coherencia de un ordenamiento que otorgue su protecci¨®n al tr¨¢fico comercial y mercantil, por ejemplo, y no lo haga al derecho a la vida? ?Qu¨¦ pensar¨ªamos de nuestro legislador?Otros argumentos ?paraecon¨®micos?, de aquellos quese quedaron en Malthus en sus estudios de historia de la econom¨ªa, no merecen consideraci¨®n alguna.
Propugnar el aborto s¨¢gnifica no creer en la misma vida. No es otra cosa que retrotraerse a seleccionar ni?os como en tiempos de Esparta. Significa destruir de un plumazo las alegr¨ªas y penas, ilusiones y realizaciones posibles de un ser humano. Frente a ¨¦l, la existencia de 36 millones de espa?oles (tambi¨¦n los abortistas) que se alzan como testigos y pruebas vivientes de que sus madres, un d¨ªa, decidieron no abortar.
S¨®lo espero que la proposici¨®n comunista se convierta ella misma en un aborto o, como dicen sonroj¨¢ndose, ?interrupci¨®n voluntaria y as¨¦ptica del embarazo?. Yo me adhiero a la definici¨®n de la Real Academia de la Lengua y pienso que ha sido: ?producir una cosa monstruosa o abominable?./
. Miembro de la comisi¨®n gestora de Acci¨®n Juvenil.
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