Batalla frontal entre giscardianos y chiraquistas por la herencia de De Gaulle
?Los restos mortales del general Charles de Gaulle, para que nadie los recupere, fueron depositados ayer en la caja fuerte de un banco suizo, por el heredero oficial del gaullismo, Jacques Chirac, y por otro de los ortodoxos del neogaullismo, Claude Labb¨¦e?. As¨ª ironizaba ayer la leyenda de una caricatura de la prensa parisiense para ?matizar? el significado de la brutal confrontaci¨®n a que ha dado lugar la celebraci¨®n del 40? aniversario del ?llamamiento del 18,de junio? entre el poder giscardiano y su hermano enemigo, el neogaullismo dirigido por Chirac.
El s¨¢bado ¨²ltimo en Tol¨®n, se inaugur¨® un monumento para honrar a los ca¨ªdos en la defensa de ?Argelia francesa?, es decir, para celebrar a los enemigos del general, De Gaulle, incluidos quienes en 1962 intentaron asesinarle. A esta ceremonia. asisti¨® Jacques Dominati, secretario de Estado giscardiano y testigo oficial ' por tanto, de los gritos de la concurrencia durante el acto: ?De Gaulle, asesino?, ?De Gaulle, cerdo?. Este acto, ?perfumado de fascismo y de antigaullismo?, y presidido por un representante del Gobierno giscardiano, ha servido para que los gaullistas de todas las tendencias, chiraquistas o no, y respaldadas por la oposici¨®n comunista y socialista, se api?en contra el ?ultraje y la miseria?, de? proceder oficial. Desde anteayer, los diputados gaullistas boicotean la Asamblea Nacional y no volver¨¢n al hemiciclo hasta que el primer ministr¨®, Raymond Barre, no les d¨¦ explicaciones. Este ¨²ltimo se ha comprometido a comparecer ante ellos hoy jueves.Este primer patizano del poder favoreci¨® la segunda parte de la ?revancha? gaullista: el ?llamamiento del 18 de junio ? se celebra todos los a?os en el Mont-Valerien, y la ceremonia reviste un car¨¢cter silencioso y de recogimiento. Pero este a?o Giscard d'Estaing, ladeando el protocolo, hab¨ªa decidido pronunciar un discurso. Los gaullistas consideraron la intenci¨®n giscardiana como una ?provocaci¨®n? m¨¢s, y las quejas generales le obligaron ayer a anunciar que renunciaba a sus prop¨®sitos.
Desde hace varios meses, con vistas a las elecciones presidenciales de 1981, el giscardismo, como en otra medida las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas galas, practican una estrategia de ?recuperaci¨®n? de los aspectos positivos y actuales de lo que fue la pol¨ªtica de? general De Gaulle bomba at¨®mica, dificultades comunitarias a causa de Gran Breta?a. Inesperadamente, los chiraquistas se han encontrado ahora con ese ?regalo? que les ha ofrecido Giscard, tiznado de ?petainismo? y de una incomprensible rehabilitaci¨®n de los que fueron enemigos del general De Gaulle, el hombre m¨¢s discutido de la historia contempor¨¢nea francesa.
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