La poblaci¨®n reclusa espa?ola superar¨¢ en 1984 las 25.000 personas
Un aumento espectacular de la poblaci¨®n reclusa espa?ola en el futuro inmediato -17.000 presos en estos momentos, 20.000 a finales de a?o, y m¨¢s de 25.000 en 1984- fue anunciado en la mesa redonda sobre La reforma penitenciaria celebrada en Pamplona en el marco del 29? Curso Internacional de Criminolog¨ªa, que viene desarroll¨¢ndose en la capital navarra desde el pasado lunes, organizado por la Fundaci¨®n Bartolom¨¦ de Carranza bajo el patrocinio de la Diputaci¨®n Foral de Navarra.
En la mesa redonda participaron Francisco Bueno Arus y Enrique Ruiz Vadillo, el primero, letrado del Ministerio de Justicia, y el segundo, jefe adjunto del gabinete de estudios e informes de dicho departamento, y Gonzalo Mart¨ªnez-Fresnedal, uno de los abogados firmantes de la querella por supuestos malos tratos en la c¨¢rcel de Herrera de la Mancha, y Manuel Revuelta, periodista, autor del libro Sumario 22 /79. Herrera de la Mancha. Una historia ejemplar. Los dos representantes del Ministerio de Justicia forman parte actualmente, caso de Bueno Arus, o lo han formado en el pasado, caso de Ruiz Vadillo, del equipo de la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias.Gonzalo Mart¨ªnez-Fresnedas y Manuel Revuelta dieron un balance desolador de la reforma penitenciaria y de la ley General Penitenciaria, entrada en vigor en julio del a?o pasado, que fue asumido, o al menos no fue refutado, por los representantes del Ministerio de Justicia. ?La reforma penitenciaria no existe?, comenz¨® su disertaci¨®n el primero, para afirmar, a continuaci¨®n, que lo ¨²nico que parece importarle al Estado en estos momentos es llenar las c¨¢rceles con los cientos de prisioneros que se cobran todos los d¨ªas en la guerra que libran contra la llamada inseguridad ciudadana. ?En enero de 1979 hab¨ªa 10.500 presos. El director general habla actualmente de 17.000. A finales de a?o habr¨¢ 20.000. La misma Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias ha dado la cifra de 25.000 para 1984, dijo Mart¨ªnez-Fresnedas. El hacinamiento actual en las prisiones espa?olas, en que la promiscuidad es la regla, origina unas condiciones de vida cada vez m¨¢s penosas, que llevan, seg¨²n el ponente, a intentos de suicidio cada vez m¨¢s frecuentes. ?Los suicidios consumados, tambi¨¦n?, a?adi¨® Mart¨ªnez-Fresnedas, ?aunque no se d¨¦ noticia oficial de los mismos. En lo que va de a?o se han detectado siete ?.
?La reforma penitenciaria?, concluy¨® Mart¨ªnez-Fresnedas, ?naci¨® muerta, y nadie relacionado con la justicia y las c¨¢rceles cree en ella. Es una ley que se hizo para no cumplirla, con la intenci¨®n turbia de crear la sensaci¨®n de reforma. Puede decirse que la llamada reforma penitenciaria ha quedado reducida al triste experimento de Herrera de la Mancha?. Refiri¨¦ndose a esta prisi¨®n manifest¨® que es un caso de ?abuso, impunidad e incivismo del poder?.
En la misma l¨ªnea, Manuel Revuelta se refiri¨® al primer aniversario de la ley General Penitenciaria y de la c¨¢rcel de Herrera de la Mancha, nacida esta ¨²ltima en junio, y la primera, en julio del pasado a?o. ?Se puede constatar ya?; dijo, ?que esta reforma penitenciaria que se promulgaba entonces en olor de multitud, que permit¨ªa a los partidos pol¨ªticos quitarse de encima el asunto de una posible amnist¨ªa p ara los presos comunes. La c¨¢rcel de Herrera ha tenido, en cambio, mejor o peor suerte, seg¨²n se mire, presente como noticia permanente en las p¨¢ginas de los peri¨®dicos y como elemento conflictivo de esa problem¨¢tica que parece tan dif¨ªcil de aclarar y resolver: las torturas?. Manuel Revuelta analiz¨® el contenido de la reforma penitenciaria, para afirmar a continuaci¨®n que el objetivo de la misma viene expresado en las declaraciones hechas por el actual director general de Prisiones, Enrique Galav¨ªs, el 11 de febrero de 1980, a Radio Nacional de Espa?a: ?Hay que Ir a un caj¨®n de hormig¨®n armado, es decir, que por todos los lados no se puede taladrar y no se puedan hacer t¨²neles. Eso es factible. y t¨¦cnicamente posible, y eso es lo que justificar¨ªa que un ingeniero estuviera de director general de Prisiones, y no un jurista ?.
Ruiz Vadillo y Bueno Arus hicieron hincapi¨¦, por su parte, en que los distintos factores que inciden en la reforma penitenciaria no son controlables por la Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias. ?Una reforma penitenciaria no tiene sentido sin un marco: Constituci¨®n, C¨®digo Penal, Administraci¨®n de Justicia?, dijo el segundo. ?Los tipos delictivos, la aplicaci¨®n de las penas, son hechos decididos por otras instancias ajenas a la administraci¨®n penitenciaria. A ¨¦sta ya se le da decidido el n¨²mero de personas de las que tiene que hacerse cargo?. Admiti¨® que el n¨²mero de reclusos es altamente creciente, y que pronto se llegar¨¢ al ¨ªndice m¨¢s alto de los ¨²ltimos lustros, salvo los a?os inmediatamente posteriores a la guerra civil. Reconoci¨® tambi¨¦n las malas condiciones de vida de las c¨¢rceles -edificios en su mayor¨ªa muy antiguos-, manifest¨® que en tales condiciones la administraci¨®n penitenciaria ?lo ¨²nico que puede hacer es tratar de hacer que el ingreso de los reclusos y su permanencia en las c¨¢rceles se haga en las condiciones m¨¢s dignas o menos indignas posibles?.
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