"Stop " a la destrucci¨®n de la ciudad
El que hoy tiene ya oficialmente el largo t¨ªtulo de Plan Especial de Conservaci¨®n y Protecci¨®n de Conjuntos de Inter¨¦s Hist¨®rico-Art¨ªstico de la Villa de Madrid, comenz¨® su larga andadura hacia la legalidad en el a?o 1977. En septiembre de aquel a?o, el antecesor inmediato del Plan Especial, el archiconocido Precat¨¢logo, fue aprobado por el pleno del ayuntamiento.No era, sin embargo, el Precat¨¢logo -elevado despu¨¦s a la categor¨ªa de cat¨¢logo- mas que una simple relaci¨®n puntual de edificios de inter¨¦s hist¨®rico, art¨ªstico o arquitect¨®nico que deb¨ªan ser conservados en la ciudad.
El primer intento serio de darle categor¨ªa jur¨ªdica al cat¨¢logo fue la elaboraci¨®n de un plan especial que desarrollara aqu¨¦l. Sin embargo, los concejales madrile?os de la ¨¦poca anterior a las elecciones municipales de 1979 vieron en aquel primer plan especial un duro enfrentamiento con superiores; normas jur¨ªdicas que imped¨ªan su desarrollo. El plan especial, en consecuencia, qued¨® recortado y congelado sin ninguna aplicaci¨®n concreta mas que continuar con la protecci¨®n puntual de edificios que ya hab¨ªa sido prevista por el cat¨¢logo.
El nuevo equipo de gobierno del ayuntamiento, llegado a la Casa de Ia Villa despu¨¦s de las elecciones de abril del a?o pasado, puso c!n marcha de nuevo el plan especial y vio su posible diversificaci¨®n de cara a una tramitaci¨®n m¨¢s efectiva y real: de esa forma, fue desglosado en ocho apartados; que, conjuntamente, pretenden una salvaguardia de la ciudad, si bien individualmente cada uno de esos apartados podr¨¢n tener una tramitaci¨®n m¨¢s agilizada.
Cada uno de esos apartados se refiere a la supresi¨®n de la Gran V¨ªa Diagonal y la Gran V¨ªa de San Bernardo, como f¨®rmulas para evitar la destrucci¨®n indiscriminada de buena parte del centro de la ciudad; la modificaci¨®n de los planes parcial de reforma interior del antiguo ensanche y del casco antiguo, para evitar la aparici¨®n desordenada de comercios y oficinas que reducen el centro de la ciudad a una simple zona comercial, y no de residencia; la creaci¨®n de un fondo econ¨®mico -35% a cargo del municipio, y el 65% restante con cargo al Estado- de quinientos millones de pesetas con que primar la conservaci¨®n de los edificios integrados en la ciudad; la realizaci¨®n de un listado de edificios a proteger integralmente -el antiguo cat¨¢logo-, y el plan especial propiamente dicho, en el que se establecen tres categor¨ªas de protecci¨®n para cada zona de la ciudad: integral -no se puede tocar ni un ladrillo-, estructural -es posible llegar hasta el vaciado total del edificio, siempre y cuando sea respetada la fachada- y ambiental -son posibles todo tipo de obras, siempre y cu¨¢ndo el entorno al edificio afectado sea conservado tal cual. A todo ello se le a?aden las modificaciones necesarias de las ordenanzas municipales que impidan que ¨¦stas pudieran entrar en alg¨²n momento en litigio con el plan especial, cosa esta ¨²ltima que podr¨ªa dar al traste con el trabajo,de conservaci¨®n propuesto desde hace ya casi cuatro a?os.
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