Los temas de desarme y distensi¨®n dominar¨¢n las conversaciones entre Schmidt y Breznev en Mosc¨²
El canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania, Helmut Schmidt, inicia, ma?ana lunes, una importante visita a la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el transcurso de la cual mantendr¨¢ seis. horas de conversaciones con el presidente del Presidium y secretario general del Partido Comunista de la URSS, Le¨®nidas Breznev. En la agenda de las entrevistas, que han suscitado recelo en Washington, hay dos temas que dominan: la cuesti¨®n de los nuevos misiles nucleares de alcance medio y la distensi¨®n, puesta a prueba por el conflicto afgano.
El canciller de la Rep¨²blica Federal de Alemania se despidi¨® el viernes del ?todo Bonn? con una discutida ?noche de Walpurgis? antes de emprender su ?sospechoso?, esperado, vilipendiado y sermoneado viaje a Mosc¨². Wa(h)lpurgis nacht fue el nombre elegido para la fiesta de verano que Helmut Schmidt, para esc¨¢ndalo de la Democracia Cristiana, ofreci¨® al pueblo y personalidades de Bonn antes de someterse a la prueba del Kremlin, el lunes, y, de regreso de Mosc¨², del Parlamento federal, el jueves, d¨ªa en que presentar¨¢ una nueva declaraci¨®n de Gobierno que no parece vaya a ser una m¨¢s.
El pasado jueves el Parlamento de Bonn debati¨® unos minutos sobre el problema de si los socialdem¨®cratas (SPD) tienen o no respeto al demonio. El SPD ha elegido para su fiesta de verano la ?noche de Walpurgis?, que recuerda las v¨ªsperas penitenciales de la monja inglesa Walpurga, abadesa del monasterio alem¨¢n de Heidenheim all¨¢ por el 770, en prevenci¨®n de pestes y hambres -piadosa costumbre que luego deriv¨® en brujer¨ªa.
?Qui¨¦n tiene raz¨®n, Jimmy Carter, cuando dice que ?aqu¨ª y ahora? los sovi¨¦ticos solamente entienden el lenguaje de la fuerza, o Helmut Schmidt, que no llega a tanto? Aun despu¨¦s de la cumbre de los ?siete magn¨ªficos?, en Venecia, la semana pasada, siguen en pie los recelos entre Washington y Bonn. Carter parece no acabar de creer que Schmidt defender¨¢ en Mosc¨², en plan ?tierra quemada?, el acuerdo de la OTAN de diciembre pasado (misiles primero y negociaci¨®n despu¨¦s). M¨¢s bien sospecha que el canciller invertir¨¢ los t¨¦rminos, otorgando la preeminencia a la negociaci¨®n.
La espita del gas
No hace a¨²n muchas semanas, concretamente en mayo, Helmut, Schmidt repiti¨® que se trataba de un viaje de buena voluntad cuyo, objetivo principal era el de animar las relaciones bilaterales. Bonn no puede mediar entre Washington y Mosc¨², por la simple raz¨®n de que pertenece a la Alianza Occidental. Sin embargo, desde la ?cumbre protocolaria de Viena?, de la mitad del pasado mayo, que restableci¨® el ?contacto visual? entre sovi¨¦ticos y norteamericanos, ¨¦stos parecen m¨¢s dispuestos a aceptar una funci¨®n ?mediadora? de los alemanes.Las ¨²ltimas diferencias germano-norteamericanas, que se iniciaron en 1978 al oponer Washington serias dificultades contra Bonn en el cap¨ªtulo de ventas de centrales nucleares a Brasil, porque ello significaba, entre otras cosas, una invasi¨®n de su ?zona de influencia?, empalman con indicios de una mayor flexibilidad de los sovi¨¦ticos, a pesar de Afganist¨¢n, cuyo trasfondo cada vez se ofrece con mayores visos de credibilidad en la RFA.
Los alemanes pueden tomar un ?atlas? y comparar magnitudes: la URSS es tres veces m¨¢s extensa que Estados Unidos, est¨¢, adem¨¢s, m¨¢s cerca, geogr¨¢fica e hist¨®ricamente, y adem¨¢s necesita inversiones. Y ofrece gas. El canciller Schmidt puede conseguir que Mosc¨² suministre un 20% o m¨¢s del gas que consume la RFA, lo cual significar¨ªa, seg¨²n la oposici¨®n, que Mosc¨² tendr¨ªa en sus manos una espita que, en ning¨²n caso deberia tener?, seg¨²n afirmaci¨®n del ,experto del CDU para asuntos internacionales, Karl-Heinz Narjes. Hoy por hoy, la URSS aporta el 16% del gas que se quema en la RFA cada a?o. Para los conservadores, este pa¨ªs, y sobre todo Berl¨ªn occidental, depende cada vez m¨¢s de que los sovi¨¦ticos accedan o no a mantener en servicio sus gasoductos.
Euromisiles
Sin embargo, el tema clave en las seis horas que conversar¨¢ Schmidt con Le¨®nidas Beznev ser¨¢ el de los ?euromisiles?. El canciller ha di cho ya en dos ocasiones que ser¨ªa muy estimable que Mosc¨² y Washington pudiesen dedicar los dos a?os pr¨®ximos a negociarla retirada y control de estas armas en suelo europeo, al este y al oeste del r¨ªo Elba, antes de que los norteamericanos procedan a entregar los primeros cohetes nucleares de la nueva serie a sus aliados europeos.Para un sector de la Prensa conservadora alemana, para la misma oposici¨®n (CDU/CSU) y para un amplio espectro pol¨ªtico de ashington, la actitud del canciller indicar¨ªa que est¨¢ dispuesto a ?vender su alma al diablo? moscovita a cambio del elixir de la eterna juventud, o de la eterna prosperidad de la RFA. De hecho, Helmut Schmidt concentra ahora sobre s¨ª un respaldo mayor de la gran empresa alemana que el sector democristiano, empe?ado en mantener aires de ?cruzada? desde que se inici¨® el conflicto de Afganist¨¢n.
El portavoz oficial del Gobierno, Klaus Boelling, recordaba ayer a los remisos que no olviden que incluso Estados Unidos mantiene sus compromisos y sus convenios con Mosc¨², a pesar de su inequ¨ªvoca postura tras el inicio del conflicto afgano.
Los norteamericanos no parecen tranquilos. Reci¨¦n llegado de Washington, el experto en Defensa del CDU, ministro de Defensa in pectore de Franz Josef Strauss, Manfred Woerner, declar¨® ayer que Estados Unidos ?no respalda el viaje de Schmidt?, a lo que el portavoz del Gobierno replic¨® que, a la vista de las declaraciones del propio presidente Carter, la iniciativa de Schmidt es compartida por todos los aliados.
Lo mismo repiti¨® Boelling en la ¨²ltima conferencia de prensa antes de la visita a Mosc¨², primera de un jefe de Gobierno occidental desde diciembre pasado. Seg¨²n el porta voz, hay dos objetivos concretos en este viaje: lograr en lo posible negociaciones inmediatas ?y sin condiciones? cara la retirada de misiles de alcance medio, y lograr una serie de indicios suficientes que permitan concluir que no hay un retorno a la guerra fr¨ªa. Enlazando con estos objetivos, el canciller, que apunt¨® estos d¨ªas la dificultad de ampliar las relaciones pol¨ªticas y econ¨®micas con Mosc¨² en la actual situaci¨®n, desea mejoras concretas en este sentido.
En cuanto a previsiones de ¨¦xito, el canciller dijo ultimamente que esperaba alcanzar ?algunas peque?as cosas?, aunque tambi¨¦n llam¨® la atenci¨®n contra un exceso de optimismo. Hay indicios positivos por ambas partes (retirada de algunas unidades sovi¨¦ticas de Afganist¨¢n, disponibilidad norteamericana a negociar una ?soluci¨®n intermedia? para este pa¨ªs), y ello facilita, a todas Iuces, la negociaci¨®n del canciller de Bonn. Como tambi¨¦n el ?respaldo global? de los dem¨¢s pa¨ªses de la OTAN aliviar¨ªa un fracaso de la iniciativa alemana. Al menos los aliados europeos, no parecen dudar de que no es posible obligar a Mosc¨², mediante presi¨®n militar, a retirarse d¨¦ Kabul y esto significar¨ªa, seg¨²n el portavoz, que ?s¨®lo puede entrar en consideraci¨®n una soluci¨®n pol¨ªtica?.
Seg¨²n perfil¨® el ministro de Asuntos Exteriores, Hans Dietrich Genscher a su regreso de la reuni¨®n de la OTAN en Ankara, con estas negociaciones se pretende ante todo el objetivo realista de ?alcanzar el equilibrio armamentista al nivel m¨¢s bajo que se pueda?.
Esta posici¨®n, apuntada, con al trabajos, por el Gobierno de Bonn, en especial durante los dos ¨²ltimos meses, parece ahora fortalecida con la disponibilidad de la OTAN a negociar con Mosc¨² una limitaci¨®n de armamento nuclear en el continente europeo.
Intercambios comerciales
A pesar de que este problema internacional otorgue al viaje de Schmidt un especial dramatismo, el mismo canciller dijo en su ¨²ltima declaraci¨®n de Gobierno ante el Parlamento, el pasado 17 de junio, que en el Kremlin ?s¨®lamente podremos hablar en nombre de la RFA? o, si se quiere, en nombre de los 50.000 puestos de trabajo que en Alemania dependen directa mente de los pedidos industriales sovi¨¦ticos. La C¨¢mara Federal de Industria y Comercio se ha resistido desde el primer momento a todo boicoteo comercial contra la URSS. Desde Hamburgo el trigo argentino ha estado pasando a la Uni¨®n Sovi¨¦tica a pesar del embargo del presidente Carter. Sin embargo, 1979 y la mitad de 1980 han sido un per¨ªodo deprimido en las relaciones germano-sovi¨¦ticas, aunque un magnate de la industria de la RFA dijese hace algunos d¨ªas que en ?los negocios con el Este europeo a¨²n puede escucharse una melod¨ªa en lugar de salvas?. En 1979 ¨²nicamente dos pa¨ªses socialistas europeos incrementaron sus intercambios con la RFA: la URSS y Rumania. Pero todos aumentaron sus exportaciones a Alemania Federal.
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