A pesar de todo, catedr¨¢ticos
A fuer de sinceros, muchos cordobeses tenemos que decir que no nos ha producido sorpresa la decisi¨®n del Consejo de Rectores rechazando el nombramiento de Carlos Castilla del Pino como catedr¨¢tico de la universidad.Creo que Carlos Castilla del Pino ha sido siempre un fin en s¨ª mismo, que no un instrumento para los fines de nadie. Un hombre de opiniones, pero tambi¨¦n de convicciones, y ese rompimiento con la norma le ha supuesto estar sometido a una discriminaci¨®n injusta y continuada.
Los que tenemos la inquietud necesaria para analizar lo que viene ocurriendo a diversos niveles en las instituciones espa?olas: corrupci¨®n, carencia de ¨¦tica, etc¨¦tera, no podemos extra?arnos de que muchos de quienes ocuparon cargos preeminentes y actuaron con arreglo a unas pautas, obligadas para poder ejercerlos y conservarlos, sigan en sus trece.
La norma es que algunos catedr¨¢ticos de nuestras facultades asistan a clase de quince a veinte veces al a?o y se permitan despu¨¦s suspender al 80% de sus alumnos. En esta situaci¨®n, bastante generalizada, no es admisible que Carlos Castilla del Pino organice un curso de doctorado, cuatro seminarios monogr¨¢ficos por curso, efect¨²e trabajos voluntarios conjuntamente con los alumnos, rompa con los ex¨¢menes cl¨¢sicos, permitiendo en ellos toda clase de libros y apuntes, y dedique, de forma totalmente altruista, tantas horas de su tiempo a la universidad.
Para muchos conservadores a ultranza esta pr¨¦dica con el ejemplo es menos tolerable a¨²n si las personas que act¨²an de esta forma son de izquierdas, entonces hay que combatirlas, hay que conseguir que no transmitan la norma de su conducta ni sus conocimientos, hay que evitar que los alumnos establezcan comparacio nes con lo que ellos hacen, para poder seguir, como siempre, consagrando la injusticia. /
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