Fin de etapa
El Atl¨¦tico de Madrid, tras varios a?os de dejadez presidencial, ha quedado como un solar. El Atl¨¦tico, que sali¨® del caos de la mano de Vicente Calder¨®n, ha vuelto a su car¨¢cter de club desorganizado y pol¨¦mico, precisamente de la mano de ciertos ac¨®litos del dimitido presidente a quienes ¨¦ste no supo poner en la calle en el momento id¨®neo.Vicente Calder¨®n perdi¨® la oportunidad de marcharse del Atl¨¦tico por la puerta grande y ha perdido la oportunidad de tener un remate discreto, al abandonar la nave en el momento en que tiene una v¨ªa de agua, que amenaza con llevarla a la zozobra.
Tengo la impresi¨®n de que se ha arrepentido profundamente por no haber aceptado las razones de peso que sus m¨¢s leales colaboradores le ofrecieron para enderezar el rumbo. Su salida ha sido inoportuna porque se ha producido en un arrebato de soberbia y sin pensar en los notables perjuicios que causaba al club.
Vicente Calder¨®n, por muchos homenajes que le prepare su secretario y todav¨ªa directivo Manuel Olalde, Ya no puede dar marcha atr¨¢s. Ha cubierto su etapa, que, pese al triste final, ha sido positiva. Ahora debe mantenerse al margen en el per¨ªodo electoral. El ¨²ltimo buen servicio que puede prestar al club est¨¢ en no intentar mediatizar las pr¨®ximas elecciones. Desgraciadamente para la entidad, no hay demasiadas personas solventes dispuestas a hacerse cargo de su direcci¨®n. Calder¨®n no debe constituirse en protector de unos y enemigo de otros. El club necesita concordia.
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