Portugal y la pausa francesa

(..) Es verdad que a Portugal la famosa pausa preconizada por el jefe de Estado franc¨¦s le afectaba menos que a Espa?a. Las dimensiones modestas de su econom¨ªa, la debilidad de sus exportaciones -compuestas en su mayor¨ªa de concentrados de tomates y de conservas de pescado- no lo hacen un rival muy peligroso para la producci¨®n agr¨ªcola de Europa del sur. Conscientes del coste enorme que representa para ellos la adaptaci¨®n de estructuras arcaicas, los portugueses no han manifestado una excesiva prisa para su adhesi¨®n al Mercado Com¨²n. Esto no hab¨ªa impedido que Francisco Sa Carneiro, en el curso de las ¨²ltimas semanas, se batiese por su derecho a Europa. Se rumorea que su colega y amiga Margaret Thatcher lo hab¨ªa incitado, el 19 de mayo ¨²lti mo, fecha inicialmente prevista para su viaje a Par¨ªs, a que esperase a que los nueve solucionasen sus conflictos para encontrarse con Giscard d'Estaing. De todas for mas, el jefe de Gobierno de Lisboa no dud¨® en lanzar una advertencia a Europa atirmando que Portugal ten¨ªa tambi¨¦n una vocaci¨®n atl¨¢ntica y que Europa no era la ¨²nica soluci¨®n. En realidad, la insistencia portuguesa tiene razo nes m¨¢s pol¨ªticas que econ¨®micas. Si Portugal necesita a Europa es, sobre todo, porque s¨®lo la CEE puede conferirle un certificado de democracia que Sa Carneiro necesita en v¨ªsperas de dos elecciones importantes, las legislativas y las presidenciales, que tendr¨¢n lugar a fin de a?o, con el fin de justificar la liberalizaci¨®n salvaje de la econom¨ªa. (...) 2 de julio