El "rock / nenuco"
Cuando el pasotismo con tocata daba por obviada la lucha de clases, he aqu¨ª que la lucha de clases resurge entre ellos, m¨¢s all¨¢ de todo clasismo y de toda lucha, entre el rock/nenuco y los rockeros de extrarradio, movida frutera de Legazpi y bajomadrid.Primero fueron, claro, los rockeros perif¨¦ricos del cintur¨®n industrial, el c¨ªntur¨®n rojo, el cintur¨®n de miseria y otros cinturones de castidad que ci?en la extensa cintura de Madrid. Maruja Torres me lo dec¨ªa la otra noche cenando en Barcelona:
-S¨ª, esos conjuntos madrile?os que se agitan contra la contaminaci¨®n.
Y Angel Casas me preguntaba en una emisora catalana por ?la movida madrile?a?:
-T¨², Umbral, fuiste el que erripezaste a comernos el coco con Ramonc¨ªn.
Ramonc¨ªn ha dado la semana pasada dos recitales en el Mart¨ªn, estir¨¢ndose ¨¦l con toda la pasta, que han renovado su imagen e impreso en la noche su capacidad gestual. El rock salvaje que se hace en las plazas de Vallecas y los mercados de Legazpi se enfrenta sin querer, naturalmente, fatalmente, violentamente, con lo que llamo el rock/nenuco, nacido en el casco urbano, en el centro de Madrid, en una basca de oro que, entre la universidad conflictiva y la farnilia de la sopa unida o divorciada, opta por el tocata y ese atroz sen timentalismo de fio ser nada sentimentales. Cualquier cosa nace marcada por su clase, qu¨¦ le vamos a hacer, y uno, soci¨®logo de calderilla, asiste a la querella nocturna entre los grupos que se han enfrentado en la plaza Mayor, por voluntad del a, untamiento rojo/moscovita: el rock/nenuco es m¨¢s culto; el rock/macarra es m¨¢s verdad. No muy distinto es lo que pasa hoy en la literatura, en el teatro, en todo lo que hacen los j¨®venes: unos van de j¨®venes turcos y otros,de pintada/ rel¨¢mpago en la facul, como una que he visto en Filosof¨ªa B, bajo una se?al de tr¨¢fico que indica peligro: ?Cuidado: patriotas sueltos?. No me importa tanto el enfrentamiento entre rockeros/pincharruedas y rockeras/nenuco como la constatae de que en los cielos revueltos de la m¨²sica volvemos a asistir a la lucha mitol¨®gica entre los or¨ªgenes, que nunca se borran ni desmienten.
Manolo L¨®pez Rodr¨ªguez, periodista y fot¨®grafo, se me queja de la falta de libertades que rodea tambi¨¦n a los inforrriadores gr¨¢ficos. Quiere hacer una movida contra eso. No es lo raismo vivir de la nikon y la instant¨¢nea que perder las eternas vacaciones con kodak para eternizar a la novia/ligue que va en bahamas por las Bahamas. Obviando la lucha de clases como forzosidad -?dictadura, ni la del proletariado?-, digamos que el rock and roll lo invent¨® un camionero americano con muela de oro llamado Elvis, mezclando las explosiones de su cami¨®n con el hilo musical del jazz vigente que soriaba en la radio de su carlinga, m¨¢s las p¨¢ginas desnudas de Marilyn y Brigitte que decoraban su alto trono de gigante de la ruta. De Marilyn aprendi¨® a mover la pelvis (quedar¨ªa como Elvis la Pelvis) y de la explotaci¨®n aprendi¨® a cantar con ruido y furia.
Agust¨ªn Tena va de un rock al otro, en la noche madrile?a, fumando pausadamente y pasando del fin de las embajadas de pap¨¢, pero yo le promuevo a que en su reciente revista Dezine, llena de culturas nocturnas, plantee y aclare la diferencia entre el rock/macarra y el rock/nenuco. No son s¨®lo dos maneras de tocar la guitarra el¨¦ctrica, sino dos maneras -las eternas- de estar en el mundo. Puede que la guitarra, incluso, la toquen todos igual.
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