Con amenaza de bombas e indignaci¨®n popular se celebr¨® el XVI Festival Medieval de Hita
La mejor actuaci¨®n del festival medieval que se celebr¨® el s¨¢bado pasado en Hita (Guadalajara) fue sin duda, la de la Guardia Civil de Tr¨¢fico, que canaliz¨® con eficacia el aparcamiento de los veh¨ªculos que a lo largo de la tarde llegaron a la pintoresca villa castellana, desde hace diecis¨¦is a?os escenario de esta celebraci¨®n, cuyo padre y art¨ªfice, Manuel Criado de Val, define como un intento de ?revivir el mundo juglaresco?.En esta ocasi¨®n se puede decir que el intento fracas¨®. El ambiente de nervios e inquietud que rein¨® en el festival no era precisamente nada juglaresco. La amenaza an¨®nima de que una bomba iba a estallar o la tormenta que precipit¨® su desenlace fueron s¨®lo los imprevisibles fallos anecd¨®ticos que contribuyeron a deteriorar a¨²n m¨¢s un espect¨¢culo m¨¢s pr¨®ximo a uno de esos montajes comerciales para turistas que a la manifestaci¨®n hist¨®rica y cultural de plena participaci¨®n popular que un acontecimiento como el festival de Hita deber¨ªa ser.
La imagen que ofrec¨ªa la gente del pueblo agrupada en torno a la reja que cercaba el lugar de la fiesta contemplando la diversi¨®n de los privilegiados, la mayor¨ªa visitantes de Madrid, pose¨ªa, sin embargo, cierto encanto medieval que debieron apreciar los historiadores extranjeros participantes en el congreso sobre Lope de Vega que asistieron al festival.
Mucho m¨¢s medieval, por cierto, que las banderas bicolores, que ondeaban con profusi¨®n -?no tiene Castilla su propio pend¨®n, de mayor antig¨¹edad?-, o el atuendo de los caballeros que disputaban el torneo o practicaban con el estafermo, vestidos a la usanza y moda de don Juan Tenorio viajero en la m¨¢quina del tiempo. Que tales jinetes fueran especialistas en doblajes de westerns contratados para la ocasi¨®n es un detalle bastante significativo del car¨¢cter del festival de Hita, al que concurr¨ªan, sin embargo, algunos genuinos elementos populares, como las cofrad¨ªas de danzantes, botargas y morraches, con sus singulares vestimentas y antiqu¨ªsimos ritos de fertilidad, que interpretaron una serie de danzas de aire primitivo y tel¨²rico que la tradici¨®n de estas regiones, separadas de la civilizaci¨®n por la sierra de Ayll¨®n, ha conseguido en estado puro.
Babelia
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