50.000 personas rindieron el ¨²ltimo homenaje al actor Luis Sandrini
El popular actor argentino Luis Sandrini falleci¨®, en la madrugada del pasado domingo, en un hospital de su ciudad natal, Buenos Aires, a los 75 a?os de edad. Su fallecimiento se produjo diecis¨¦is d¨ªas despu¨¦s de sufrir un derrame cerebral, cuando festejaba la conclusi¨®n de su ¨²ltima pel¨ªcula, La familia est¨¢ contenta, que hac¨ªa la n¨²mero 72 de las que interpret¨® a lo largo de toda su vida. El gran actor c¨®mico estaba casado y deja dos hijas, una de ellas tambi¨¦n actriz. Se calcula que unas 50.000 personas tributaron el ¨²ltimo homenaje a los restos del actor, que fueron expuestos en el teatro Alvear, de la capital argentina.
La herencia de Charles Chaplin como espejo de los desclasados influy¨® en multitud de humoristas de todo el mundo. No era dif¨ªcil encontrarse en el cine de los a?os cuarenta con c¨®micos representativos de la perplejidad, cuando no del miedo, que, de alguna manera, pose¨ªa a todos los espectadores: desde el intelectualismo de Jacques Tati en Francia hasta la picaresca de Alberto Sordi o Vittorio de Sica, en Italia, una amplia gama de perspectivas se iban dando cita en las pel¨ªculas m¨¢s populares. En Espana, sin embargo, el humor ten¨ªa una significaci¨®n distinta: eran los a?os de la pel¨ªcula hist¨®rica o la ?alta comedia?, y el sainete, por tanto, se encontraba marginado. No obstante, conoc¨ªamos las creaciones de actores extranjeros que, como el mexicano Cantinflas, representaba, bien que mal, lo que un cine estereotipado y oficial prefer¨ªa alejar de s¨ª.Junto a la ayuda econ¨®mica de Argentina nos lleg¨® su cine. Hugo del Carril, Susana Canales, Nini Marshall y Agust¨ªn Irusta coincidieron finalmente con el gusto espa?ol, rodando incluso aqu¨ª gran parte de sus pel¨ªculas. Y entre ellos, el personaje bobalic¨®n, tierno e infeliz de Luis Sandrini, un hombre cuyo lema b¨¢sico, como ejemplo de la indefensi¨®n que le un¨ªa a los grandes c¨®micos del momento, era el de la simple supervivencia: Mientras el cuerpo aguante se titul¨® una de sus obras de mayor ¨¦xito, hasta el punto de que una segunda parte tuvo que ser realizada poco despu¨¦s: y el cuerpo sigue aguantando. Asediado por mujeres a las que no entend¨ªa, anacr¨®nico sin necesidad de cambiar de ¨¦poca, su personaje -de grandes ojos, de barrocos giros verbales-, fue reparti¨¦ndose en numerosas pel¨ªculas: Peluquer¨ªa de se?oras, Marco Antonio y Cleopatra, Yo soy tu padre, La casa de los millones, Don Juan Tenorio, El ladr¨®n, El m¨¢s infeliz del pueblo..., rod¨® en Espa?a, a las ¨®rdenes de Benito Perojo Ol¨¦ torero (1949), y hasta se arriesg¨® como director en Cuando los duendes cazan perdices (1954) y Kuma Ching (1968), que interpret¨® junto a Lola Flores.
Hijo de actores, payaso desde peque?olha permanecido trabajando hasta su muerte (La familia est¨¢ contenta termin¨® de rodarse hace escasas semanas). Sin embargo, su popularidad en Espa?a fue decayendo, como la de Cantinflas, para ser reemplazada por la de nuevos c¨®micos que reflejaran con m¨¢s cercan¨ªa los conflictos del hombre de nuestro tiempo: Jerry Lewis, Woody Allen...
Comenzaron sus dolencias hace tres a?os, quedando inmovilizado en la parte izquierda de su cuerpo. Continuar¨ªa trabajando a pesar de todo. Admirador del viejo tipo de ?c¨®mico de la legua? (dec¨ªa de su propio padre que esa era su principal virtud: inventor de un juguete o del chiste m¨¢s ingenioso, todo lo que fuera capaz de asombrar y divertir), no ha podido resistir la tentaci¨®n de mantenerse activo.
De alguna manera, con actores como Sandrini desaparece una picaresca no intelectualizada que conocimos en Espa?a por referencias extranjeras. Aqu¨ª s¨®lo actores aislados incluso del contexto de sus pel¨ªculas representaron la visi¨®n del espa?ol medio: Jos¨¦ Luis Ozores, F¨¦lix Fern¨¢ndez, Manolo Mor¨¢n o Jos¨¦ Isbert... Sus trabajos, sin embargo, no pudieron tener la continuidad y el protagonismo que permite una r¨¢pida y eficaz conexi¨®n con el p¨²blico: cuando ¨¦ste ve¨ªa a Sandrini o a los que, como ¨¦l, interpretaron un personaje ¨²nico, no eran necesarias mayores referencias. En Espa?a hubo, a?os m¨¢s tarde, una caricatura de esa picaresca, que era una forma de anularla.
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