Pintadas en Renfe
Aunque mi capacidad de asombro ya no tiene l¨ªmites (quiero decir que ya nada me sorprende y que estoy dispuesto a creerme que, adem¨¢s de los platillos volantes, los burros tambi¨¦n vuelan), no acierto a comprender c¨®mo es posible que en esta fecha, hoy, y todav¨ªa despu¨¦s del tiempo transcurrido desde las ¨²ltimas campa?as electorales, pueda verse, y leerse en la estaci¨®n de Recoletos, de Renfe, en el paramento -hastial, que dir¨ªa un minero- del and¨¦n de la v¨ªa II, por cierto no ha mucho tiempo reparado y adecentado, un enorme letrero en pintura roja de brocha o spray, que, en vergonzante anonimato, denosta: ?Fraga, hijo...? (sigue palabra de cuatro letras).Y no es porque se trate precisamente de ese apellido. Que eso ser¨ªa lo de menos (ignoro s¨ª el se?or Fraga lo habr¨¢ visto). Pero me dar¨ªa lo mismo que fuese el de Su¨¢rez, Tierno, Carrillo, Pi?ar, Gonz¨¢lez o cualquier otro, con m¨¢s o menos relumbre pol¨ªtico, el que figurase all¨ª escrito. Al fin y al cabo, se trata de un representante de una parte del pueblo, cualquiera que sea su importancia en n¨²mero de votos, tan digna de respeto, creo yo, como la que m¨¢s.
Lo que s¨ª se percibe claramente es una inaudita falta de sensibilidad por parte de Renfe y de sus m¨¢s cal?ficados prebostes, que no han ordenado ya, como deb¨ªan de haberlo hecho al d¨ªa siguiente de su aparici¨®n, si no la eliminaci¨®n total del aludido letrero, que hubiese sido lo deseable, por pura ¨¦tica y en pos de la decencia del lenguaje, s¨ª al menos su desfiguraci¨®n con brochazos de id¨¦ntico grueso y color, como se ha hecho infinidad de veces en fachadas y vallas de la v¨ªa p¨²blica. /
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