Respuesta al compa?ero Zufiaur: ?como abordar la crisis?
Se habla, se comenta y se especula acerca del supuesto ?giro? en la estrategia de CC OO. Incluso se han escrito dos art¨ªculos en esta misma tribuna libre ?interpretando?, desde la ¨®ptica de Zufiaur, la l¨ªnea sindical de CC OO. ?Por qu¨¦ ahora y con un c¨²mulo de acusaciones t¨®picas m¨¢s propias de ¨®rganos de la derecha que de exponentes de un sindicato de clase? En realidad, a los trabajadores y al pa¨ªs le interesan muy poco las querellas intersindicales. Y cuando dirigentes de una central lanzan acusaciones manidas contra otra, el espect¨¢culo es deprimente. Quiz¨¢ sea el precio que haya que pagar ante las pr¨®ximas elecciones sindicales o acaso a que despu¨¦s de Seat-FASA la tendencia, que ya se cantaba imparable, se ha invertido con el Ayuntamiento de Madrid y Ensidesa, Ford y los Altos Hornos de Vizcaya y Mediterr¨¢neo, casa Olarra y tantas otras que dan ese 47%-28% a favor de CC OO en las empresas de m¨¢s de mil trabajadores (cuando se llevan el 20% del total) o ese 57%-16% en el c¨®mputo global.No se trata, pues, de argumentar contra acusaciones como ?hipoteca a la pol¨ªtica del PCE?, ?cunhalismo?, ?inercia de la clandestinidad?, ?vietnamizaci¨®n?, etc¨¦tera, pues no vale la pena. Simplemente constatar que aportar como elemento de la falta de independencia de CC OO el que se haya elaborado una resoluci¨®n del comit¨¦ central del PCE sobre pol¨ªtica sindical denota una ignorancia supina sobre las relaciones partido-sindicato, o lo que ser¨ªa peor, la existencia de una deformaci¨®n cong¨¦nita en la concepci¨®n sobre estas relaciones.
Porque precisamente, el que el PCE elabore su propia pol¨ªtica sindical sin que intervenga el sindicato como tal y que CC OO fije por su cuenta y riesgo su l¨ªnea de actuaci¨®n sin que intervenga ning¨²n partido, es la prueba de que ambos son aut¨®nomos. No podr¨ªa ser de otra manera en un sindicato plural como CC OO, donde conviven socialistas, comunistas, cristianos y una inmensa mayor¨ªa de independientes o no afiliados a ning¨²n partido pol¨ªtico. (Una gran proporci¨®n de los que votan CC OO en las elecciones sindicales votan PSOE en las pol¨ªticas, e incluso una parte peque?a a UCD y otros). En cambio no hay independencia del sindicato cuando es ¨¦ste el que fija la pol¨ªtica sindical del partido y, a su vez, ¨¦ste marca la pol¨ªtica general de aqu¨¦l. (Caso de las relaciones PSOE-UGT como sus propios dirigentes proclaman.)
De otro lado, es claro que un sindicato no puede elaborar una ?resoluci¨®n sobre pol¨ªtica sindical?. pues ser¨ªa absurdo, ni tiene por qu¨¦ discutir en su seno la resoluci¨®n de un partido. Por ¨²ltimo, comparar el caso CC OO-PCE con la pol¨¦mica que suscitaron los art¨ªculos de Am¨¦ndola y las relaciones PCI-CGIL, da idea de la tergiversaci¨®n y contradicciones del an¨¢lisis que comentamos. Pues si algo demuestran la resoluci¨®n del comit¨¦ central del PCE o los debates entre comunistas italianos sobre el tema sindical, es precisamente que la concepci¨®n de la correa de transmisi¨®n ha sido enterrada hace tiempo (no en cambio en la pr¨¢ctica socialdem¨®crata), y hoy los comunistas concebimos dichas relaciones como algo complejo, dial¨¦ctico y, como se?alamos en el 9? congreso, no exentas de contradicciones..
Pero, repito, las querellas entre sindicatos no interesan a nadie y est¨¢n haciendo gran da?o a la credibilidad de ¨¦stos entre los trabajadores. Lo importante es saber qu¨¦ posici¨®n hemos tenido y vamos a adoptar en el futuro para salir de la crisis, para resolver Ips gravisimos problemas del pa¨ªs. Aqu¨ª es donde tenemos que medirnos con la realidad de la situaci¨®n concreta. ?Y cu¨¢l es es¨¢ realidad? 10,9%de la poblaci¨®n activa en paro, 1.500 desempleados m¨¢s al d¨ªa, 350.000 al a?o, una situaci¨®n desesperada en extensas zonas del pa¨ªs; un seguro de desempleo que s¨®lo cubre al 40% de los parados y ahora recortado por la reciente ley de UCD, aprobada en el Parlamento; una tasa de inflaci¨®n equivalente a la del a?o pasado; un SMIG claramente insuficiente; la propuesta del Gobierno de que las pensiones suban un 12% de media y las m¨¢s bajas un 14%; el recorte de los salarios por mor del impuesto sobre la renta, y, para colmo, la liquidaci¨®n de la revisi¨®n semestral de este a?o, pues los empresarios se van a agarrar al AMI para no hacerla. Una Seguridad Social, INEM, etc¨¦tera, en que los sindicatos pintamos todav¨ªa muy poco; obst¨¢culos continuos por parte de la Administraci¨®n para el asentamiento de las centrales como instituciones b¨¢sicas de la democracia. Esta es una parte del panorama. Se afirma que la estrategia de UGT ha estado centrada en dos pactos con la gran patronal (CEOE): el de julio de 1979 sobre el Estatuto de los Trabajadores y el de enero de 1980 sobre el AMI. Hay que preguntarse ?han contribuido a recortar, aunque fuese m¨ªnimamente, el paro? ?A mejorar la situaci¨®n econ¨®mica general? ?A que los salarios avancen hacia una mayor democracia industrial?, incluso, ?a que aumente la productividad y descienda, significativamente, la conflictividad?; o como m¨ªnimo, ?a que CC OO pierda las elecciones sindicales?
Las respuestas son todas ellas negativas para cualquier observador medianamente enterado. Nadie ignora que el estatuto abarata y facilita los despidos y,expedientes de crisis; es sabido que el ¨²nico que cant¨® las loas del AMI en el reciente debate parlamentario fue el se?or Abril Martorell, quiz¨¢ porque, a lo mejor, desciende en 0,5 puntos la inflaci¨®n este a?o, aunque la ejecutiva del PSOE se lo discuta con raz¨®n, y a costa de que el paro crezca en un 2%; ?es que no se sabe que en Espa?a ha sido frenado,cualquier avance en la democracia industrial o econ¨®mica y los sindicatos combatidos desde el poder -no devoluci¨®n del patrimonio, etc¨¦tera-? La productividad no ha crecido sanamente, porque el AMI, firmado s¨®lo por CEOE-UGT, es inane para lograr que aumente; la conflictividad se ha mantenido bastante alta a pesar de los malabarismos del Ministerio de Trabajo, intentando demostrar que ha descendido a menos de la mitad.
En realidad, ?para qu¨¦ ha servido el AMI? Para disminuir la inflaci¨®n o aumentar el empleo, no. Para aumentar la participaci¨®n de los trabajadores y los sindicatos, tampoco. Para cambiar productividad por democracia industrial, es evidente que no. En Espa?a, la productividad aumenta a raz¨®n de un 4%-5 % anual de la peor manera: por descenso del empleo.
El car¨¢cter negativo de aspectos decisivos del Estatuto de los Trabajadores y del AMI no tienen discusi¨®n. Han debilitado a los sindicatos; han liquidado en la pr¨¢ctica la revisi¨®n salarial semestral; ha colocado en un segundo plano a los parados, pensionistas, acentuando la insolidaridad. La propia CEOE ha sido muy expl¨ªcita, en su reciente documento sobre el desempleo, a la hora de se?alar los ?importantes sacrificios? que ha tenido que asumir en el AMI: reducci¨®n de la jornada; limitaci¨®n de horas extras, negociaci¨®n de la jubilaci¨®n anticipada, etc¨¦tera. Sobre la prim,era se han quedado, para este a?o, en lo que se?ala el estatuto; en horas extras no hay nada cuantificado, y en per¨ªodo de crisis aguda no se ve claro por qu¨¦ perjudica al empresario su eliminaci¨®n.
Acerca de la jubilaci¨®n anticipada no hay nada negociado con car¨¢cter general y es una forma de aligerar plantillas cuando no est¨¢ ligado a compromisos de contratar nuevos trabajadores. As¨ª, cuando se habla de que CC OO pierde iniciativa en la negociaci¨®n colectiva o espacio sindical responsable, se confunden los deseos con las realidades. Porque si los ?factores reales de negociaci¨®n desde el ¨¢ngulo sindical? -como dice Zufiaur- radican en dos temas: conflictividad y productividad, ?qui¨¦n controla m¨¢s estos dos elementos en nuestro pa¨ªs? ?acaso UGT, o m¨¢s bien la CS de CC OO y los delegados y comit¨¦s de empresa en los que ¨¦sta es mayoritaria?
Firmar convenios no es sin¨®nimo de poder de negociaci¨®n o de interlocutor v¨¢lido, pues, en tal caso, el ?vertical? habr¨ªa sido el m¨¢s poderoso y v¨¢lido de todos. CC OO ha negociado y seguir¨¢ negociando todos los convenios y acuerdos o pactos que se planteen en el futuro; otra cosa es que los firme o no, pues eso depender¨¢ -supongo que tambien para UGT- de que el contenido de los mismos sea positivo o negativo para los trabajadores y el pa¨ªs. Prueba de ello es que ahora la CEOE lanza un documento sobre el tema del empleo, haci¨¦ndose eco de algo que venimos repitiendo desdie CC OO a partir de nuestro I Congreso Confederal: la necesidad y urgencia de un gran acuerdo de solidaridad contra el paro.
El papel de la CEOE no es de recibo, pero tiene de positivo que es la primera vez que la gran patronal reconoce que ser¨ªa conveniente un acuerdo sobre la materia entre todas las fuerzas interesadas: sociales, pol¨ªticas, gubernamental. Felipe Gonz¨¢lez dijo algo en esa direcci¨®n en el debate parlamentario de censura al Gobierno. Ahora tambi¨¦n, desde la Generalidad, se lanzan propuestas, calcadas algunas de ideas avanzadas por nosotros hace tiempo. Nos alegramos, pero ?no es ello un reconocimiento de que lo hecho hasta ahora o no ha servido para nada.o ha sido contraproducente?
?Qu¨¦ estrategia, pues, ante la crisis? La firma de acuerdos de UGT en solitario con CEOE, en posici¨®n de debilidad, tipo estatuto o AMI, a cambio de un supuesto ?trato? mejor, coyuntural, por arte de la patronal y el Gobierno, que, en realidad, lo que pretenden es la apertura de un espacio sindical propio en forma de ?independientes?, USO-Zaguirre, etc¨¦tera. Porque si la estrategia ante la crisis ha sido el binomio estatuto-AMI, esa estrategia ha sido un fracaso completo, que ha acentuado la crisis, ha perjudicado a los trabajadores, ha dividido a los sindicatos, debilit¨¢ndolos, propiciando un espacio sindical confuso. Est¨¢ por ver si esa estrategia le va a dar votos a UGT en las elecciones sindicales. Hasta ahora, los datos no indicar¨ªan tal ganancia. Por el c¨®ntrario, una estrategia realista y eficaz ante la crisis presupone un acuerdo de unidad de acci¨®n entre CC OO y UGT, porque es la ¨²nica manera de que el movimiento obrero tenga fuerza suficiente para lograr una salida negociada de la misma. Este acuerdo no tendr¨ªa que ser gen¨¦rico ni intemporal, sino proponerse algunos grandes objetivos de inter¨¦s com¨²n:
1. Un plan de solidaridad o actu.aci¨®n contra el paro que pudiera transformarse en acci¨®n pr¨¢ctica de gobierno, con compromisos por parte de las fuerzas parlamentarias, los empresarios y los trabajadores. Quiz¨¢ en ¨¦l se pudiera distinguir una parte de medidas inmediatas de choque y otra a medio y largo plazo.
2. Un acuerdo sobre el asentamiento y consolidaci¨®n de los sindicatos, que resolviera de una vez el contencioso del patrimonio sindical y la participaci¨®n real de las centrales en los institutos de Seguridad Social, INEM, IMAC, ITC, IE, etc¨¦tera, en la l¨ªnea de hacer avanzar la democracia industrial.
3. Una posici¨®n com¨²n sobre el aumento de las pensiones para el pr¨®ximo a?o y la mejora de la situaci¨®n de los pensionistas.
4. Una negociaci¨®n colectiva que permita superar los l¨ªmites del AMI sin necesidad de que UGT tenga que violar los compromisos contra¨ªdos. Negociar conjuntamente la cuesti¨®n salarial y aspectos no contemplados en el AMI.
5. Enfocar las elecciones sindicales de tal suerte que sean un ¨¦xito para el sindicalismo de clase, una reducci¨®n del espacio antisindical y un fortalecimiento de los comit¨¦s y secciones sindicales.
Entre el choque frontal y radical que llevar¨ªa a la divisi¨®n y al aislamiento -que es otra forma de instalarse en la crisis- y la claudicaci¨®n a la l¨®gica que imponga la gran patronal o los Gobiernos de derechas, hay v¨ªas eficaces para los sindicatos de enfocar la crisis e irla superando en beneficio de los tra bajadores y el pa¨ªs. Se trata de lograr la unidad suficiente que permita tener fuerza para imponer una soluci¨®n negociada de la misma, con contrapartidas reales por todas las partes. As¨ª, pues, yo creo que CC OO tiene una estrategia general correcta frente a la crisis, que necesita q¨²iz¨¢ de algunas con creciones que en su planificaci¨®n, en algunas empresas, ramas o te rritorios, se han cometido errores y desenfoques. Por el contrario, creo que UGT se equivoca en su estra tegia global, concretada en el bi nomio estatuto-AMI, que es una forma de entrar en la l¨®gica de la CEOE-UCD, aunque en sitios concretos obtenga ¨¦xitos y adopte sobre algunos temas parciales, posiciones correctas. La unidad de acci¨®n duradera estar¨ªa en corregir por parte de CC OO sus errores en lugares concretos y en superar por parte de UGT los l¨ªmites de su es trategia global.
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