Espa?a no aceptar¨¢ la exclusi¨®n de la agricultura en las negociaciones con la CEE

Espa?a no aceptar¨¢ la exclusi¨®n de la pol¨ªtica agr¨ªcola en sus negociaciones para el ingreso en las Comunidades Europeas. El ministro de Relaciones con la CEE, Leopoldo Calvo Sotelo, dejar¨¢ clara esta postura espa?ola -que contradice los deseos de Francia-, el lunes, ante el Consejo de Ministros de la CEE, durante la sesi¨®n ministerial negociadora que se abrir¨¢ a ¨²ltimas horas de la tarde de ma?ana en el edificio Carlomagno, de Bruselas.

El ministro espa?ol har¨¢, en esta sesi¨®n ministerial, una declaraci¨®n oficial en la que se espera que defina la actitud del Gobierno de Madrid ante las recientes declaraciones del presidente Giscard d'Estaing, contrarias a la progresi¨®n de las negociaciones hispano-comunitarias en sus cap¨ªtulos agr¨ªcola y financiero, a la espera de que la Comunidad consiga reestructurar ambas pol¨ªticas, cuyo debate se abrir¨¢ en la segunda mitad de 1981.En sus palabras, Leopoldo Calvo Sotelo afirmar¨¢ la decisi¨®n espa?ola de negociar y respetar todo el acquis comunitario (o nivel actual de desarrollo y compromisos de la CEE) sin exclusi¨®n de ning¨²n tema. El ministro tendr¨¢ la oportunidad de recordar que en la sesi¨®n de apertura solemne de las negociaciones -celebrada en febrero del pasado a?o 1979 -fue precisamente el presidente en ejercicio del Consejo y ministro de Francia de Asuntos Exteriores, Jean Fran?ois Poncet, quien habl¨® de negociar sin exclusi¨®n alguna el acquis comunitario. El ministro galo record¨®, eso s¨ª, que este contenido de la CEE es variable en sus reformas y compromisos y la parte espa?ola prometi¨® acomodarse a ello, pero en ninguno de los dos casos se habl¨® de eliminar sectores en negociaci¨®n como la agricultura.

Asimismo, Calvo Sotelo podr¨¢ recordar al Consejo el retraso que arrastra ya la negociaci¨®n en su pre¨¢mbulo conocido como la visi¨®n de conjunto o an¨¢lisis. general de los problemas a negociar. Se recuerda ahora que fue el propio Fran?ois Poncet quien inst¨® al Consejo comunitario a ejecutar esta absurda ronda prenegociadora con la intenci¨®n de retrasar, de entrada, un a?o la negociaci¨®n propiamente dicha para que esta no discurriera en plenas elecciones al Parlamento Europeo. Pero lo m¨¢s grave, y ello es la prueba de qu¨¦ Francia impone por ahora su veto a la negociaci¨®n agr¨ªcola, es que la visi¨®n de conjunto de los problemas no ha podido ser concluida porque el Consejo de la CEE no dio a los negociadores comunitarios el mandato necesario para que fueran debatidos los cap¨ªtulos agr¨ªcola y pesquero. Francia, otra vez, ha impedido que ello ocurra, y el documento que la Comisi¨®n Europea envi¨® al Consejo, el pasado mes de febrero, permanece bloqueado en su secretariado a la espera de debate.

Espa?a est¨¢, por el contrario, dispuesta a admitir la existencia de dificultades agr¨ªcolas y financieras en el actual momento de la CEE y aceptar¨ªa la idea de ir negociando todos los cap¨ªtulos de la integraci¨®n, dejando a reformar o ad referendum aquellos puntos m¨¢s sensibles o susceptibles de reforma. Lo que no podr¨¢ aceptar es la idea de que la agricultura quede para el final, o sea, simplemente excluida de la lista de temas, entre otras cosas porque su periodo transitorio -que la Comisi¨®n establece entre los siete y los diez a?os- deber¨¢ estar ¨ªntiniamente ligado a los de los otros temas considerados sensibles, como el desarme arancelario industrial, libre circulaci¨®n de trabajadores, pol¨ªtica mediterr¨¢nea, etc¨¦tera.

En definitiva, en Madrid se espera que la sesi¨®n ministerial negociadora del lunes clarifique la posici¨®n del Consejo de la CEE antes de las declaraciones del presidente Giscard destaing que su primer ministro, Barre, intent¨®, sin ¨¦xito, que fueran aceptadas por el Gobierno espa?ol como la ¨²nica realidad posible para basar el desarrollo de las negociaciones hispano-comunitarias. En este Consejo los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE podr¨¢n, todos ellos, pronunciarse definitivamente sobre las posiciones de Par¨ªs y clarificar su actitud ante Madrid saliendo del equ¨ªvoco que consiste en decir a Francia que aceptan la reestructuraci¨®n agr¨ªcola pedida por Par¨ªs y a Espa?a que las negociaciones deben continuar en las ?fechas previstas?.

En relaci¨®n con las fechas, el Consejo tendr¨¢ ahora la oportunidad de dar, como lo pretende la Administraci¨®n espa?ola, un calendario definitivo o probable como el que algunos pol¨ªticos europeos y, sobre todo, los espa?oles manejan con vistas al ingreso de Espa?a en la CEE en 1983. Hasta ahora el Consejo no se pronunci¨® sobre ning¨²n calendario y tampoco parece probable que ello pueda ocurrir ahora, en v¨ªsperas de elecciones presidenciales francesas, de tormentosas negociaciones intracomunitarias sobre agricultura y cargas presupuestarias y, sencillamente, porque como lo dijo Barre en Madrid, su pa¨ªs no acepta ni acept¨® nunca este calendario.

El Consejo de la CEE lo que no podr¨¢ hacer esta vez es eludir las declaraciones de Giscard. Podr¨¢, eso s¨ª, retrasar el debate, pero ser¨ªa ya indicio suficiente de las dificultades por las que atraviesa la negociaci¨®n.

De todas maneras, si la actitud que Francia impone en el Consejo es la anunciada en Madrid por Barre, habr¨¢ que esperar una definitiva reacci¨®n del Gobierno espa?ol que podr¨ªa llegar incluso al abandono, de la negociaci¨®n. Esta opci¨®n se ha barajado en algunos niveles de la Administraci¨®n espa?ola. Si se llevara a cabo, ello producir¨¢ interrogantes spbre el futuro del acuerdo preferencial de 1970 vigente y posibles medidas de salvaguardia unilaterales que la CEE podr¨ªa adoptar contra las exportaciones espa?olas.