Que se vayan los gitanos
LAS MEDIDAS discriminatorias contra comunidades de gitanos en Madrid y en Alcantarilla (Murcia) han prolongado, sin concertaci¨®n previa, la decisi¨®n adoptada por los concejales nacionalistas -tanto moderados como radicales- del Ayuntamiento de Hernani, para expulsar del t¨¦rmino municipal a los gitanos. Esa actitud combina los infames prejuicios racistas y la condenable aversi¨®n de los bienpensantes hacia las minor¨ªas marginadas, que viven seg¨²n usos, costumbres y normas diferentes a los que rigen en la sociedad establecida. En verdad, no puede sino producir un escalofr¨ªo de repugnancia ¨¦tica y una preocupaci¨®n pol¨ªtica que comiencen a manifestarse entre nosotros, con tanto descaro, esos alarmantes s¨ªntomas de discriminaci¨®n ¨¦tnica y de persecuci¨®n a las minor¨ªas. La preocupaci¨®n es todav¨ªa mayor por el hecho de que la Espa?a contempor¨¢nea parec¨ªa haber dejado atr¨¢s, aunque tal vez permaneciera soterrado en la sensibilidad colectiva, el talante inquisitorial, el recuerdo de la expulsi¨®n de jud¨ªos y moriscos y la intolerancia contra los heterodoxos. Hasta el momento, cab¨ªa albergar incluso la ilusi¨®n de que la sociedad espa?ola estaba menos infectada por el virus del racismo que otros pa¨ªses occidentales. Si bien elgusto por las fanfarrias patrioteras y por las condenas paranoicas de la p¨¦rfida Albi¨®n o la traidora Francia contin¨²a siendo alimentado por chauvinistas de derecha, de centro y de izquierda, hay un considerable trecho entre atizar la hoguera de las pasiones contra ciudadanos de otros pa¨ªses y discriminar, dentro de nuestras fronteras, a grupos ¨¦tnicos o minor¨ªas marginadas.
Por lo dem¨¢s, el comportamiento de Herri Batasuna en el Ayuntamiento de Hernani, cuya alcald¨ªa ocupa, muestra todas las contradicciones de ese movimiento populista, tironeado entre las tendencias abertzales, abierta o subterr¨¢neamente racistas, por un lado, y las corrientes revolucionarias y tercermundistas, por otro. Los dirigentes de la coalici¨®n han sido puestos entre la espada del revolucionarismo y la pared del racismo, ante las peticiones asamblearias de sus bases en favor de la expulsi¨®n de los gitanos de Hemani. Su invocaci¨®n a la voluntad popular como justificaci¨®n de su apoyo a la medida ser¨ªa pat¨¦tica de no resultar grotesca. ?Acaso no tuvo Hitler notables respaldos populares y electorales?
Digamos, finalmente, que la afirmaci¨®n de algunos portavoces del nacionalismo abertzale radical sobre el presunto antivasquismo del resto de los espa?oles, esgrimida como atenuante o eximente de la decisi¨®n del Ayuntamiento de Hernani, era, hasta hace pocos a?os, totalmente insostenible. Con independencia de las medidas represivas del Estado bajo el franquismo contra los vascos, probablemente ninguna comunidad dentro de nuestras fronteras era vista con tanta simpat¨ªa y respeto como la vasca por la sociedad espa?ola. El terrorismo de ETA, la petulante y est¨²pida arrogancia racista de algunos de sus defensores y las in¨²tiles ofensas a la sensibilidad colectiva de quienes para afirmar su condici¨®n de vascos necesitan insultar a quienes no lo son, constituyen las ¨²nicas causas de ese preocupante y condenable antivasquismo que ahora, de verdad, comienza a cundir por nuestro pa¨ªs y que no puede sino reforzarse con medidas como las idoptadas por el Ayuntamiento de Hemani.
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