A Espa?a le falt¨® altura
Al equipo espa?ol le falt¨® la presencia de un gran pivot para derrotar a Italia. El equipo espa?ol se qued¨® sin hombres de altura en los momentos decisivos. Expulsado .De la Cruz, Romay dur¨® un abrir y cerrar de ojos. Sibilio, cargado con cuatro personales, no pudo combatir a pleno rendimiento cuando se estaba decidiendo la contienda. D¨ªaz-Miguel no ech¨® mano de Santillana porque no confi¨® en la frialdad de este jugador para resolver el partido. La ingenuidad hispana no fue capaz de echar de la cancha a Sylvester hasta bien avanzado el encuentro. Y Meneghin, sin nadie que se le opusiera, resolvi¨® en la segunda parte un partido jugado a cara de perro.En estos Juegos en los que se ha hecho por profesi¨®n de fe de las ausencias habr¨ªa que hacer hincapi¨¦ tambi¨¦n en la falta fundamental de Rafael Rull¨¢n, al que una lesi¨®n dej¨® en Madrid. Con el pivot madridista en Mosc¨², Espa?a probablemente hubiera podido ganar no s¨®lo a Italia, sino incluso a Yugoslavia. En estos dos encuentros fundamentales es cuando se ha dejado notar la falta de un hombre capaz de defender bajo su aro y capaz de puntuar en el contrario.
Sibilio ha sido el recurso de ¨²ltima hora de D¨ªaz-Miguel. Es un hombre que cumple, que anota y que rebotea bajo la canasta contraria, pero defiende menos.
Romay cay¨® ayer ingenuamente en los viejos trucos de los italianos y antes de que nos di¨¦ramos cuenta desapareci¨® de la pista. D¨ªaz-Miguel se jug¨® el todo por el todo con bases y aleros y el falso pivot que es Sibilio. Italia, que en la primera fase perdi¨® un encuentro y en la segunda dos, se ha convertido en finalista de pura carambola. Italia parece un equipo pasado de forma. Quiz¨¢ hasta aburrido de tan larga concentraci¨®n como ha tenido que soportar antes de venir a Mosc¨². Ante Espa?a se adjudic¨® el triunfo, quiz¨¢ por errores del adversario.
Porque lo cierto es que Espa?a volvi¨® a cometer errores de entrega, errores en el lanzamiento a canasta y fundamentalmente fallos psicol¨®gicos ante la barrera impuesta por Italia en su zona.
Sandro Gamba prefiri¨® durante la mayor parte del encuentro marcar a los espa?oles hombre a hombre y con superioridad en cent¨ªmetros hubo momentos en los que pareci¨® imposible que Espa?a pudiera lanzar a canasta. El recurso de Flores para lanzar a la media distancia tambi¨¦n dur¨® poco, porque sum¨® las cinco personales con demasiada rapidez.
La primera mitad, con los dos equipos enteros, result¨® equilibrada. Aunque el marcador siempre fue favorable a los italianos, ¨¦stos no pasaron de los cinco puntos de ventaja.
En la primera jugada del segundo tiempo Romay se fue al banquillo y a partir de ese instante se produjo un tremendo bache en el juego hispano, que permiti¨® a los italianos despegarse. Con la salida de Sylvester Espa?a hizo pressing por toda la cancha, pero la casi in mediata p¨¦rdida de De la Cruz volvi¨® a hundir al equipo. En unos minutos de aut¨¦ntico desconcierto, con L¨®pez Iturriaga, Soloz¨¢bal y Llorente entrando y saliendo de la cancha en cambios desesperados, Italia consigui¨® quince puntos de diferencia. A partir del minuto quince se produjo una gran reacci¨®n, bien orquestada por Corbal¨¢n, que lleg¨®. a reducir la diferencia a cinco puntos. Los espa?oles lucharon bravamente en busca de la igualada, pero ¨¦sta no pudo llegar. Los italianos en los dos minutos finales amarraron al m¨¢ximo e imposibilitaron convertir en realidad una ilusi¨®n que se hab¨ªa comenzado a cimentar cu¨¢ndo ya se daba todo por perdido.
Un partido en el que Brabender es anulado por Marzorati, lo m¨¢s natural es que se pierda. Un encuentro en el que Brabender no pasa de los diez puntos es una derrota segura.
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