Los asaltantes del polvor¨ªn de Santander contaron con un comando de apoyo
Un comando de apoyo, formado por varios miembros de ETA Militar y un veh¨ªculo, esperaba en un bar de Soto de la Marina llamado Navajeda, preparado para intervenir si surg¨ªan dificultades en el asalto al polvor¨ªn de Explosivos R¨ªo Tinto, seg¨²n ha podido saber Efe de fuentes competentes.El asalto al polvor¨ªn situado en Soto de la Marina, ocurrido en la noche del jueves 25, se realiz¨® en menos de una hora, tardando escasamente media hora en la carga del explosivo.
El comando terrorista, formado por cuatro miembros vestidos de guardias civiles, viajaba en un veh¨ªculo marca Talbot 150, de color blanco, matr¨ªcula del parque m¨®vil de la Guardia Civil, seguido de un cami¨®n marca Pegaso, con la matr¨ªcula n¨²mero A-4256-O, de tres ejes, y conducido por su propietario, Francisco Gonz¨¢lez Berna, en solitario.
Los guardas jurados Jos¨¦ Luis Alvarez y Eduardo G¨®mez Blanco, ambos con licencia del a?o 1976, que custodiaban el polvor¨ªn llamado Murillo se encontraban en ese momento dentro de una de las garitas de protecci¨®n jugando a las cartas, seg¨²n ha tenido conocimiento Efe.
El polvor¨ªn posee algunas de las medidas de seguridad estipuladas en la legislaci¨®n vigente. Est¨¢ rodeado por una verja con alarma autom¨¢tica, y en su interior existen dos garitas, cada una con alarmas de pie y de mano conectadas directamente con el puesto de la Guardia Civil del monte. Adem¨¢s existe una alarma ac¨²stica con un radio de acci¨®n de ocho kil¨®metros y unos potentes focos para permitir la visibilidad nocturna.
Tambi¨¦n se ha podido saber que el exceso de explosivos estaba motivado por un pedido que hab¨ªa realizado hac¨ªa unos d¨ªas la compa?¨ªa Dragados y Construcciones, para la realizaci¨®n de la carretera de acceso al salto de agua de San Miguel de Aguayo.
El autom¨®vil, seg¨²n dichas fuentes, se detuvo al llegar a la verja de seguridad, ape¨¢ndose un individuo vestido de guardia civil, que dijo: ?Vamos a cargar dinamita?.
Los guardas jurados, acostumbrados a la ronda que todas las noches realiza la Guardia Civil, pero que ese d¨ªa no realiz¨® por escasez de personal y tener que cubrir unas romer¨ªas de ciudades colindantes, preguntaron: ??Mucho?? ?Media hora?, contest¨® el terrorista.
Y el guarda jurado abri¨® el cierre autom¨¢tico sin solicitar de los guardias civiles la orden por escrito necesaria para su apertura. En ese momento se encontr¨® enca?onado con una pistola, y no con un Cetme, seg¨²n algunas informaciones, mientras otro de los terroristas sali¨® corriendo y enca?on¨® al otro guarda jurado, que se encontraba en la garita.
Despu¨¦s de obligar a los guardas jurados a la entrega de las armas y a desconectar las alarmas, se pusieron a cargar las cajas de explosivo entre los terroristas y uno de los guardas, en lo que tardaron, seg¨²n declaraciones posteriores de los apresados, una media hora.
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