TVE en los Juegos: de lo lamentable a lo grotesco
Los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨² finalizaron el domingo con la ceremonia de clausura, de la que Televisi¨®n Espa?ola volvi¨® a ofrecernos escasos minutos en su programaci¨®n. En realidad fue el consecuente broche final a una informaci¨®n que, si en ocasiones pasadas sobre temas deportivos hab¨ªa rayado demasiadas veces en lo lamentable, en esta ocasi¨®n entr¨® de lleno en lo grotesco. Una vez m¨¢s, lo censurable no fue lo poco ofrecido -discutible por las circunstancias- sino lo mal que eso se ofreci¨®.Incluso partiendo de la base de que todas las televisiones de la Europa occidental hab¨ªan recortado las horas de transmisiones sobre el acontecimiento ol¨ªmpico tras el boicoteo, la incongruente programaci¨®n inicial de Televisi¨®n Espa?ola sobre los Juegos empez¨® por estropear a¨²n m¨¢s el panorama. Despu¨¦s, a lo largo de los d¨ªas, ni siquiera se respetaron esas migajas ?echadas al sufrido telespectador?.
Televisi¨®n Espa?ola s¨®lo ?rompi¨®? de forma casi ins¨®lita sus s¨®lidos esquemas, inamovibles casi perennemente, aunque prive la actualidad m¨¢s palpitante, al retransmitir los partidos Espa?a-India, final de hockey sobre hierba, y Espa?a-URSS, de baloncesto, para el tercer y cuarto puestos. Lo hizo por la segunda cadena, infrautilizada incre¨ªblemente durante todos los Juegos, pues s¨®lo se ofrecieron por ella, adem¨¢s, transmisiones los d¨ªas 26 y 27 de julio y 2 de agosto, fines de semana. El primer d¨ªa se dio un resumen diferido de la nataci¨®n, a la misma hora en que se disputaba -y transmit¨ªa- atletismo por la primera cadena; en el tercero, tambi¨¦n en diferido, -cosa que no se dijo casi nunca, en otro enga?o al telespectador-, se ofrecieron las finales de pirag¨¹ismo -1.000 metros-, mientras por la primera se pasaba la tediosa final de f¨²tbol. Televisi¨®n Espa?ola no hab¨ªa transmitido tampoco en directo las finales del deporte acu¨¢tico sobre 500 metros, donde precisamente Espa?a logr¨® la medalla de plata, mientras al d¨ªa siguiente s¨®lo consegu¨ªa el bronce. As¨ª pues, Televisi¨®n Espa?ola, aparte de ofrecer un escas¨ªsimo n¨²mero de transmisiones en directo o en diferido, las hizo coincidir casi siempre en las pocas veces en que utiliz¨® los dos canales.
Sin embargo, la falta de consideraci¨®n al telespectador alcanz¨® ya l¨ªmites insospechados en los momentos en que se esperaba como ¨²nico manjar la media hora o la hora programada de transmisi¨®n. Hubo d¨ªas en que el programa, de atletismo o nataci¨®n, ¨²nicos deportes tratados, fue demasiado largo, con m¨¢s tiempo invertido en las ceremonias de entrega de medallas que en las pruebas en s¨ª. Otros, en cambio, falt¨® tiempo para poder presenciar acontecimientos de gran inter¨¦s o no qued¨® m¨¢s remedio que ver todo el programa Cosas, con concursos incluidos, ya para no perderse los segundos, ofrecidos de algunas pruebas. Todo un suplicio.
Aparte de los desafortunados comentarios de los enviados especiales, en los que en su mayor¨ªa se sucedieron los errores y una falta de documentaci¨®n sobre los temas alarmante, las situaciones de desprecio al aficionado fueron casi continuas. No se puede en una televisi¨®n seria, en la que deber¨ªa haber, al fin, alguien con capacidad para evitarlo, corta- una transmisi¨®n.deportiva cuando se va a intentar superar un r¨¦cc rd del mund3. El polaco Kozakiewicz acababa de saltar, con p¨¦rtiga, 5,78, l¨ªa plusmarca, e intentaba 5,82. El que luego fallara esa altura es lo de menos. Se trataba (le tina haza?a de alcance universal hurtada al telespectador. Y tampoco se puede, por lo que al atletismo, al Y
deporte espa?ol le toca, anunciar por parte del comentarista que Llopal:I iba segundo en 50 H¨®rnetros marcha, que estaba a punto de ganar la rnedalla de plata, y que ? Dor necesidades de prograrnaci~, Fiara poner una pel¨ªcula de celilloide rancio, que pod¨ªa esperar perfectamente media hora, ?es necesario devolver la conexi¨®n a Prado del Rey?. Es posible que en Prado del Rey tengan ahora las disculpas de que la televisi¨®n sovi¨¦tica e.iviaba s¨®lo las im¨¢genesque le interesaba, o que llegaban en malas co:idiciones al -unas veces. Es MuY Fosible. Pero cuando se cometen tantos errores a?o tras a?o -recoidernosaquei, campeonato de ciclocross en que se cort¨® la transmisi¨®n cuando faltaba una vuelta, o muchos m¨¢s-, las soluciones son ya exigiPunto y aparte merecen los res¨²rnenes. El de medicid¨ªa empez¨® renqueante, porque, al parecer, no se les dejaba a los c¨¢maras de T,.-Ievisi,~n Espa?ola entrar en los estadios-, pero, mal que bien, la informaci¨®n sobre los espa?oles se mantuvo. En la segunda cadena, por la noche, en cambio, sevolvi¨® a demostrar que para Televisi¨®n Espa?ola no existi¨® m¨¢s que un reducido n¨²mero de deportes de los veintid¨®s del programa. Nunca se lleg¨® a los 55 minutos previstos -de 22.45 a 23.40-, porque Televisi¨®n Espa?ola pareci¨® siempre tener prisa en quitarse de en medio lo poco que ofreci¨®. Y, nuevamente, los comentarios -sin sab~er, por ejemplo, en esgrima, qui¨¦ri era tocado hasta el ¨²ltimo d¨ªa- estuvieron al similar bajo tono de las im¨¢genes. Se repitieron las m¨¢s de las veces las ya pasadas en directo y se perdieron, como cab¨ªa temer, los mejores momentos de deportes tratados fugazmente. La f`inal de balonmano masculino se despach¨® con escasos segundos y las de volelbol o baloncesto ni con eso; en la del voleibol femenino se conect¨®, pero tarde. Televisi¨®n Espa?ola no tendr¨¢ que preocuparse (te otros Juegos hasta dentro de cuatro a?os. Si no cambia, mejor que no se preocupe.
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