La sombra del "Billygate" a¨²n planea sobre la convenci¨®n
A finales del siglo XVI, Montaigne dec¨ªa que los problemas cotidianos a los que debe hacer frente un cabeza de familia son pr¨¢cticamente los mismos que aquellos con los que se enfrenta el soberano de una naci¨®n.Jimmy Carter, de 56 a?os, presidente de Estados Unidos y favorito entre los aspirantes a la nominaci¨®n como candidato presidencial en la convenci¨®n del Partido Dem¨®crata, que se abre ma?ana, lunes, en Nueva York, est¨¢ encontrando casi las mismas dificultades para su reelecci¨®n en los asuntos de Estado que en el comportamiento de su familia y, en especial, de su hermano menor, el pintoresco Billy Carter.
El calificativo de pintoresco fue aplicado por el propio Jimmy Carter a su hermano, durante la conferencia de prensa que celebr¨® el pasado d¨ªa 4. para asegurar que los contactos de Billy con Libia y el dinero recibido por ¨¦ste como pr¨¦stamo del r¨¦gimen de Gadafi no tienen ni tendr¨¢n influencia en la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos.
Hace poco menos de tres a?os, el presidente se vio obligado a hacer otras declaraciones sobre Billy, cuando ¨¦ste empez¨® sus actividades ?pintorescas?. ?Billy es una persona muy competente, muy inteligente y muy apreciable. Estoy orgulloso de ser su hermano?, dec¨ªa entonces Jimmy Carter, que apenas llevaba diez meses en la Casa Blanca.
Durante la campa?a electoral de 1976, Billy fue un ?producto? vendible para los encargados de forjar la imagen del candidato presidencial ante la opini¨®n p¨²blica. El hermano menor de Jimmy Carter posaba sonriente para los turistas, que comenzaban a llegar por millares a Plains, el pueblecito natal de la familia Carter, en el Estado de Georgia, y celebraban sus ocurrencias: ?Tengo una madre que se fue como voluntaria al Peace Corps a los 68 a?os; una hermana que es predicadora, otra que se pone casco y conduce una motocicleta y un hermano que se imagina que va a ser nuestro pr¨®ximo presidente. Yo soy el ¨²nico miembro de esta familia que no est¨¢ chiflado?, dec¨ªa poco antes de las elecciones.
A lo largo del primer a?o de Administraci¨®n Carter, el hermano menor del presidente comenz¨® en seguida a materializar las ventajas de su popularidad y de su relaci¨®n familiar. La presencia de Billy en una fiesta, un congreso, un banquete o un concierto de m¨²sica country era algo sencillo de obtener por el m¨®dico precio de 5.000 d¨®lares (unas 350.000 pesetas) cada aparici¨®n.
La publicidad de un licor de cacahuete o de un cami¨®n de juguete del mismo modelo que el que ¨¦l utilizaba en Plains fueron otras fuentes de ingresos para Billy, que, seg¨²n informaciones aparecidas en la Prensa norteamericana, ganaba ya, a finales de 1977, bastante m¨¢s que los 200.000 d¨®lares anuales (unos catorce millones de pesetas), que son el sueldo del inquilino de la Casa Blanca.
Cerveza ?Billy?
La cerveza Billy, fabricada por una empresa de Louisville, apareci¨® a primeros de 1978. El hermano de Jimmy Carter presum¨ªa entonces de beber un m¨ªnimo de doce botes de cerveza diarios, y no tuvo inconveniente en llevarse una cantidad de dinero, que se desconoce, por patrocinar con su nombre un nuevo producto. La presentaci¨®n al p¨²blico de la nueva marca de cerveza se hizo, por supuesto, en Plains, junto al almac¨¦n de cacahuetes de la familia Carter.
La operaci¨®n fue un fracaso, y los botes de cerveza Billy, naranjas y azules, son hoy una pieza de coleccionista. En ellos puede verse la firma de Billy Carter, debajo de una declaraci¨®n rotunda: ?Pienso que es la mejor cerveza que he probado nunca, y eso que he probado muchas. Creo que tambi¨¦n les gustar¨¢?.
Jimmy Carter se gradu¨® con el puesto n¨²mero dos de su clase en sus estudios de grado medio, y abandon¨® Plains para ir a la academia naval de Annapolis. Billy, trece a?os m¨¢s joven, obtuvo el puesto n¨²mero 25 en una clase compuesta por veintis¨¦is alumnos, trabaj¨® una temporada en el negocio familiar, se fue voluntario al servicio militar en los marines y se estableci¨® finalmente, de nuevo, en Plains, donde compr¨® una peque?a estaci¨®n de servicio, aparte de su 16% en el almac¨¦n de cacahuetes.
Si Billy no destac¨® especialmente en los estudios, nadie le niega una gran habilidad en los negocios. La operaci¨®n de intermediario para la compra de petr¨®leo libio, que hab¨ªa apalabrado con la compa?¨ªa Carey Energy Corporation, podr¨ªa haberle proporcionado millones de d¨®lares de beneficios como comisionista, en caso de que todo hubiera salido bien.
Hasta marzo de 1979, Billy continu¨® siendo el hermano pintoresco del presidente de Estados Unidos. Sus salidas de tono y sus frases comprometidas eran recogidas puntualmente en los medios informativos, aunque las elecciones estaban lejos a¨²n. Otros comportamientos no menos pintorescos, aunque, desde luego, no tan comprometedores para Jimmy Carter, corrieron a cargo de su madre, miss Lilian; de su hermana Ruth, que tiene visiones m¨ªsticas y predica el Evangelio, o incluso de su esposa, Rosalynn, y de sus hijos, Chip o Amy.
Sinusitis
?Billy es para nosotros como la sinusitis: un dolor no demasiado profundo, pero que nunca desaparece?, declaraba por entonces al semanario Newsweek un alto funcionario de la Casa Blanca. En marzo de 1979, Billy ingres¨® en un centro de rehabilitaci¨®n de alcoh¨®licos en California y sigui¨® un tratamiento de siete semanas. Despu¨¦s se dedic¨® a los negocios m¨¢s en serio, estrech¨® sus relaciones con los representantes diplom¨¢ticos de la Jamahiriya o Rep¨²blica Popular Libia y, tras recibir un pr¨¦stamo de 220.000 d¨®lares (unos catorce millones de pesetas), coloc¨® a su hermano en una situaci¨®n particularmente comprometida, a s¨®lo unos d¨ªas de la convenci¨®n nacional dem¨®crata.
Un subcomit¨¦ del Senado norteamericano investigar¨¢ todo el asunto, bautizado como Billygate por los medios de comunicaci¨®n, aunque parece que las explicaciones orales y escritas dadas por el presidente han convencido a la mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica de que no est¨¢ implicado en nada ilegal y de que, para citar la Biblia, tan familiar a Jimmy Carter, ¨¦l no es ?el guardi¨¢n de su hermano?.
La Casa Blanca se ha esforzado al m¨¢ximo en demostrar al p¨²blico que no hay nada que ocultar en este asunto y que cualquier comparaci¨®n con el esc¨¢ndalo Watergate, que cost¨® la presidencia a Richard Nixon, es impropia. Una reciente encuesta indicaba que un 80% de los norteamericanos est¨¢ de acuerdo con que el presidente Carter no es responsable de las actividades, m¨¢s o menos ?pintorescas?, de su hermano menor. O, como dice el propio Billy: ?Yo no le digo a mi hermano c¨®mo tiene que llevar sus asuntos ni ¨¦l a m¨ª c¨®mo debo conducir los m¨ªos?.
El presidente no desaprob¨®, sin embargo, la visita de Billy a Libia en 1978 e incluso le envi¨® una nota manuscrita en la que elogiaba su trabajo, hecho en las circunstancias ?secas? de una sociedad r¨ªgidamente isl¨¢mica. Y en los momentos dif¨ªciles de noviembre del a?o pasado, en el punto ¨¢lgido de la crisis de los rehenes, la Casa Blanca no dud¨® en solicitar de Billy, a trav¨¦s del consejero presidencial, Brzezinski, una gesti¨®n mediadora ante sus amigos libios para que ¨¦stos, a su vez, tratar¨¢n de influir en Jomeini.
Sin embargo, la perspectiva de otros cuatro a?os de Administraci¨®n Carter, con Billy campando por sus respetos, preocupa a m¨¢s de un pol¨ªtico. ?Si no puede ni controlar a su hermano Billy, ?c¨®mo va a controlar a Breznev??, declaraba a un semanario norteamericano el presidente del Partido Republicano en Misisip¨ª, Mike Retzer. Con excepciones, los republicanos, que se ven en las puertas de la Casa Blanca, han mantenido una actitud discreta hacia el Billygate, en espera de la fruta madura y en la certeza de que cualquier utilizaci¨®n abierta del tema podr¨ªa ser contraproducente.
Billy Carter se registr¨®, por fin, y aparentemente contra su voluntad, en el Departamento de Justicia como agente al servicio de una potencia extranjera: Libia, lo que legaliza su situaci¨®n, y ha negado en los peri¨®dicos y la televisi¨®n cualquier actividad ilegal o corrupta por su parte. La mera relaci¨®n con un r¨¦gimen como el de Gadafi supone ya un serio lastre para su hermano Jimmy de cara al poderoso electorado jud¨ªo, que tradicionalmente vota dem¨®crata y que, desde luego, vot¨® a Jimmy Carter en 1976.
El hermano menor del presidente, que ya dijo en una ocasi¨®n que hay en Estados Unidos m¨¢s bebedores de cerveza que feligreses baptistas y que hay en el mundo m¨¢s ¨¢rabes que jud¨ªos, respondi¨® a sus cr¨ªticos diciendo que they can kiss my ass, o que pueden besarle en salva sea la parte.
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