Recuperaci¨®n de un maestro olvidado: Garc¨ªa de Carrasquedo
Uno de los aspectos m¨¢s interesantes en la actual edici¨®n del festival santanderino es la uni¨®n entre musicolog¨ªa e interpretaci¨®n, gracias a la cual pueden ser ofrecidas al gran p¨²blico partituras olvidadas de tanta significaci¨®n como las de Juan Antonio Garc¨ªa de Carrasquedo, maestro de capilla en la abad¨ªa de Santander, convertida en catedral por el papa Benedicto XIV. Dato que justifica la designaci¨®n de ?primer maestro de capilla? con que suele aludirse a Carrasquedo, m¨²sico ayer desconocido y hoy, casi de golpe, entra?ado en el conocimiento y el entusiasmo de los monta?eses.
La recuperaci¨®n del maestro Garc¨ªa de Carrasquedo es, a mi modo de ver, acontecimiento musical importante, y constituye uno de los m¨¢s valiosos cap¨ªtulos del 29? festival. Gracias al actual movimiento musicol¨®gico y, de modo muy particular, debido al trabajo de Lynne Kurzeknabe, una figura como la de Carrasquedo ha sido devuelta a Cantabria, despu¨¦s de m¨¢s de siglo y medio de total olvido.Hablo de devoluci¨®n y no de descubrimiento, pues la verdad es que la biblioteca Men¨¦ndez y Pelayo conserva desde hace muchos a?os un Magnificat con violines, compuesto para dos o m¨¢s voces, de Juan Antonio Garc¨ªa de Carrasquedo, en un manuscrito de diez folios pautados, cuyos caracteres caligr¨¢ficos son se?alados como decimon¨®nicos por Guti¨¦rrez Iglesias y S¨¢ez Picazo en el Cat¨¢logo recientemente publicado, cuyos fondos proceden, en su mayor¨ªa, de la colecci¨®n monogr¨¢fico-hist¨®rica Eduardo de la Pedraja, la m¨¢s completa de Espa?a, al decir de Marcelino Men¨¦ndez y Pelayo.
Como en tantos otros casos, la herencia de Carrasquedo se ha visto disminuida por incendios y destrucciones de diversos archivos. No obstante, se guardan aut¨®grafos importantes en las catedrales de Le¨®n, Cuenca y Valladolid, por citar s¨®lo los lugares de origen de las obras ahora escuchadas en transcripciones del orensano Angel Barja y de la directora de la, coral santanderina, Lynne Kurzeknabe. Nos referimos a la Misa en re mayor, al responsorio navide?o Quem vidistis pastores y al motete Oh, admirable Sacramento, interpretados en la catedral ante una audiencia multitudinaria.
Un maestro de capilla
Perteneciente a una familia de antiguos infanzones aragoneses, Juan Antonio Garc¨ªa de Carrasquedo vivi¨® entre los a?os 1734 y 1812. Desde 1756 hasta su muerte residi¨® y trabaj¨® en Santander, en donde lleg¨® a crear una capilla vocal e instrumental de bastante importancia. De otro modo no habr¨ªa escrito partituras como la Misa, en la que, con gracia inventiva muy personal, recoge la herencia de su maestro, Francisco Javier Garc¨ªa, el Espa?oleto, tanto en la fisonom¨ªa de los temas, cuanto en la precisa brevedad de los desarrollos.La Misa en re mavor se sit¨²a en la est¨¦tica de su tiempo y responde a los gustos predominantes en la m¨²sica religiosa del barroco italiano asimilados al sentimiento espa?ol, tanto en ciertos giros mel¨®dicos como en la austeridad de las soluciones contrapunt¨ªsticas. Estamos en la vecindad de una cierta galanter¨ªa, pero sin caer en ese estilo radicalmente profano.
Responsorio navide?o
M¨¢s castizo, de fondo y forma, es el responsorio navide?o en tres partes y sobre un texto latino dialogado, as¨ª como el motete, con letra espa?ola, Oh, admirable Sacramento, de religiosidad ingenua y popular. Las tres obras nos dieron una idea bastante completa de lo que fue e hizo Garc¨ªa de Carrasquedo, mucho m¨¢s que un ep¨ªgono en sus pentagramas, tan conocedores de la t¨¦cnica tradicional como identificados con las corrientes de su tiempo.Hay que subrayar la ¨®ptima calidad de las versiones a cargo de la coral santanderina y un grupo de c¨¢mara de la Sinf¨®nica de RTVE, con el que colabor¨® el organista Esteban Elizondo, todos ellos dirigidos por la Kurzeknabe, un personaje importante en la vida musical monta?esa de hoy.
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