El Partido Dem¨®crata norteamericano busca la unidad frente a la amenaza republicana
El presidente Jimmy Carter gan¨® ayer, por un margen superior al previsto, a los defensores de Edward Kennedy, que pretend¨ªan una ?convenci¨®n abierta? en el Madison Square Garden, de Nueva York. Minutos despu¨¦s de la votaci¨®n, las reacciones de los delegados de Kennedy eran moderadas y prudentes. ?El objetivo com¨²n de todos es mantener un dem¨®crata en la Casa Blanca y una mayor¨ªa dem¨®crata en el Congreso?, se afirmaba un¨¢nimemente. La ?unidad? del partido, frente a la amenaza republicana, a la que todos los sondeos siguen dando como ganadora en noviembre, parece inevitable.
Para lograrla, el equipo Carter hizo las concesiones necesarias, adoptando en la plataforma del partido una serie de puntos socioecon¨®micos expuestos por Edward Kennedy anoche ante una convenci¨®n entusiasta. Lucha contra la inflaci¨®n, moderaci¨®n en el ?precio? del cr¨¦dito, pol¨ªtica energ¨¦tica basada en el ahorro y, ante todo, creaci¨®n de puestos de trabajo fue el eje central del discurso de Kennedy en su ?victoria moral? ante la convenci¨®n.Los partidarios del ?dump Carter? (fuera Carter) deber¨¢n esperar, en todo caso, la elecci¨®n presidencial del pr¨®ximo 4 de noviembre para ver realizados sus deseos. En el Madison Square Garden votaron 1.936 delegados por mantener la actual regla del Partido Dem¨®crata, que obliga a respetar la ?disciplina? de voto (bando pro Carter), y otros 1.390 delegados votaron en contra (clan pro Kennedy). El primer asalto del combate Carter-Kennedy fue ganado ampliamente por el actual presidente, que hoy llegar¨¢ a Nueva York, procedente de su residencia de Camp David, para saborear la victoria con una gira popular por las calles y avenidas de Manhattan. Por la noche, la convenci¨®n votar¨¢, sin sorpresas, la renominaci¨®n de Jimmy Carter como candidato presidencial, y durante la noche de ma?ana, jueves, ¨²ltima jornada de la convenci¨®n, Carter pronunciar¨¢ un discurso basado en la perspectiva de los a?os ochenta de un segundo mandato Carter, tanto en pol¨ªtica interior como en relaciones exteriores.
"Senador: ?apoyar¨¢ al presidente"
S¨®lo el equipo republicano Ronald Reagan-George Bush puede acabar con el ?sue?o? de Jimmy Carter de ganar un segundo mandato presidencial por otros cuatro a?os. No el senador dem¨®crata por Massachusetts, Edward Kennedy, que, tras el fracaso en el primer voto de la convenci¨®n, anunci¨® su retirada con gran aplomo y se?or¨ªo. ?Agradezco el apoyo recibido esta noche, que no quita el m¨¦rito a la victoria del presidente Carter?, dijo Edward Kennedy en su cuartel general del Waldorf Astoria, de Nueva York, confirmando su retirada de la campa?a electoral. ?Senador: ?apoyar¨¢ al presidente Carter??, fue la pregunta un¨¢nime de todos los periodistas. Kennedy salud¨® con la sonrisa amarga de la derrota, sin responder. Todo gira ahora en torno as¨ª en la ¨²ltima sesi¨®n de la convenci¨®n, Edward Kennedy estar¨¢ o no al lado del presidente Jimmy Carter, aportando su apoyo a la reelecci¨®n de un hombre cuyas tesis ha combatido duramente Kermedy durante m¨¢s de un a?o.
?El Partido Dem¨®crata saldr¨¢ unido y reforzado de esta convenci¨®n. Mala noticia para Reagan?, declar¨® Walter Mondale, vicepresidente de EE UU. Els evidente que las fuerzas del presidente controlan la convenci¨®n que consagrar¨¢ la reelecci¨®n del t¨¢ndem Carter-Mondale. Falta determinar el nivel de ?entusiasmo? con que Edward Kennedy apoyar¨¢ la campa?a y, sobre todo, cu¨¢l ser¨¢ el impacto, a nivel de votos, entre los j¨®venes liberales que confiaban en una victoria de Edward Kennedy. ?Ser¨¢n fieles al ?partido?? ?Acudir¨¢n a las urnas? ?Preferir¨¢n votar por el ?independiente ? John Anderson? Los dem¨®cratas han puesto un parche al partido en la convenci¨®n, pero deben recuperar mucha fuerza para cambiar el sentido de una campa?a electoral que actualmente va en direcci¨®n de una victoria republicana. ? Batir a Ronald Reagan es ahora la prioridad n¨²mero uno de todo dem¨®crata?, coment¨®, con tristeza, un joven delegado con su sobrero de pl¨¢stico rodeado de la banda azul con el texto de ?Kennedy for president?, lema que puede ser v¨¢lido para 1984, pero no para 1980.
La felicitaci¨®n del perdedor
Nada m¨¢s conocer su derrota, Edward Kennedy llam¨® por tel¨¦fono al presidente Jimmy Carter para felicitarle. Un primer signo, sin duda, de que Kennedy no se desvincular¨¢ totalmente de la campa?a para la reelecci¨®n de Carter. Un gesto, tambi¨¦n, para demostrar que es un ?buen perdedor?, despu¨¦s de una campa?a que le ha calificado como uno de los l¨ªderes, si no el principal, del Partido Dem¨®crata cara al futuro.
A pesar de su aureola de liberal, de su eficaz carrera en el Senado y de su irreprochable comportamiento pol¨ªtico, Edward Kennedy no logr¨® contactar con el elector durante las primarias. Alcanz¨® victorias en los importantes Estados del noreste de EE UU (Massachusetts -su estado natal-, Nueva York, Conecticut y Pensilvania), pero insuficientes para volcar la corriente fiel al presidente Carter. Intent¨®, como ¨²ltima esperanza, provocar una ?convenci¨®n abierta?, sin explotar, hay que decirlo en su honor, el esc¨¢ndalo de Billy Carter, hermano del presidente, como ?agente del Gobierno libio?. Hecho que, de momento, no parece tener ninguna incidencia en la campa?a electoral de Jimmy Carter, aunque queda por dilucidar la investigaci¨®n senatorial que deber¨¢ determinar si las actividades de Billy influyeron en la pol¨ªtica de la Casa Blanca.
Al margen de los compromisos pol¨ªticos, destinados a dar una imagen de cohesi¨®n dif¨ªcil de comprobar, la convenci¨®n nacional dem¨®crata contin¨²a con su ambiente multicolor. Destaca la ausencia de palos de madera en las pancartas ?Mondale-Carter? o ?Kennedy for president?. Los entusiastas delegados y miembros del Partido Dem¨®crata alzan sus pancartas con el brazo. No en vano la consigna general es evitar a toda costa un disturbio entre delegados pro Carter o pro Kennedy, que ser¨ªa difundido inevitablemente a todo el pa¨ªs a trav¨¦s de las televisiones que transmiten en directo el espect¨¢culo pol¨ªtico m¨¢s peculiar de todas las democracias occidentales. Aportar¨ªa la mejor ?imagen? al bando republicano, demostrando con hechos visibles las diferencias entre los dem¨®cratas.
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