"Debajo del espect¨¢culo"
Aparentemente los procesos electorales en Estados Unidos presentan tales ribetes de espect¨¢culo que inducen a los ingenuos -que no son los norteamericanos- a juzgar tal hecho pol¨ªtico como un rito cuatrienal del folklore. Concretamente en Espa?a, en los tiempos pasados, esas formas pol¨ªticas de las convenciones de los partidos yanquis eran utilizadas por la propaganda oficial para un sostenido intento de desacreditaci¨®n de la democracia. Pero si vamos alcanzando cierta madurez pol¨ªtica, conviene tambi¨¦n que la obtengamos en el campo de los juicios de valor sobre fen¨®meno realmente tan complejo como las elecciones presidenciales norteamericanas.En principio debe decirse que la lucha pol¨ªtica en Estados Unidos es tan brutal y despiadada como en cualquier otro pa¨ªs, incluido el nuestro.
( ... ) El problema, seg¨²n lo explican los mismos norteamericanos, es saber si ese sistema es racionahzable y si responde a las exigencias de una rep¨²blica que es al mismo tiempo un imperio.
Ese curioso fen¨®meno obedece a varias causas que los soci¨®logos del electoralismo norteamericano explican a su manera. En primer lugar la alta tasa de abstenci¨®n se debe a que normalmente ninguno de los dos candidatos a la presidencia pone en discusi¨®n o riesgo los valores esenciales de la naci¨®n. Es un consenso perfecto; ning¨²n candidato ha pretendido jam¨¢s reducir el papel de primera potencia militar e industrial de Estados Unidos. Ninguno ha osado tampoco cambiar el sistema econ¨®mico para ?socializar? la econom¨ªa, ni ha puesto en peligro la libre empresa, las libertades individuales o los derechos colectivos de la sociedad. En esas condiciones, millones de norteamericanos saben que con un presidente o con otro su estilo de vida no ser¨¢ afectado. ( ... )
Otro tema discutible es si el sistema preselecciona efectivamente a los mejores o bien la crueldad del mismo aparta de la vida pol¨ªtica a muchos talentos que se desV¨ªan a la empresa privada para vivir mejor, y quiz¨¢ mandar m¨¢s, sin estar sometidos a una cr¨ªtica implacable, a menudo demoledora. Es curioso el hecho de que una sociedad sumamente permisiva para todo vuelque su esp¨ªritu moralizador en los pol¨ªticos en tanto ofrece mangas anchas en cualquier otra actividad. Al pol¨ªtico norteamericano se le exige la proeza de haber aplastado a los rivales sin mancharse; eso es virtualmente imposible. ( ... )
Eso hace que Estados Unidos var¨ªe muy poco de pol¨ªtica, sobre todo en el exterior, a causa de que trata ante todo de asegurar sus valores b¨¢sicos, jam¨¢s puestos en discusi¨®n ni por la sociedad ni por los candidatos. Eficaz tecnolog¨ªa que los espa?oles deber¨ªamos haber importado antes que la de Coca-Cola o de la Ford.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.