Tormenta de verano
Dos representantes tan cualificados de la CEOE como Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas y Jos¨¦ Luis Cer¨®n han abierto la caja de los rayos y los truenos y han descargado una cerrada tormenta de verano sobre mi persona.Las acusaciones son numerosas: haber redactado una ?mala cr¨ªtica? al programa de la CEOE contra el paro, haber llevado a la econom¨ªa espa?ola a la apurada situaci¨®n en que se encuentra, sufrir un empacho de teor¨ªa econ¨®mica, favorecer la llegada del marxismo sin que los marxistas lleguen al poder. Las amenazas no son menores: los hombres de la CEOE anuncian que su oposici¨®n al Gobierno ser¨¢ ?feroz? si ideas contrarias al Programa Econ¨®mico del Gobierno -que dicen ser las m¨ªas y que rotundamente afirmo que no lo son- inspiraran su pol¨ªtica, para concluir pidiendo la eliminaci¨®n o exportaci¨®n de ?una serie de se?ores?, entre los que me imagino que me cuento.
Bien. Antes de esa liquidaci¨®n o exportaci¨®n definitivas a uno le gustar¨ªa alegar algunas cosas, aunque no sea m¨¢s que como acto de ¨²ltima voluntad.
Primera. No he participado en lo m¨¢s m¨ªnimo en la redacci¨®n del ¨²ltimo n¨²mero de Coyuntura Econ¨®mica que contiene el an¨¢lisis cr¨ªtico de las ?medidas urgentes para luchar contra el paro? propuestas por la CEOE. Como expresa claramente en su portada, el informe mensual de Coyuntura Econ¨®mica se realiza por el Servicio de Estudios, Asesoramiento y Programaci¨®n de la Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas de Ahorros, que dirige Manuel Lagares Calvo. Me he enterado del contenido de su ¨²ltimo n¨²mero cuando se ha repartido a los lectores, al igual que ha ocurrido con los siete n¨²meros anteriores de la revista, de la que sus redactores califican como segunda ¨¦poca. Siempre he pensado que quienes dirigen y realizan una publicaci¨®n deben tener plena libertad para concebir sus ideas, para exponerlas y luchar por ellas. Como las ideas contenidas en el n¨²mero de agosto-septiembre de Coyuntura Econ¨®mica pertenecen por entero al Servicio de Estudios, Asesoramiento y Programaci¨®n de la Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas de Ahorros, es a ¨¦l y a su director a quienes deben imputarse y a quienes corresponde la defensa de sus opiniones y las respuestas a las cr¨ªticas de los representantes de la CEOE.
Segunda. Los representantes de la CEOE afirman que ?los redactores del informe han llevado a la econom¨ªa a la cr¨ªtica situaci¨®n en la que se encuentra ahora, al poner en marcha en 1977 ciertas medidas econ¨®micas, como responsables de ella en esos momentos?. Me siento responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica de 1977 -aunque no he redactado una sola palabra del Informe de Coyuntura Econ¨®mica que tanto irrita a la CEOE-, y con esa responsabilidad en la pol¨ªtica de 1977, que asumo, desear¨ªa afirmar que:
- No es verdad que la cr¨ªtica situaci¨®n presente de la econom¨ªa espa?ola se haya producido por las medidas derivadas de los acuerdos de la Moncloa. Esas medidas consiguieron detener la inflaci¨®n y reducirla sustancialmente (pasando de un 30% de crecimiento anual de los precios de consumo a un 16%), convertir el crecido d¨¦ficit de la balanza de pagos (5.000 millones de d¨®lares) en un super¨¢vit apreciable (1.300 millones de d¨®lares en 1978-1979), situando las reservas exteriores en 13.335 millones de d¨®lares en diciembre de 1979 (desde los 4.952 millones de d¨®lares a que ascend¨ªan en 1976). Se iniciaron adem¨¢s reformas institucionales importantes -la fiscal, la financiera-, cuya necesidad se hab¨ªa proclamado reiteradamente por todos, sin emprenderlas nunca.
Los representantes de la CEOE juzgan esta pol¨ªtica de 1977 como un desastre, acepto la cr¨ªtica, pero no la comparto. Puedo citar en mi defensa muchos testimonios (?cu¨¢ntos puede citar la CEOE en ayuda de sus cr¨ªticas?); baste por ahora s¨®lo uno, el del informe de, la Misi¨®n del Fondo Monetario Internacional de 1979-1980: ?Las medidas de saneamiento econ¨®mico adoptadas en 1977 han alcanzado un ¨¦xito estimable para mejorar la posici¨®n exterior de la econom¨ªa espa?ola y reducir la tasa de inflaci¨®n. Estas medidas se instrumentaron en medio de un proceso de cambio social y pol¨ªtico profundo. Alcanzar todo eso es un logro importante, que pocos pa¨ªses han conseguido igualar?.
- La cr¨ªtica situaci¨®n econ¨®mica actual tiene un origen pr¨®ximo: la segunda crisis energ¨¦tica de 1979-1980. Crisis que nos va a costar un retroceso de cuatro puntos en la renta nacional disponible, un aumento de m¨¢s de 6.000 millones de d¨®lares en la factura de las importaciones, la inflaci¨®n se agudizar¨¢ en cinco puntos y el paroaumentar¨¢ hasta situarse en m¨¢s del 12% de la poblaci¨®n activa a finales de 1980. Coste total mucho in¨¢s elevado que el de la primera crisis energ¨¦tica de 1973-1974.
Es esta situaci¨®n, objetiva y nueva la que nos obliga a definir una pol¨ªtica econ¨®mica rigurosa. Culpar a la pol¨ªtica econ¨®mica del pasado de esta situaci¨®n actual es no s¨®lo injusto, sino, sobre todo, err¨®neo, porque esa inculpaci¨®n no sugerir¨¢ ninguna alternativa correcta.
Tercera. No me parece leg¨ªtimo tratar de descalificar a alguien llam¨¢ndole con reiteraci¨®n te¨®rico o denunciando su solapada colaboraci¨®n con el marxismo. Esta dial¨¦ctica pertenece al pasado, y su empleo perjudica a quien la usa.
Las amenazas dirigidas al Gobierno si las ideas de la CEOE no se aceptasen no constituyen ciertamente la mejor manera de imponerlas ni el estilo adecuado para dialogar en una democracia. Estoy de acuerdo con la defensa de la filosof¨ªa del Programa Econ¨®mico del Gobierno, que hacen los hombres de la CEOE. Esa filosof¨ªa no debe quedarse en tal, sino inspirar actuaciones consecuentes y decididas de la pol¨ªtica econ¨®mica, y no contrarias a ellas. ?Se ajustan las recientes propuestas de la CEOE contra el paro a esa filosof¨ªa del Programa Econ¨®mico del Gobierno, que dicen defender? Creo que gran parte de ellas, no. Sobre este punto central deber¨ªa plantearse una discusi¨®n civilizada, que desterrase las amenazas, las acusaciones y las condenas personales. Un discusi¨®n paciente, puesta al servicio del hallazgo de respuestas a nuestros problemas, cuya presencia nos agobia y desmoraliza cada d¨ªa (el paro creciente, la intensa inflaci¨®n, la necesidad y dificultad de exportar, la incumplida obligaci¨®n de ahorrar, la inevitable necesidad de invertir). Creo que es esa discusi¨®n paciente de las medidas que el pa¨ªs necesita la que debe definir su pol¨ªtica econ¨®mica y la que habr¨ªa de informar nuestro comportamiento democr¨¢tico.
Cuarta. Registrar con pesar las palabras de mi paisano y amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, que afirma como necesaria tarea la de ?achatarrar a una serie de se?ores?, condena que dulcifica por otra alternativa menos sangrienta: ?la de exportarlos, actividad en la que, por esta vez, los empresarios no ser¨ªan exigentes en la desgravaci¨®n fiscal a la exportaci¨®n?.
Produce honda pena comprobar c¨®mo los espa?oles de este tiempo no hemos desterrado el gran mal de nuestra historia contempor¨¢nea: no encontrar otra alternativa para imponer nuestra voluntad frente al adversario que la de eliminarlo, al considerarle como enemigo: ?achatarr¨¢ndolo? o ?export¨¢ndolo?. Yo no seguir¨¦ a quienes le proclaman mis adversarios y afirman su incompatibilidad conmigo, hasta llegar a esas propuestas extremas de la eliminaci¨®n o la exportaci¨®n, con tanto y tan triste eco hist¨®rico en nuestro pa¨ªs. Quiero, por el contrario, su libertad y la libertad de sus opiniones, que necesito para el ejercicio de mi propia libertad. Las quiero y las necesito porque s¨®lo desde el convencimiento firme de que nuestras opiniones no est¨¢n en posesi¨®n de la verdad, podemos buscar en las opiniones de los dem¨¢s la verdad y el acierto que todos necesitamos dram¨¢ticamente en esta hora cr¨ªtica que nos ha tocado vivir.
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