Blas Infante
El reciente aniversario de la muerte de Ellas Infante (11 de agosto de 1930), celebrado, un a?o m¨¢s, entre la divisi¨®n de los partidos pol¨ªticos con implantaci¨®n en Andaluc¨ªa y el desconocimiento indiferente de gran parte de la poblaci¨®n andaluza, quiz¨¢ sea la ocasi¨®n oportuna para iniciar una valoraci¨®n definitiva y rigurosa de la figura y la obra de Infante, y al mismo tiempo plantearnos una revisi¨®n cr¨ªtica y en profundidad del contenido pol¨ªtico y de los objetivos hist¨®ricos del nacionalismo andaluz.Nos interesa, pues, a los andaluces interpretar el mensaje pol¨ªtico y la propia trayectoria humana de Blas Infante a la luz de los intereses nacionales permanentes del pa¨ªs andaluz y del estado de necesidad hist¨®rica que convierte al nacionalismo en veh¨ªculo pol¨ªtico de liberaci¨®n nacional y social frente a la dependencia impuesta por las nacionalidades burguesas hegem¨®nicas en Espa?a.
Es evidente que los nacionalistas andaluces asumimos orgullosamente la noble figura hist¨®rica del moderno precursor del ideal andaluz. Pero, por otra parte, no podemos permanecer anclados en el institucionalismo de Infante, ni hacer del blasinfantismo una forma de culto a la personalidad que nos lleve a sacralizar puntos de vista, en ocasiones puramente anecd¨®ticos, explicables en raz¨®n de unas circunstancias hist¨®ricas concretas y en el contexto de la inmadurez objetiva de la conciencia nacional andalus¨ª. Pero si el Blas Infante que proclamaba a Andaluc¨ªa la ?Espa?a m¨¢s Espa?a? era poco m¨¢s que un regionalista inmerso a¨²n en el esp¨ªritu regeneracionista del 98 espa?ol, el Infante que muere en Sevilla al grito de ??Viva Andaluc¨ªa Libre!?, era ya un l¨ªder popular que avanzaba quemando etapas hacia el verdadero nacionalismo de liberaci¨®n.
Reinterpretar e integrar correctamente la obra de Infante y de los restantes pioneros andalucistas en la nueva dimensi¨®n hist¨®rica del nacionalismo andaluz es tarea que deber¨ªa ser acometida, entre otras esenciales, por un nuevo congreso andalucista, continuador de los hist¨®ricos, y que habr¨ªa de ser promovido por las organizaciones pol¨ªticas culturales y por las personalidades independientes de inequ¨ªvoco car¨¢cter nacionalista andaluz. Si esta idea fuese de alguna manera recogida, quiz¨¢ no fuera imposible imaginar que algunas de las tareas preparatorias de este
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