Injusta contribuci¨®n urbana
Durante el largo camino que se ha recorrido hasta llegar a la reforma fiscal, ha sido un¨¢nime la cr¨ªtica sobre los impuestos de producto, entre los que se encuentra la contribuci¨®n urbana.Como es bien sabido, dichos impuestos gravan la renta seg¨²n su procedencia, ignorando tanto las circunstancias personales de su perceptor como su situaci¨®n econ¨®mica global. En el caso de la contribuci¨®n urbana, por ejemplo, lo ¨²nico que cuenta para determinar la cuota a ingresar es la valoraci¨®n que, a tales efectos, se haya atribuido al bien de que se trate. En consecuencia, si en un mismo bloque de viviendas habita un jubilado, un desempleado, un perceptor de un sueldo medio y un profesional o comerciante con elevados ingresos, todos ellos propietarios de pisos de id¨¦nticas caracter¨ªsticas, el impuesto es el mismo para todos.
Ante este hecho, que atenta a los m¨¢s elementales principios de equidad, no es de extra?ar las cr¨ªticas a las que antes alud¨ªamos, habiendo sido saludado por todos cuantos se ocupan de estos temas como altamente positivo que tales impuestos hayan desaparecido del ¨¢mbito de la tributaci¨®n estatal en la reciente reforma.
Desgraciadamente, sin embargo, tal desaparici¨®n ha sido m¨¢s formal que real, puesto que algunos de tales impuestos, entre los que se encuentra la contribuci¨®n urbana, han subsistido en el cuadro de la tributaci¨®n local. Y, a pesar de sus m¨¢s que conocidos defectos, los responsables de las haciendas de los ayuntamientos democr¨¢ticos se aprestan a utilizarlos al m¨¢ximo, sin que parezcan albergar el menor escr¨²pulo al respecto, como se deduce de las declaraciones de un personaje del Ayuntamiento madrile?o aparecidas en EL PA?S del 4 de septiembre.
No deja de ser decepcionante que esto suceda, sobre todo cuando los responsables de las finanzas municipales son -o dicen ser- militantes de partidos de izquierda en su mayor¨ªa. Deber¨ªan recordar esos se?ores que la contribuci¨®n urbana no es, ni de lejos, un impuesto que responda a los postulados de justicia social que se presuponen en un proyecto de sociedad socialista, cualquiera que sea ¨¦ste.
A mi modo de ver, los agobios financieros de los ayuntamientos no debieran conducir a los responsables en este terreno a la obsesi¨®n recaudatoria, come) parece ser el caso en la actualidad, sin meditar acerca de la incidencia de los distintos tipos de ingresos sobre la poblaci¨®n. La contribuci¨®n urbana puede llegar a transformarse en un arma que se vuelva contra quien la utilice, si el contribuyente se apercibe de su verdadero significado, y seguramente se apercibir¨¢. Sobre todo, cuando se produzca la anunciada elevaci¨®n del impuesto, que es de suponer se llevar¨¢ a cabo por el tosco procedimiento utilizado con anterioridad; esto es, multiplicando por un determinado coeficiente los valores catastrales actuales, sin entrar en consideraciones de ning¨²n tipo respecto a su adecuaci¨®n o no a la realidad (cualquiera que conozca el tema sabe que no existe tal adecuaci¨®n), con lo cual el resultado final no s¨®lo consistir¨¢ en un mero producto matem¨¢tico, sino tambi¨¦n en una multiplicaci¨®n de la injusticia tributar¨ªa. Injusticia que, adem¨¢s, recae sobre la vivienda propia, ese bien para cuya adquisici¨®n la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles tiene que soportar tremendos sacrificios, y sobre el cual se ensa?an los impuestos m¨¢s que sobre ning¨²n otro./
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