El mundo gasta cada minuto un mill¨®n de d¨®lares en armamento
El mundo se siente amenazado at¨®micamente por razones fundamentales pol¨ªtico- militares, como por evidencias socioecon¨®micas inquietantes. Empecemos por las primeras. De no ser por su entra?a tr¨¢gica, el ciudadano de a pie podr¨ªa carcajear al enterarse de que, desde el a?o 1946, las superpotencias han celebrado algo m¨¢s de 6.000 reuniones para negociar el desarme. El resultado de ese caudal imparable de palabras beatas es el siguiente: los gastos militares del planeta, en el momento presente, ascienden a un mill¨®n de d¨®lares por minuto. Estad¨ªsticas de la Unesco y del Instituto Internacional de Investigaci¨®n sobre la Paz, de Oslo, garantizan este dato y los que siguen. En la superficie terrestre, en este mismo instante ?duermen? 60.000 armas nucleares lo que repartido entre la poblaci¨®n mundial, ni?os incluidos, ?premia? a cada ciudadano con cuatro toneladas de explosivos.Grupos de presi¨®n
Lo expuesto no surge de la nada. Medio mill¨®n de investigadores e ingenieros, en todo el mundo, ira bajan en la industria militar: su ¨²nica misi¨®n consiste en perfeccionar los sistemas de armamento cl¨¢sicos e inventar armas nuevas. El presupuesto anual actual en el planeta, para fines b¨¦licos, asciende a 500.000 millones de d¨®lares, lo que representa el 40% del producto nacional bruto (PNB). Esta din¨¢mica desenfrenada hacia el parox¨ªsmo armament¨ªstico tampoco es una tarea de aventureros rom¨¢nticos, sino que se apoya en intereses de grupos de presi¨®n bien definidos, y que, por a?adidura, representan el asiento ?seguro? del bienestar de la humanidad: el poder militar, antes que nadie, no apaga su sed cualitativa y cuantitativa a base de m¨¢s armas y de armas nuevas. Las industrias dedicadas a la fabricaci¨®n se pegan por un contrato. Los t¨¦cnicos de la investigaci¨®n redoblan el esfuerzo para crear instrumentos b¨¦licos que hagan inservibles los anteriores y, as¨ª, aseguran su futuro y el de la industria. El poder pol¨ªtico, a su vez, vive al acecho de toda posibilidad de aumento de,su potencial b¨¦lico, como de su mejora, para consolidar su existencia y su prestigio y para ?jugar? esa superioridad b¨¦lica como instrumento diplom¨¢tico y pol¨ªtico. Esta cu¨¢druple alianza, vigente en el Este como en el Oeste, es la que fuerza la afirmaci¨®n de Marek Thee, jurista, especialista en ciencias pol¨ªticas y director del Instituto Internacional de Investigaciones sobre la Paz: ?La humanidad avanza hacia su desaparici¨®n por los caminos m¨¢s r¨¢pidos y, de no poner t¨¦rmino a la carrera de las armas, la cat¨¢strofe es inevitable?. El mismo especialista acent¨²a su pesimismo, al recordar que, en el pasado, las armas fueron instrumentos de una pol¨ªtica y de una diplomacia: ?La guerra, seg¨²n esa tesis, no era m¨¢s que la continuaci¨®n de la misma pol¨ªtica bajo una forma diferente. Pero hoy, la transformaci¨®n es radical: la carrera de las armas es quien dirige la danza infernal y se corre el riesgo de ver surgir una guerra como consecuencia, no de una pol¨ªtica concertada, sino como corolario de la simple aceleraci¨®n de la producci¨®n de armas nuevas. La guerra nuclear, en definitiva, es algo cada d¨ªa m¨¢s pensable?.
Oscurantismo
Todo este complejo pol¨ªticoecon¨®mico-militar, a pesar del oscurantismo o misterio con el que se le presenta a la opini¨®n p¨²blica, es visible. La OTAN, brazo armado de la Alianza Atl¨¢ntica, mantiene en pie de guerra a cerca de cinco millones de hombres y dispone en el suelo de Europa Occidental de 7.000 artefactos at¨®micos, cuyas potencias de fuego van de 0,5 kilotoneladas de trinitrotolueno (TNT), a una megatonelada de TNT. Un artefacto de 0,5 kilotoneladas, llamado ?mini-bomba? por su insignificancia, equivale a 10.000 bombas cl¨¢sicas, es decir, a 500.000 kilos de dinamita. Y una bomba de una megatonelada lanzada sobre una ciudad como Madrid lo pulveriza todo en un radio de acci¨®n de seis kil¨®metros. El Pacto de Varsovia, enemigo potencial de la OTAN, mantiene un ej¨¦rcito similar al de esta ¨²ltima, pero globalmente, en el dominio cl¨¢sico, se calcula que la superioridad aeroterrestre del primero sobre la segunda se aproxima al doble. El balance nuclear del Pacto de Varsovia sobre el teatro europeo tambi¨¦n ofrece una ventaja respecto a la OTAN, basada en los misiles bal¨ªsticos y en los bombarderos de medio alcance: entre los primeros se cuentan los c¨¦lebres SS20 y los aviones Backfire, contra los que la OTAN va a instalar, a partir de 1983, los misiles bal¨ªsticos Pershing 2. Todo este arsenal, sin embargo, se considera insuficiente para que la OTAN y el Pacto de Varsovia defiendan sus ¨¢reas respectivas.
Esta fiebre armament¨ªstica explica que el 70% de las investigaciones cient¨ªficas mundiales se centren en las investigaciones de orden militar, lo que, a su vez, aclara igualmente otro elemento parad¨®jico e inquietante: el 75% del comercio ordinario de armas concierne al Tercer Mundo. En este sentido, el ?modelo? latinoamericano ilustra perfectamente el negocio b¨¦lico: el subcontinente invierte anualmente de 2.000 millones a 3.000 millones de d¨®lares en la compra de armas en desuso que, en la inmensa mayor¨ªa de los casos, no sirven m¨¢s que para mantener en el poder a dictaduras opresoras.
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