Guatemala, un pa¨ªs sin soluciones intermedias
La tasa de natalidad es del 5,5%, pero la mortalidad infantil llega al 8,1 % y la expectativa de vida es de 48,3 a?os. El 48% de los ni?os no puede ir a la escuela (el 70% en los naturales, o ind¨ªgenas) y el 63 %de los guatemaltecos menores de siete a?os son analfabetos. El ingreso anual por persona equivale a 57.500 pesetas, pero un 70% de la poblaci¨®n percibe s¨®lo 5.200 pesetas al a?o, y la desocupaci¨®n, m¨¢s el subempleo, afecta al 40% de la mano de obra. Mientras el paro crece a raz¨®n del 4,5% anual, el empleo lo hace al 1,5 %.La econom¨ªa de Guatemala, basada en la agropecuaria, se caracteriza (como los otros pa¨ªses de la regi¨®n) por el llamado ?desarrollo hacia afuera?, que estimula la producci¨®n de art¨ªculos caros o de escaso valor alimenticio, pero requeridos por la demanda exterior, con preferencia a los correspondientes a la necesidad interna. El 51 % de la producci¨®n agr¨ªcola est¨¢ dedicado a productos como el caf¨¦, banano, chicle, algod¨®n, y s¨®lo el 37%, a los art¨ªculos de la dieta b¨¢sica guatemalteca, como el ma¨ªz y otros granos. El 7% de los guatemaltecos est¨¢ ?desnutrido severamente? (informa el Plan Nacional de Desarrollo), lo cual incluye al 82% de la poblaci¨®n menor de cinco a?os.
Al ?desarrollo hacia fuera?, conocido efecto del control de las trasnacionales del alimento sobre las econom¨ªas agrarias dependientes, se suma en Guatemala un mal uso de la tierra: de los cuatro millones de hect¨¢reas cultivables s¨®lo se planta un 55 %, y el 20% de la poblaci¨®n posee el 72% de la tierra.
El sistema intocable
La soluci¨®n corriente de una reforma agraria parece imposible en Guatemala, ni siquiera bajo las falaces condiciones con que otros militares propusieron la hondure?a de 1975, o la de 1979 en El Salvador.
La oligarqu¨ªa terrateniente ha sido terminante al respecto. Los guatemaltecos pobres del campo conservan una memoria sangrienta del modo en que la ley de Arrendamientos Forzosos del Gobierno Ar¨¦valo (1949) y la prudent¨ªsima reforma agraria del presidente militar progresista Jacobo Arbenz (aprobada en 1952, comenzada a aplicar reci¨¦n dos a?os despu¨¦s) fueron liquidadas a sangre y fuego en 1954 por la invasi¨®n del general Carlos Castillo Armas. Entonces Arbenz fue derrocado, las tierras devueltas a la trasnacional United Fruit y a los latifundistas, fusilados miles de campesinos beneficiarios.
En 1957, tambi¨¦n bajo el r¨¦gimen de Castillo Armas, el sector de negocios fund¨® el Comit¨¦ de Agricultores, Comerciantes, Industriales y Financieros (CACIF), para vigilar cualquier reca¨ªda de los campesinos en ideas desordenadas. La Mano Blanca, el Ej¨¦rcito Secreto Anticomunista y otras bandas parapoliciales, que mantienen desde entonces el terror en las zonas rurales, est¨¢n financiadas por el CACIF.
Los pol¨ªticos han aprendido tambi¨¦n que el sistema congelado en 1954 por Castillo Armas es intocable: en 1966 el economista Alfredo Fuentes Mohr, como ministro de Hacienda, intent¨® una reforma fiscal (para financiar un plan de mejoras sociales propuesto precisamente por Estados Unidos) y fue expulsado del Gabinete. En 1979 se escindi¨® del partido oficial, para fundar un grupo socialdem¨®crata que ofreciera una alternativa reformista en las elecciones de 1982, y fue muerto a tiros en la calle.
A lo largo de los a?os, los capitanes de Castillo Armas se convirtieron en los generales terratenientes que componen, con los grandes finqueros y las trasnacionales agr¨ªcolas, el tr¨ªpode de la oligarqu¨ªa. En un folleto de su secretar¨ªa de Prensa, el general Romeo Lucas Garc¨ªa, actual presidente de la Rep¨²blica (tres fincas, 52.000 hect¨¢reas), advierte en el punto 3 de su programa de Gobierno: ?No soy partidario de repartir tierras a diestra y siniestra. No creo en la reforma agraria pol¨ªtica ni en el uso de frases vagas e imprecisas como la de "reformas integrales"?.
Un circuito pol¨ªtico cerrado
El derrocamiento de Arbenz elimin¨® de las fuerzas armadas al ala progresista, que no se volvi¨® a reproducir; el golpe del coronel Peralta Azurdia contra el presidente Miguel Yd¨ªgoras Fuentes, en 1963, estableci¨® de una vez por todas la preeminencia militar sobre los pol¨ªticos civiles. De ah¨ª en adelante todos los presidentes han debido contar con el previo consenso castrense, y, salvo Julio C¨¦sar M¨¦ndez Montenegro (que en su per¨ªodo de 1955, sin embargo, tuvo que prometer obediencia absoluta), todos han pertenecido al Ej¨¦rcito. Una premisa esencial de la Institucionalidad sui generis de Guatemala es que el poder pol¨ªtico est¨¢ subordinado al poder militar, el cual tolera elecciones, pero las gana siempre mediante una peculiar combinaci¨®n de presiones, terror y leyes a su favor.
El general Lucas Garc¨ªa fue electo en esas condiciones, hace dos a?os, por la coalici¨®n Frente Amplio, que comprend¨ªa al Partido Institucional Democr¨¢tico (fundado en la ¨¦poca de Peralta Azurdia), a la Central Aut¨¦ntica Nacionalista, del general y ex presidente, Carlos Arana Osorio, y al Partido Revolucionario. La decadencia y debilidad de los pol¨ªticos civiles ante el continuismo militar est¨¢n bien expresadas en este partido, que fue el de los hombres de la revoluci¨®n democr¨¢tica de 1944 (a partir de la cual Ar¨¦valo y Arbenz agrietaron el esquema de la oligarqu¨ªa feudal) y es ahora un desprestigiado instrumento del r¨¦gimen militar.
En Guatemala es inexacto hablar de Gobierno y oposici¨®n como fuerzas opuestas y dial¨¦cticas ya que, de hecho, los l¨ªmites de acci¨®n de los ocho partidos legales est¨¢n trazados, t¨¢citamente, como partes de un sistema cerrado.
De esos partidos, son opositores (dentro de un respeto) cinco: el Frente de Unidad Nacional (FUN), el Dem¨®crata Cristiano, el Movimiento de Liberaci¨®n Nacional, el Partido Socialista Democr¨¢tico y el Frente Unido de la Revoluci¨®n (FUR). Hasta julio de 1978 s¨®lo estaban autorizados el M LN, el PID, el PR y la Democracia Cristiana. Despu¨¦s, en una especie de apertura, se permiti¨® la inscripci¨®n de los restantes, y se dice que, para 1982, habr¨¢ doce partidos con posibilidad parlamentaria.
Esa multiplicidad no alarma a los militares, que han logrado encuadrar con precisi¨®n a los partidos opositores para mantenerlos a raya. El FU N casi no cuenta, y es en todo caso una modesta opci¨®n de recambio. La Democracia Cristiana, el m¨¢s antiguo, es el segundo en importancia dentro del Congreso; pero el Congreso tambi¨¦n funciona dentro del sistema amortiguador de disidencias. En julio, por ejemplo, la bancada del PDC qued¨® s¨²bitamente desierta debido a peticiones de licencia por enfermedad. El Ej¨¦rcito Secreto Anticomunista hab¨ªa asesinado al legendario abogado de campesinos Jes¨²s Marroqu¨ªn, nieto del escritor pr¨®cer Clemente Marroqu¨ªn Rojas. Si un Marroqu¨ªn hab¨ªa sido abatido, todo era posible, y los diputados se dispersaron hacia el exterior, para volver recelosamente d¨ªas despu¨¦s, de a pocos y a¨²n aterrorizados.
El MLN est¨¢ t¨¦cnicamente en la oposici¨®n, por cuestiones de reparto, pero forma parte indudable del aparato de poder. Fue fundado en 1954 por Castillo Armas, a recomendaci¨®n del embajador norteamericano John Peurifoy; est¨¢ orientado hoy por Mario Sandoval Alarc¨®n, un extremista -de derecha que fue vicepresidente del general Kjell Laugerud en 1974, y se presume, con buenas bases, que el movimiento est¨¢ detr¨¢s de algunas bandas parapoliciales.
Al igual que el Partido Socialista Democr¨¢tico de Fuentes Mohr, el FUR se propon¨ªa participar en las elecciones de 1982 como alternativa independiente al continuismo militar, quiz¨¢ con su jefe, el popular Manuel Colom Arg¨¹eta (ex alcalde de Guatemala), como candidato y en posible alianza con el PDC. Fuentes Mohr fue asesinado en enero; Colom. Arg¨¹eta, en marzo.
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