Mar¨ªa Luz Morales, escritora, entre la esperanza y la utop¨ªa
La segunda Rep¨²blica espa?ola fue un tiempo de esperanza y de utop¨ªa, muy corto, no obstante, para que la mujer despegase del ostracismo en el que desde siempre hab¨ªa estado sumida. La guerra civil le abre a la mujer un campo de experiencia casi ilimitado y la compromete en un protagonismo c¨ªvico sin precedentes para el cual no estaba preparada. La mujer labra los campos que los hombres han dejado para coger el fusil, conduce tranv¨ªas, se enrola en las milicias; populares, organiza la defensa pasiva, dirige centros sanitarios y escuelas, forma parte de los consejos obreros de las f¨¢bricas y cooperativas.En uno de los m¨¢s destacados protagonismos coyunturales, abierto en el verano de 1936, y asumiendo responsabilidades in¨¦ditas, hay que encuadrar el nombre de la periodista y escritora Mar¨ªa Luz Morales, muerta esta semana en Barcelona. A poco de estallar la sublevaci¨®n militar de julio de 1936, el Gobierno de la Generalidad. decretaba la incautaci¨®n de algunos peri¨®dicos, entre ellos La Vanguardia. El importante rotativo quedaba bajo el -control de un comit¨¦ obrero CNT-UGT; el cual confi¨® la direcci¨®n a Mar¨ªa Luz Morales, la ¨²nica mujer de la redacci¨®n, directora a su vez de la revista El Hogar y la Moda desde 1921. En 1923 hab¨ªa empezado a colaborar en La Vanguardia. M¨¢s tarde le ofrecieron una p¨¢gina semanal de cine que el peri¨®dico ten¨ªa en proyecto. Mar¨ªa Luz eligi¨® el seud¨®nimo de Felipe Centeno, personaje galdosiano. Sus cr¨®nicas interesaron al gerente de la Paramount, el cual solicit¨® al diario una entrevista con Felipe Centeno. Tras la sorpresa de encontrarse con una mujer joven y elegante, le confi¨® la asesor¨ªa literaria de las pel¨ªculas de la productora americana. Cuando llega el cine sonoro su labor adquiere m¨¢s relieve: no s¨®lo tiene que traducir los textos, sino escribir los di¨¢logos y adaptarlos a la fon¨¦tica espa?ola. En 1926, Mar¨ªa Luz Morales empieza a colaborar en El Sol con una p¨¢gina semanal titulada ?La mujer, el ni?o y el hogar?, hasta 1934, en que deja de aparecer este peri¨®dico.
Paralelamente a su labor period¨ªstica, Mar¨ªa Luz cultiv¨® la literatura infantil, y sus adaptaciones de las Obras maestras al alcance de los ni?os (Homero, Dante, Shakespeare, Goethe, Cervantes, Lope de Vega ... ), publicadas por la editorial Araluce, que ella dirig¨ªa, fueron declaradas por real orden de utilidad p¨²blica. Algunas obras pedag¨®gicas de Mar¨ªa Luz se convirtieron en libros de texto en pa¨ªses hispanoamericanos.
Mar¨ªa Luz Morales estuvo muy ligada a la madrile?a Residencia de Se?oritas, que dirig¨ªa Mar¨ªa de Maeztu. De esta relaci¨®n surgi¨® su elecci¨®n como directora de la Residencia de Se?oritas Estudiantes, que por los a?os treinta se fund¨® en Barcelona, en el palacio de Pedralbes.
Exito dram¨¢tico
En 1933, la periodista pasa de la cr¨ªtica de cine a la de teatro. El teatro era su gran pasi¨®n. Su vinculaci¨®n proven¨ªa de su ni?ez, en que dirigi¨® un teatrillo de polichinelas, con personajes creados por ella. El teatro iba a constituir la base de su labor period¨ªstica y literaria, pues sus obras dram¨¢ticas fueron estrenadas con ¨¦xito.
En 1939, todos los redactores de La Vanguardia quedaron cesantes, pendientes de depuraci¨®n. Les retiraron su pasaporte y se les prohibi¨® colaborar en la Prensa. Mar¨ªa Luz continu¨® escribiendo en determinadas revistas bajo los seud¨®nimos de A riel. y Jorge Mar?neda, este ¨²ltimo en recuerdo de su coru?esa villa natal. La periodista hab¨ªa nacido en Marineda en 1889, donde tuvo una infancia alegre en un hogar acomodado. La frecuencia de los desplazamientos, por raz¨®n del cargo de su padre, clausuraron pronto su para¨ªso infantil galaico. Los Morales peregrinaron por Andaluc¨ªa y despu¨¦s arribaron a Catalu?a, donde qued¨® anclada su vida para siempre. Adolescente, asiste a la biblioteca del Ateneo barcelon¨¦s, adonde a¨²n no acud¨ªan mujeres. Tras la primera guerra mundial y la muerte del padre, se enfrenta con la imperiosa necesidad de ganarse la vida y, de forma inesperada, el periodismo se convierte en su profesi¨®n.
A principios de 1940, Mar¨ªa Luz se vio denunciada por haber sido directora de La Vanguardia durante el ?per¨ªodo rojo? y encarcelada en un convento de monjas de la carretera de Sarri¨¢. Fue un per¨ªodo cruel del que ella se neg¨® a hablar p¨²blicamente, as¨ª como a contar las atrocidades que presenci¨®. Fue rehabilitada, junto a otros compa?eros depurados, hace dos a?os, el 24 de enero de 1978.
M¨¢s tarde, Mar¨ªa Luz entr¨® en la redacci¨®n de Diario de Barcelona, donde ha continuado escribiendo hasta el final de sus d¨ªas, alternando, como siempre, el periodismo con la labor literaria. Su bibliograf¨ªa abarca todos los g¨¦neros: novela, poes¨ªa, teatro, ensayo, historia. Su extensa obra ha merecido el reconocimiento dentro y fuera de Espa?a, con distinciones diversas: medalla y diploma de caballero de las Palmas Acad¨¦micas de Francia; el lazo de la Orden de Isabel la Cat¨®lica; premio nacional de teatro, premio de periodismo barcelon¨¦s Eugenio d'Ors, premio de periodismo Ciudad de Barcelona...
Un d¨ªa nos dec¨ªa: ?Yo nunca dejar¨¦ de escribir, porque me es tan necesario como el respirar?. Y as¨ª ha sido, pues d¨ªas antes de su doliente muerte, a los 91 a?os, escribi¨® el ¨²ltimo art¨ªculo.
Babelia
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