Balb¨ªn
O C¨¦sar o nada. O Balb¨ªn o ¨¢grafos para siempre. Resulta que el techo cultural del pa¨ªs es Balb¨ªn. Balb¨ªn es un eficiente profesional del periodismo, de la televisi¨®n, de la cosa, y no un m¨¢rtir (o al menos es un m¨¢rtir de plantilla), porque sigue cobrando su sueldo fijo en TVE. Ni un m¨¢rtir ni el tap¨®n cultural que cierra o abre el embudo del pensamiento en Espa?a. Todos los Gobiernos del mundo desgobiernan sus televisiones, como es l¨®gico, porque as¨ª les conviene, y el Gobierno espa?ol no iba a ser tonto, de modo que en el caso Balb¨ªn hay que denunciar el amordazamiento y la segregaci¨®n de un profesional, pero no el sensurround de la cultura espa?ola, porque tampoco es eso. Decir que no hay libertad en Espa?a porque se clausura un programa de televisi¨®n es identificar televisi¨®n con libertad, y un pueblo que ha llegado a tan rudas identificaciones no se merece ni a Balb¨ªn.En Espa?a hay libre circulaci¨®n de las ideas, qu¨¦ le vamos a hacer. Quiz¨¢ porque a Su¨¢rez no le preocupan demasiado las ideas. Nietzsche pasea por las librer¨ªas progres del brazo de Fernando Savater; Garc¨ªa Calvo hace tertulia en Malasa?a con los cl¨¢sicos griegos y latinos; Aranguren le come el coco a santo Tom¨¢s para que no sea tan tomista; las pasotas compran y leen a Cioran antes de suicidarse por un d¨ªa; los rojos de provincias compran a Carlos Marx en la Casa del Libro, de la Gran V¨ªa para leer luego en el autocar, y Tierno habla de Hegel a los del cami¨®n de la basura, en el alba de la civilizaci¨®n del desperdicio entre la expectaci¨®n de las churrer¨ªas. El que no lee es porque no quiere, la cultura del mundo est¨¢ en el drugstore (aun, que esto sea una cosificaci¨®n de la cultura), cualquiera puede salir a las tres de la ma?ana a calmarse el dolor de muelas existencial con un Sartre de bolsillo, o a matar el hambre con un bocata Gramsci reci¨¦n hecho, o a envolver la pescadilla metaf¨ªsica que se muerde la cola en las hojas abiertas de Le Monde. Esto no puede durar, claro, porque es un libertinaje cultural, y habr¨¢ que confinar a Engels y Rousseau en los sex/shop de Ros¨®n. Pero, de momento, por Espa?a circulan las ideas y los ide¨®logos a cualquier hora del d¨ªa y de la noche, desde que se levanta Agust¨ªn Tena hasta que se acuesta el trasnochador poeta Luis Antonio de Villena.
?Qu¨¦ rayos pasa, entonces, con Balb¨ªn? Que en su Clave est¨¢ la clave. Esta democracia ¨¢grafa s¨®lo ve televisi¨®n. Si les quitan Balb¨ªn est¨¢n perdidos. Me lo ha dicho mi vecino el ultra, que lee la prensa ¨¦pica de la tarde metido en la armadura medieval del vest¨ªbulo:
-Desde que le han quitado a Balb¨ªn, mi se?ora est¨¢ con la menopausia. En algo ten¨ªa que dar.
?Y si probasen todos esos telep¨¢ticos a leer un libro? Andan muy tarascas porque el agua de Madrid est¨¢ contaminada, pero la telecosa es mera contaminaci¨®n milenaria, calina informativa, poluci¨®n y la familia entera se la toma por litros, como si fuera nesq¨¹ik. He dicho leer un libro. Uno cualquiera que haya por casa, aunque sea de la cr¨ªada. No digo entrar en una librer¨ªa, que todas parecen logias, aunque, ahora, Angel Mar¨ªa de Lera ha escrito un buen trabajo desmitificando la masoner¨ªa. Comprendo que una librer¨ªa echa para atr¨¢s si no est¨¢ uno muy acostumbrado. He ido a grabar a Prado del Rey un coloquio sobre Larra:
-?Qui¨¦n apret¨® el gatillo contra Larra?
-Televisi¨®n Espa?ola, que se niega a novelar su vida e informar a los espa?oles.
Balb¨ªn/gran profesional. Balb¨ªn/chivo expiatorio. Vale. Pero Ortega y toda su generaci¨®n, Juan Ram¨®n y toda la del 27 tuvieron que desgajarse de la vida espa?ola. Catedr¨¢ticos y maestros que he citado fueron desalojados de su c¨¢tedra, por muchos a?os, con la manguera de los guardias. Insisto: un pueblo que clama despojado de la cultura porque le han despojado de Balb¨ªn, no se merece ni a Balb¨ªn.
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