El Sal¨®n del Autom¨®vil de Par¨ªs confirma la invasi¨®n japonesa y la crisis energ¨¦tica
La ?invasi¨®n? japonesa y la crisis energ¨¦tica son las dos espadas de Damocles que pesan sobre el 67? Sal¨®n del Autom¨®vil, que bianualmente se celebra en Par¨ªs, en la puerta de Versalles, inaugurado ayer y que se mantendr¨¢ hasta el pr¨®ximo d¨ªa 11del mes en curso. M¨¢s de ochocientos modelos de los constructores del mundo entero revelan el esfuerzo en materia de sofisticaci¨®n y una tendencia ya hacia la construcci¨®n de autom¨®viles asequibles econ¨®micamente y de gasto reducido.A la vista de las previsiones del mercado, al final de 1980 las firmas japonesas les habr¨¢n vendido a los europeos 600.000 coches, y estos ¨²ltimos s¨®lo introducir¨¢n en el mercado nip¨®n 35.000. Esas dos cifras lo dicen todo respecto al ?enemigo p¨²blico n¨²mero uno? del mercado automovil¨ªstico mundial. Y a corto plazo, al menos, nada dice que la tendencia va a invertirse. La apertura del Sal¨®n de Par¨ªs ha servido para multiplicar las alertas sobre esta ?invasi¨®n? presente y las amenazas futuras. Para los constructores europeos ? es urgente organizarse, con el fin de domesticar la ofensiva japonesa, que, tras conquistar puestos vanguardistas en el mercado mundial, tanto en el sector de la alta fidelidad como en la moto y los aparatos fotogr¨¢ficos, van por el camino de arruinar a la industria automovil¨ªstica europea?.
Poco a poco, en efecto, la industria nipona se apodera de la occidental: en Espa?a, las firmas Toyota y Nissan (exporta los autos Datsun) son candidatas para participar en el aumento del capital de Seat; en Inglaterra, Honda construir¨¢, con British Leyland, un coche de cilindrada media que se vender¨¢ en el Reino Unido. En Italia, igualmente, la industriajaponesa ya ha concluido un acuerdo con Alfa Romeo. En Estados Unidos, la cuarta parte del mercado nacional ha sido ?robada? por los nipones. En la Rep¨²blica Federal de Alemania la venta de autom¨®viles japoneses representa el 15% del mercado nacional. S¨®lo Francia, hasta ahora, resiste la ofensiva m¨¢s o menos relativamente: las firmas de Jap¨®n a¨²n no representan el 3% del total de ventas. El ministro de Industria, Andr¨¦ Giraud, ya anticip¨®, en v¨ªsperas del Sal¨®n del Autom¨®vil, que ?de ninguna manera se les permitir¨¢ a los nipones superar el 3% de nuestro mercado interior?.
A nivel europeo, los temores se manifiestan desde hace tiempo y se han redoblado ahora. El comisario de la Comunidad para la Industria, Etienne Davigon, acaba de declarar que la industria japonesa ?se aprovecha de las carencias de la legislaci¨®n comercial de la CEE para reforzar sus posiciones, sobre todo en los sectores del autom¨®vil y de la televisi¨®n en color?.
Pero, a pesar de que el saldo de los intercambios globales entre la Comunidad y Jap¨®n representar¨¢ este a?o un d¨¦ficit para la primera de 10.000 millones de d¨®lares, la Comisi¨®n de Bruselas no parece dispuesta por ahora a tomar medidas capaces de frenar la penetraci¨®n japonesa. Los constructores europeos, frente a sus rivales de Extremo Oriente, padecen dos males determinantes: una productividad inferior en cerca de un 30% y las ventajas monetarias que supone para los nipones su divisa, el yen, desvalorizado constantemente. Los salarios de los obreros son m¨¢s bajos que los de sus colegas europeos, s¨®lo veranean una semana al a?o, est¨¢n mejor organizados y la automatizaci¨®n est¨¢ m¨¢s perfeccionada.
Pero el peligro para la industria europea no se apellida s¨®lo Jap¨®n. El precio del petr¨®leo aumentar¨¢ continuamente en un futuro previsible, y ello implica el aumento del coste de los coches. De aqu¨ª que otro de los temas de este sal¨®n parisiense se refiera a la investigaci¨®n tecnol¨®gica permanente que deben desarrollar las firmas para conseguir una reducci¨®n importante de consumo energ¨¦tico. Se calcula que para la d¨¦cada de los noventa el gasto de gasolina habr¨¢ podido reducirse en un 30%.
En materia de novedades, el sal¨®n de Par¨ªs ofrece muchas de orden parcial, es decir, que los modelos ya existentes son mejorados con una sofisticaci¨®n m¨¢s acentuada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.