La internacionalizaci¨®n de la guerra
LAS GRANDES potencias apuntalan sus posiciones en el oriente ¨¢rabe, mientras que la guerra entre Irak e Ir¨¢n se alarga; sus movimientos parecen a veces contradictorios. Parece como si cada una de ellas quisiera controlar los dos frentes a la vez para no dejar espacio a la otra. La URSS firma un pacto con Siria y al mismo tiempo contin¨²a sus env¨ªos de annas a Irak; en los dos casos regresa a una ¨¢rea donde p¨¢rec¨ªa haber sido neutralizada mucho tiempo atr¨¢s. Estados Unidos refuerza militarmente a Arabia Saudi, cuya posici¨®n contra Ir¨¢n es inequ¨ªvoca; pero, al mismo tiempo, Ir¨¢n recibe armas de Corea del Norte, las cuales no podr¨ªan llegar si la anuencia china no existiera, y no parece probable que China haya accedido sin un cierto entendimiento con Washington. Todos exigen a todos que dejen sus manos fuera del conflicto, pero no se abstienen de colocar las suyas. Ya los mercaderes habituales de armas empiezan a ganar mucho dinero y la especulaci¨®n del petr¨®leo crece cada d¨ªa. Las instalaciones destruidas hasta ahora en los dos pa¨ªses representan un potencial muy considerable; los expertos dicen que si la guerra terminase hoy mismo a¨²n se tardar¨ªa un a?o en volver a su producci¨®n anterior; un a?o, por lo menos, de enra recimiento de los mercados. Hay pa¨ªses que sufren ya la escasez: la India, por ejemplo, que se suministraba de una peque?a parte del petr¨®leo sovi¨¦tico, pero cuyas dos fuentes principales estaban en Irak e Ir¨¢n. En Europa y Jap¨®n a¨²n se vive del abundante almacenamiento ante rior y de los repuestos que llegan de otras fuentes, pero habr¨¢ un momento en que la escasez lleg¨²e, al tiempo que aumenta inevitablemente la carest¨ªa. Se puede ver en todo ello un cierto beneficio para la U RSS y para Estados Unidos, pero no a largo plazo. Si la guerra contin¨²a y las destrucciones tambi¨¦n, el desbarajuste puede ser grave. Arabia Saud¨ª est¨¢ aumentando su producci¨®n y sus env¨ªos, como hacen otros productores de la zona del golfo y probablemente hagan otros pa¨ªses americanos. Han conseguido hasta ahora contener las alzas en el mercado libre (Jap¨®n, a su vez, ha contenido sus compras para evitar esa alza de precios), pero este tipo de medidas no puede continuar durante mucho tiempo, sobre todo por que la internacionalizaci¨®n de la guerra es todav¨ªa posible y porque se ver¨ªan envueltos en ella los otros pa¨ªses pro ductores de la zona. Hay pa¨ªses que no renuncian a que esta ocasi¨®n sea la definitiva para acabar con el im¨¢n Jomeini. No s¨®lo Egipto, decidido militante, sino tambi¨¦n, y muy especial mente Arabia Saud¨ª. Son reg¨ªmenes que ven la posibilidad de que la ola revolucionaria levantada por el im¨¢n les alcance; consideran la opci¨®n como de vida o muerte. La posibilidad est¨¢ en que vean que Ir¨¢n no es f¨¢cilmente derrotable.
El supuesto estrat¨¦gico actual es el de que, fallida la guerra rel¨¢mpago que deb¨ªan haber realizado los iraqu¨ªes, puedan ¨¦stos yugular a Ir¨¢n, precisamente por el ataque a su petr¨®leo, caus¨¢ndole una escasez que le impida la movilidad de sus blindados y sus aviones. Pero esto puede fracasar tambi¨¦n porque no se alcancen los objetivos de destrucci¨®n o porque Ir¨¢n consiga otros repuestos de armas y de material (parece que se ha dirigido a Francia en este sentido; Francia mantiene una posici¨®n equ¨ªvoca, que se ha revelado con la prohibici¨®n a Bajtiar de que realice actividades pol¨ªticas en Par¨ªs). Si fracasase, si consigue Ir¨¢n resistir o incluso cambiar el curso de los combates -ya no son favorables a Irak-, podr¨ªan sumarse otros paises a la guerra contra los chi¨ªtas. A partir de este momento todo es imprevisible, a excepci¨®n, muy probablemente, de un conflicto entre las grandes potencias mundiales. Parece que lo tienen todo demasiado calculado, demasiado localizado y que no tratan de arriesgarse demasiado. Por el momento ni siquiera les interesa parar la guerra -los intentos de mediaci¨®n son de otros, y generalmente tan d¨¦biles o tan poco estimulantes que no van m¨¢s all¨¢ de conversaciones de buena voluntad-, sino dejarla seguir adelante en elpera de obtener alg¨²n beneficio. El de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, al volver a estar presente en ese escenario, no es nada desde?able.
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