Los presos de Herrera de la Mancha denuncian a los parlamentarios la existencia de malos tratos
Una comisi¨®n parlamentaria visit¨® recientemente la c¨¢rcel de Herrera de la Mancha, situada a pocos kil¨®metros de la localidad manchega de Manzanares, para intentar averiguar en el sitio si se hab¨ªan producido o no malos tratos en esa prisi¨®n. Tras un detallado recorrido por las dependencias del recinto penitenciario y diversas entrevistas con presos y funcionarios, los diputados redactaron un informe de diecisiete p¨¢ginas, cuyo texto ha sido conocido por EL PAIS. En ¨¦l se recogen las versiones de las dos partes. Mientras los presos siguen insistiendo en que hubo malos tratos y palizas, los funcionarios lo niegan y piden m¨¢s protecci¨®n del Estado.
A las diez de la ma?ana del pasado 18 de julio, los diputados Leopoldo Torres (PSOE), Jos¨¦ Sabalete (UCD), Sim¨®n S¨¢nchez Montero (PCE) y Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s (Grupo Mixto) llegaron a la c¨¢rcel de Herrera de la Mancha en visita de ?inspecci¨®n?, que se prolongar¨ªa hasta las diez de la noche, y que ten¨ªa por objeto averiguar qu¨¦ hay de cierto sobre las presuntas torturas a los presos denunciadas por 36 abogados madrile?os.Los internos eran en ese momento 118, la gran mayor¨ªa comunes, calificados en medios penitenciarios como ?dif¨ªciles?, y un peque?o grupo de pol¨ªticos de los GRAPO y de ambas ramas de ETA. La primera tarea de los diputados, acompa?ados por el director de la c¨¢rcel, Santiago Mart¨ªnez Motos, fue un minucioso recorrido por las dependencias del recinto penitenciario, recorrido que al final les llevar¨ªa a escribir en su informe: los sistemas de seguridad (pantallas de televisi¨®n, alarmas, puertas de apertura mec¨¢nica, etc¨¦tera) no son de buena calidad, se est¨¢n deteriorando y no funcionan simult¨¢neamente. Los materiales con que est¨¢ construida la c¨¢rcel son bastante deficientes y, en general, da la sensaci¨®n de no estar terminada. ?Nuestra conclusi¨®n final es que se trata de un edificio bastante chapucero?. Esta fue la impresi¨®n que caus¨® a los parlamentarios la parte externa de la c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad del Estado.
La segunda parte de su misi¨®n, la entrevista directa con los presos y funcionarios, se inici¨® con bastante mal pie. El grupo de presuntos militantes de los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) recibieron a sus se?or¨ªas con cajas destempladas: ?Vosotros sois unos fascistas y unos represores?, les espetaron, ?porque ven¨ªs aqu¨ª representando al Estado. O nos entrevistamos uno por uno, de particular a particular, o nada de nada?. Y nada fue. Tras esta breve pero contundente conversaci¨®n, los diputados intentaron probar suerte con los comunes. Estos, al contrario que los grapo, les estaban esperando como agua de mayo. Previamente hab¨ªan celebrado una asamblea y hab¨ªan elegido a quienes ser¨ªan sus interlocutores: Jos¨¦ Morales, Dionisio Chinchurrueta, Carlos Mu?oz, Jos¨¦ Mar¨ªa Sainz y Carmelo Lequerica, todos, a excepci¨®n de este ¨²ltimo, internos en Herrera casi desde su inauguraci¨®n, entre los meses de julio y agosto de 1979.
Fue este peque?o grupo, pues, quien se sent¨® con los parlamentarios en calidad de portavoces de sus compa?eros. Y fueron ellos quienes repitieron a los diputados pr¨¢cticamente lo mismo que consta en la querella de los abogados, en las declaraciones de algunos funcionarios contrarios a los malos tratos y en las impresiones del fiscal, que acaba de solicitar, por tercera vez, el procesamiento de seis de los funcionarios objetos de querella.
"Palizas sistem¨¢ticas"
?En cuanto fuimos trasladados a esta c¨¢rcel?, comenzaron, ?recibimos todos una gran paliza. Unos quince funcionarios formaron un t¨²nel por el que nos obligaron a pasar, mientras nos daban golpes y patadas por todas partes. Sobre todo nos pegaban en los pies, para que abri¨¦ramos bien las piernas. Nosotros no hab¨ªamos soltado palabra y, a pesar de ello, este tipo de palizas eran sistem¨¢ticas. S¨®lo cesaron cuando los abogados pusieron la querella?. En otro momento de su relato, los presos dieron nombres concretos de los funcionarios que habr¨ªan intervenido en estos malos tratos. Todo ello negado por la direcci¨®n de la c¨¢rcel.?Lo que pas¨® es que los presos llegaron aqu¨ª drogados?, fue la versi¨®n de los funcionarios. ?Ya se sabe que esta gente esconde la droga en cualquier sitio, y en cuanto entraron comenzaron a insultarnos y a agredirnos, tanto a nosotros como a la polic¨ªa. As¨ª es que no nos qued¨® m¨¢s remedio que utilizar la coacci¨®n m¨ªnima necesaria prevista por la ley?. Todos los intentos por aclarar qu¨¦ entend¨ªan los funcionarios por?casos justificados en los que es obligado utilizar esta t¨¦cnica legal?, por emplear sus propias palabras, fueron in¨²tiles, seg¨²n consta en el informe. Los funcionarios?se mantuvieron firmes en su tesis de que todo ?es una mentira? y de que la culpa la hab¨ªa tenido ?la Prensa, que nos denigra, y los abogados, que nos denuncian?. ?Tanto unos como otros?, a?adieron, ?han creado un clima de tensi¨®n en la c¨¢rcel que nos hace muy dif¨ªcil la labor de reeducar a los presos?.
Sin embargo, los presos, que negaron haberse drogado en masa durante las conducciones a Herrera, siguieron relatando otros detalles sobre posibles torturas: a Carlos Mu?oz Gonz¨¢lez le rompieron un diente de un tortazo, y un d¨ªa que le ?cogieron? leyendo un ejemplar de El Viejo Topo, donde se hablaba precisamente de los malos tratos en Herrera, cuenta que le propinaron una paliza. A Jos¨¦ Mar¨ªa Sainz le tiraron contra una puerta y ?me dejaron el culo morado de los porrazos?, y a Jes¨²s Jimeno Pastor dice que tambi¨¦n le pegaron nada m¨¢s llegar, el 28 de junio del pasado a?o, procedente del penal de Oca?a. ?Cuando les dije a los funcionarios que no me pagaran m¨¢s porque hab¨ªa sido operado recientemente, ellos me preguntaron que d¨®nde me dol¨ªa especialmente. Yo, como un tonto?, relata, ?se lo dije, les dije que hab¨ªa sido una operaci¨®n en el h¨ªgado, y ellos lo que hicieron entonces fue pegarme precisamente en esta parte del cuerpo?. Este ¨²ltimo preso, que fue elegido al azar por los diputados, les dijo tambi¨¦n que en cuanto notaron que mejoraba la comida pensaron: ??Que llega la comisi¨®n!?. Jes¨²s Jimeno coment¨® que los funcionarios le prometieron que si se retractaba de unas declaraciones suyas contando los malos tratos le mandar¨ªan al dentista para que le arreglara la dentadura, que se le hab¨ªa estropeado a su paso por las c¨¢rceles, mientras que el caso del recluso Carlos Gonz¨¢lez Mayor fue el rese?ado con m¨¢s disgusto por los presos. ?Carlos Gonz¨¢lez ten¨ªa la desgracia de ser sordo?, contaron, ?y le pegaban diariamente, ri¨¦ndose, porque no o¨ªa las ¨®rdenes de los funcionarios?.
En s¨ªntesis, los presos dijeron que fue muy dif¨ªcil ratificar las denuncias sobre torturas delante del juez, ?porque el juez ven¨ªa aqu¨ª, a la prisi¨®n, acompa?ado de los funcionarios agresores, y, claro, a ver qui¨¦n se atrev¨ªa ... ?; que ahora ?ya no pegan tanto?, aunque de cuando en cuando se oyen ?palizas de muerte? y que ?la verdad es que no podemos quejarnos de la comida, porque con tanto parado como hay pasando hambre, pues nosotros, al menos, comemos?.
La entrevista de la comisi¨®n parlamentaria con los presos vinculados a ETA Pol¨ªtico- militar fue especialmente calificadora. Los presos vascos resumieron la situaci¨®n con pocas palabras: ?Nadie puede decir que conoce una c¨¢rcel hasta que ha estado en Herrera, y eso que nosotros somos unos privilegiados en comparaci¨®n con los sociales?.
Los reclusos vascos se refer¨ªan, sin duda, al peculiar r¨¦gimen que rige en esta prisi¨®n. Seg¨²n consta en el informe de los diputados, el trato de presos con funcionarios tiene que realizarse de la siguiente manera: cuando quieren fumar deben decir: ??Puedo fumar, se?or funcionario??, y si el funcionario no les mira no pueden encender el cigarrillo, o para atravesar una puerta cualquiera deben preguntar: ??Puedo pasar, se?or funcionario??, sin que este tratamiento pueda ser omitido en ninguna ocasi¨®n.
Correspondencia intervenida
Las cartas que reciben llegan abiertas y suponen que tambi¨¦n abren las que ellos remiten. En concreto, exigen que se entreguen abiertas las dirigidas al Parlamento vasco, al Gobierno vasco y a los diputados. Si las entregan cerradas, las abren y retrasan su env¨ªo. Solamente admiten cerradas las cartas dirigidas al juez. Tampoco se les permite tener radios, y cuentan que los altavoces de la prisi¨®n se pasan el d¨ªa tocando el Cara al Sol, marchas militares, cantos a la Legi¨®n, ?y hasta el mes de octubre del a?o pasado el himno nacional sonaba por lo menos diez veces al d¨ªa?. Este hecho, que har¨ªa las delicias de cualquier interno ultraderechista, consta en el informe de los diputados que tanto etarras como grapos o comunes lo consideran ?una aut¨¦ntica tortura?. Asimismo, se quejaron los presos de que reciben ¨²nicamente el diario Ya recortado, ven progra mas de televisi¨®n ?previamente seleccionados? y est¨¢ absolutamente prohibida la lectura de EL PAIS. Uno de los presos cont¨®: ?Un d¨ªa que se me ocurri¨® pedir EL PAIS, por poco me matan?.
Sin cr¨¦ditos bancarios
Cuando los parlamentarios interrogaron al director de la c¨¢rcel sobre este punto, respondi¨®: ?Los presos pueden pedir diariamente la Prensa que quieran, siempre que la paguen de su bolsillo?. Sin embargo, cuando los diputados te relataron los casos concretos de Ya recortado y la total censura de EL PAIS, el se?or Mart¨ªnez Motos admiti¨® que ?bueno, es que es preciso censurar algunas noticias? y que en una ocasi¨®n se molest¨® con este diario, pero que tal prohibici¨®n no era permanente. La comisi¨®n le rog¨® entonces que a partir del d¨ªa siguiente a su visita los presos pudieran pedir cualquier peri¨®dico, incluido EL PAIS. Todo lo relatado por los internos a la comisi¨®n fue contestado as¨ª por funcionarios y direcci¨®n: ?Est¨¢n haciendo teatro delante de ustedes. Nuestra relaci¨®n con ellos es buena?, dijeron, ?y en el di¨¢logo empleamos siempre la palabra "por favor". Solamente si no hay m¨¢s remedio, empleamos la coacci¨®n material. Pero todo va bien?, a?adieron, ?y algunos hasta nos han pedido quedarse aqu¨ª a cumplir su condena?.
Las quejas que los funcionarios transmitieron a la comisi¨®n para que a su vez la hicieran llegar al Gobierno fue la de que se sienten desprotegidos por el Estado, a lo que el subdirector Touri?o a?adi¨®: ?Todas estas denuncias de los abogados y de la Prensa nos han creado tal rechazo social que hasta a algunos compa?eros les han sido negados cr¨¦ditos al enterarse en el banco que eran funcionarios de Herrera de la Mancha?.
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