La Corte Europea de Justicia falla a favor de las limitaciones comunitarias a la pesca
La Convenci¨®n Internacional de Londres no puede impedir que la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) limite las actividades de los pesqueros espa?oles en aguas comunitarias. Y ello pese a que la convenci¨®n, no derogada, da a cada pa¨ªs firmante, incluida Espa?a, derechos de pesca parecidos.As¨ª lo ha declarado la Corte Europea de Justicia, que ha encontrado el argumentlo decisivo para conciliar dos textos aparentemente contradictorios: los reglamentos de la CEE, que obligan a los espa?oles a solicitar licencias de pesca para faenar en aguas de los nueve, son s¨®lo la aplicaci¨®n de un principio contenido en la propia convenci¨®n: la conservaci¨®n, a cualquier precio, de las reservas de peces.
Con esta sentencia, dictada a prop¨®sito del aprisionamiento de un pesquero vasco en aguas de Irlanda, Espa?a ha perdido una nueva etapa de la sorda lucha que la opone a la CEE.
La conservaci¨®n a rajatabla de las reservas de peces existentes en el mundo se ha convertido en la palabra clave de las tensas relaciones entre pa¨ªses con intereses pesqueros. Se podr¨ªa decir que en las negociaciones actuales, sean cuales sean los pa¨ªses implicados, el que quiere pesca invoca las convenciones internacionales, que le favorecen, mientras que el que tiene los recursos invoca la protecci¨®n de las especies marinas para darlo menos posible.
As¨ª ocurre en el caso Espa?a-CEE. Para justificar la cuota cada vez m¨¢s peque?a que concede a Espa?a, la Comunidad Econ¨®mica Europea esgrime, a?o tras a?o, estad¨ªsticas sobre las reservas. Madrid contesta las estad¨ªsticas comunitarias y busca respaldo en los tratados internacionales.
La Corte Europea, con sede en Luxemburgo, ha dado con esta sentencia un apoyo jur¨ªdico importante a aquellos que no quiereno no pueden compartir sus recursos pesqueros y ha debilitado la posici¨®n de partida de Madrid en las dificiles negociaciones que se iniciar¨¢n a fin del presente mes en Bruselas, para fijar el r¨¦gimen pesquero de 1981.
Para recuperar terreno, Espa?a deber¨ªa intentar convencer con otros argumentos a los jueces europeos, que tienen a¨²n entre sus manos nuevas demandas y consultas a prop¨®sito de barcos espa?oles capturados en aguas comunitarias. Pero los juristas espa?oles necesitar¨¢n grandes dosis de astucia para, despu¨¦s de este fallo de la Corte de Luxemburgo, encontrar en las numerosas notas diplom¨¢ticas, acuerdos bilaterales y tratados en vigor, elementos capaces de mejorar la posici¨®n de Espa?a.
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