Mosc¨² parece inclinarse hacia el r¨¦gimen de Jomeini
La guerra irano-iraqu¨ª est¨¢ propiciando una reorientaci¨®n de las alianzas internacionales de sus dos principales protagonistas, seg¨²n se desprende de las iniciativas diplom¨¢ticas tomadas desde el 22 de septiembre, fecha en la que se inici¨® el conflicto.Tanto Ir¨¢n, que se manten¨ªa hasta ahora a igual distancia de las dos superpotencias, como Irak, vinculado a la URSS desde 1972 por un ?tratado de amistad y cooperaci¨®n? y que no tiene relaciones diplom¨¢ticas con Estados Unidos, parecen, al cabo de tres semanas y media de guerra, inclinarse en direcciones opuestas.
La semana pasada, el presidente iran¨ª, Abolhassan Banisadr; el primer ministro, Al¨ª Radjai, y el presidente del Parlamento, el ayatollah Hashemi Raftandiani, recibieron al embajador sovi¨¦tico en Teher¨¢n, VIadimir Vinogradov, quien les asegur¨® que su pa¨ªs no entregaba m¨¢s armas a Irak que las previstas en contratos anteriores al conflicto y que Mosc¨² desaprobaba la iniciativa militar iraqu¨ª.
En conversaciones privadas mantenidas con periodistas extranjeros acreditados en Teher¨¢n, los responsables iran¨ªes que se entrevistaron con el embajador sovi¨¦tico se?alaron, citando al diplom¨¢tico, que el Kremlin hab¨ªa expresado su condena del ataque iraqu¨ª al vicepresidente de Irak, Tarek Aziz, que se encontraba en Mosc¨² cuando empezaron las hostilidades. Lo cierto es que Tarek Aziz, que se desplaz¨®, al parecer, a la URSS por iniciativa propia, s¨®lo fue recibido por un viceministro.
La visita, el 8 de octubre, del presidente sirio a la URSS; la firma, ese mismo d¨ªa, entre Damasco y Mosc¨² de un tratado de amistad y cooperaci¨®n con cl¨¢usulas militares, y la inclusi¨®n en el comunicado final, a petici¨®n sovi¨¦tica, de un p¨¢rrafo que elogia ?el papel hist¨®rico de la revoluci¨®n iran¨ª, que derroc¨® al r¨¦gimen del sha y liquid¨® la dominaci¨®n imperialista norteamericana? constituyen una prueba m¨¢s de la velada opci¨®n iran¨ª de la URSS.
La opci¨®n iran¨ª del Kremlin puede explicarse en, por lo menos, tres factores:
- Ir¨¢n, pa¨ªs con el que la URSS tiene una frontera de 2.500 kil¨®metros de larga y con el que mantiene importantes intercambios comerciales, sobre todo desde la ca¨ªda del sha, representa, por su poblaci¨®n, su situaci¨®n geogr¨¢fica y sus riquezas petroliferas, una baza m¨¢s interesante que Irak.
- Para la URSS, y a pesar del anticomunismo de los dirigentes religiosos iran¨ªes, la revoluci¨®n isl¨¢mica es globalmente positiva en la medida en que derroc¨® al r¨¦gimen del sha, aliado incondicional de Estados Unidos y gendarme occidental del golfo, y se caracteriza por una pol¨ªtica exterior contraria a los intereses norteamericanos. Al empezar la contienda, el principal temor de Mosc¨² era que la guerra provocase el desmoronamiento del jomeinismo y su sustituci¨®n por un Gobierno prooccidental.
- Gracias a la existencia de un partido comunista peque?o, pero incondicional y perfectamente organizado, y a un Partido Democr¨¢tico del Kurdist¨¢n parcialmente prosovi¨¦tico, la URSS puede influir m¨¢s sobre la situaci¨®n interna de Ir¨¢n que sobre la de Irak.
Paralelamente, el distanciamiento sovi¨¦tico de Irak puede entenderse por otros tres motivos:
- Irak, considerado hasta ahora como el ?nuevo gendarme del golfo?, no parece en condiciones, despu¨¦s de tres semanas de guerra, de infligir una estrepitosa derrota militar a Ir¨¢n. Su fuerza es m¨¢s aparente que real.
- En su pol¨ªtica exterior, Bagdad se ha distanciado desde hace un a?o de Mosc¨² condenando la intervenci¨®n sovi¨¦tica en Afganist¨¢n, rompiendo con Yemen del Sur y respaldando a los eritreos en lucha con Etiop¨ªa, pa¨ªs aliado de la URSS. En l¨ªneas generales, Irak ha intensificado su cooperaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica con los pa¨ªses de Europa occidental -especialmente con Francia-, desvincul¨¢ndose de la URSS, pero sin reanudar relaciones con EE UU, pa¨ªs que sigue brindando su apoyo a Israel. Apostar por Teher¨¢n contra Bagdad no significa por eso que Irak vaya a convertirse en un pe¨®n de Washington.
- Aunque hist¨®ricamente Mosc¨² no haya condicionado nunca sus relaciones con los Estados a la situaci¨®n jur¨ªdica de los partidos comunistas locales, la exclusi¨®n del poder del partido comunista iraqu¨ª -que acusa a Saddam Husseim de ser un ?agente del imperialismo norteamericano ?- y su posterior ilegalizaci¨®n, en abril de 1979, disgusta al Kremlin. Pravda, ¨®rgano del partido comunista sovi¨¦tico, abog¨® en primera p¨¢gina, el a?o pasado, por el mantenimiento de la cooperaci¨®n entre el partido baas iraqu¨ª y el partido comunista.
En cuanto a la actitud iraqu¨ª, no deja de ser significativo que, por primera vez en trece a?os, el ministro de Asuntos Exteriores de Irak, Saadum Hammadi, se haya entrevistado con el secretario de Estado norteamericano, Edmund Muskie, el 30 de septiembre en Nueva York.
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