Karol Wojtyla cumple hoy dos a?os como Juan Pablo II
Se cumplen hoy dos a?os de la elecci¨®n al pontificado de Juan Pablo II, el primer Papa no italiano despu¨¦s de cinco siglos. En Italia han empezado ya a publicarse los primeros comentarios a estos dos a?os de intenso pontificado del papa polaco Karol Wojtyla. Ley¨¦ndolos se deduce que no es f¨¢cil hacer un balance de este nuevo pontificado ?omnipresente, superactivo, viajero, parad¨®jico, indefinible?. Y es que, sobre estos adjetivos jugaban ayer todos los observadores. Sobre todo acerca del car¨¢cter parad¨®jico de este Papa que, como ha dicho un vaticanista, es ?todo y lo contrario de todo?. Una cosa no le niega nadie: su inmensa capacidad de entrega, de trabajo, de pasi¨®n, de certeza. Dicen que es un Papa que no conoce la duda y que por eso gusta menos al mundo laico que Pablo VI, ya que ?la duda es la primera virtud laica?. Pero, al mismo tiempo, se asegura que es un Papa que ha dado esperanza a muchos cat¨®licos, desconcertados despu¨¦s del hurac¨¢n del concilio, que con raz¨®n o sin ella hab¨ªa hecho tambalear certidumbres ancestrales en los creyentes tradicionales.?Es un Papa que a¨²n puede reservar sorpresas?, se afirma, mientras hay quien asegura que basta leer todos sus discursos de estos dos a?os para darse cuenta que no existe espacio en el pontificado de Wojtyla para la Iglesia progresista nacida del concilio. Y, sin embargo, nadie puede dudar que, desde su primer discurso, ya dentro del conclave que lo eligi¨® Papa, sus primeras palabras fueron a favor del Concilio Vaticano II. Lo que ocurre es que Juan Pablo II piensa que existe una parte del concilio que hab¨ªa sido olvidada, dejada en la sombra y que es la m¨¢s dif¨ªcil de digerir porque se refiere a los principios intocables de la Iglesia cat¨®lica y que muchos te¨®logos de la secularizaci¨®n desear¨ªan poner en tela de juicio, entre ellas la misma infalibilidad personal del Papa. Hay quien asegura que este Papa convocar¨¢ un nuevo concilio ecum¨¦nico, ya que se siente investido de una misi¨®n de reestructuraci¨®n global de la Iglesia.
Para algunos, el papa Wojtyla tiene un programa muy concreto para la Iglesia, mientras otros piensan que es m¨¢s bien un hombre de intuiciones y un gran pol¨ªtico, que sabe ser progresista en Brasil y conservador en Africa.
Es el Papa de la defensa de los derechos humanos, de la lucha contra las grandes injusticias sociales, un sociaIdem¨®crata que un d¨ªa dijo a un ¨ªntimo amigo suyo, que le acompa?aba en un viaje a Am¨¦rica: ?Ni Varsovia ni Nueva York?, es decir, ni comunismo ni capitalismo.
Un Papa exigente con los cat¨®licos hasta el punto de olvidarse de los derechos de los creyentes dentro de la Iglesia. El concibe la Iglesia seg¨²n la imagen de Polonia: cristianos y sacerdotes lanzados al hero¨ªsmo, al sacrificio, sin concesiones secularizadas. Desea una Iglesia con menos pluralismo interno y m¨¢s fuerza de testimonio externo, capaz de enfrentarse con las grandes potencias del mundo.
Es el Papa m¨¢s moderno y secularizado que ha existido, en cuanto a su vida personal: el primero que se hizo una piscina y se puso un traje de ba?o y llam¨® a comer a su mesa a amigos para cantar y beberse con ellos un vaso de vino y, al mismo tiempo, un Papa que ha pedido al clero que se ponga el uniforme.
Juan Pablo II est¨¢ convencido de que el mundo se salvar¨¢ s¨®lo a trav¨¦s de la familia cristiana, como acaba de afirmar hace tres d¨ªas, y que s¨®lo la Iglesia tiene la fuerza suficiente para ?salvar a este mundo que camina hacia el ateismo?. Ha dicho mil veces, a quienes se quejan de que se expone demasiado, que un Papa debe estar dispuesto a morir en cualquier momento porque ?el martirio es una vocaci¨®n cristiana?.
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