El premio debi¨® ser para el p¨²blico
Plaza de Zaragoza. Corrida concurso de ganader¨ªas: toros de Pablo Romero, Ram¨®n S¨¢nchez, Guardiola, Mat¨ªas Bernardos, Gerardo Ortega y Mar¨ªn Marcos, todos ellos con trap¨ªo, mansos. Paquirri: dos pinchazos y estocada ca¨ªda (bronca). Pinchazo y bajonazo (palmas y pitos). Ra¨²l Aranda: dos pinchazos y estocada (silencio). Pinchazo y estocada atravesada (silencio). Galloso: bajonazo y rueda de peones (oreja protestada). Estocada ca¨ªda (silencio). Premiados el toro de Guardiola; Galloso, como lidiador, el pe¨®n Curro de la Riva y el picador Jos¨¦ Luis Gil Moreno.
Quien merec¨ªa el premio y no se lo dieron fue el p¨²blico, en la pintoresca corrida concurso de Zaragoza. El p¨²blico, que aguant¨® derechazos, mansos, cojos, mochos, capea, lluvia y un fr¨ªo glacial. Un espectador protest¨® al final, despu¨¦s de que anunciaran todos los premios, con voz mucho m¨¢s potente que la que sal¨ªa por los altavoces: ??Y al p¨²blico no le dais premio, u qu¨¦??.
Le dieron u qu¨¦. Los miembros del jurado, adem¨¢s de dejar a la gente sin galard¨®n, tuvieron el tup¨¦ de no declarar ning¨²n premio desierto, como habr¨ªa sido lo justo. Y se les ocurri¨® distinguir corno bravo al Guardiola, que hab¨ªa tenido un comportamiento de manso, y como destacado lidiador a Galloso, quiz¨¢ porque en un par de ocasiones ech¨® el capote abajo, para cuyo menester se agachaba de tal forma que parec¨ªa Belfegor.
En cambio hubo un premio aproximadamente justo, que fue el adjudicado a Curro de la Riva como mejor pe¨®n en la brega. En realidad se quedaron cortos los del jurado, porque Curro de la Riva hab¨ªa sido el ¨²nico lidiador en la tarde. Era de ver con qu¨¦ autoridad mandaba en la arena, con qu¨¦ temple y conocimiento de los terrenos colocaba a los toros, c¨®mo los corr¨ªa a una mano. La torer¨ªa estuvo ayer, casi exclusivamente, en Curro de la Riva.
Aranda tambi¨¦n hizo lo m¨¢s torero entre lo poco sensato que llegaron a cuajar los matadores. Por ejemplo, unas estupendas ver¨®nicas cargando la suerte y un par de series en redondo, en las que adelant¨® la muleta, tir¨® muy bien de la res, ci?¨® la suerte y remat¨® con t¨¦cnica. Pero como es el torero de la tierra, le cost¨® horrores entusiasmar a sus paisanos y aun le gritaron cuando intentaba machaconamente sacar pases del mulo que se corri¨® en quinte lugar y que hab¨ªa sido criado en ca Gerardo Ortega.
Esta es la paradoja: al de casa, caras largas. Mientras que para sus compa?eros de terna, que vienen de m¨¢s caldeadas tierras, eran los ol¨¦s y los aplausos f¨¢ciles. De forma que cuando Paquirri ech¨¦, las dos rodillas a tierra en el cuarto, a la gente le supo a gloria, y cuando Galloso arre¨® unos derechazos mec¨¢nicos en el segundo, se los corearon como si estuviera reviviendo el toreo del mism¨ªsimo Belmonte. Pero la justicia se hizo sola: Paquirri no pudo con ninguno de sus dos enemigos, que eran dif¨ªciles, ni Galloso redonde¨® faena a su primero, el premiado Guardiola, pese a que este toro acab¨® manejable y con estimable clase en la embestida.
La corrida-concurso result¨® un fracaso absoluto por la mansedumbre de los toros y la impericia lidiadora de los diestros, El Pablo Romero, un pavo sospechoso de pitones, era manso declarado. El producto de Ram¨®n S¨¢nchez, tambi¨¦n manso, no ten¨ªa fuerza. Cumpli¨® el de Mat¨ªas Bernardos, quiz¨¢ porque le picaron por toda la plaza. Al de Cameno, espectacular de trap¨ªo, lo devolvieron al corral por cojo. El sobrero, de Mar¨ªn Marcos, se tumb¨® durante la faena de muleta, en una clamorosa manifestaci¨®n de mansedumbre. Estos sucesos acaecieron, por a?adidura, a lo largo de 140 minutos en los que el p¨²blico hubo de soportar, junto al tost¨®n, un viento del Moncayo que ven¨ªa repartiendo pulmon¨ªas. Y encima, no nos dieron premio.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.