El Gobierno de Bonn rechaza el plan comunitario para la industria sided¨²rgica europea
El Gobierno de la Rep¨²blica Federal de Alemania decidi¨® ayer, en Consejo de Ministros, rechazar el plan de crisis manifiesta en estudio para la industria europea del acero, y ha solicitado nuevamente que se convoque para el s¨¢bado el Consejo de Ministros de la CEE. La decisi¨®n de Bonn parece obedecer a la decepci¨®n del Gobierno federal tras recibir, en la tarde del martes, una respuesta de la Comisi¨®n Europea a la pregunta alemana sobre modalidades de aplicaci¨®n del criterio que representa el comisario de la Comunidad para la Industria, Etienne Davignon.
Al parecer, la RFA insist¨ªa en su demanda en que la fijaci¨®n de cuotas m¨¢ximas permitidas de producci¨®n de acero tuviese en cuenta la peculiar situaci¨®n de este sector en la Rep¨²blica occidental.Aunque se desconoce el contenido de la respuesta comunitaria, en Bonn se ha confirmado que no ha satisfecho a los alemanes, que siguen defendiendo el criterio de reducci¨®n voluntaria por los consorcios del ramo. Apenas concluido ayer el Consejo de Ministros en la capital occidental, el ministro de Econom¨ªa, conde, Lambsdorff, emprendi¨® viaje a Par¨ªs y Londres, con el objetivo de ganar para la posici¨®n alemana a los Gobiernos franc¨¦s y brit¨¢nico.
Sin embargo, ayer tarde se dudaba aqu¨ª de que esta vuelta a Europa en seis horas terminase con un resultado positivo para el ministro. Para la fecha de ayer estaba prevista la puesta en marcha del plan Davignon, basado en el temido art¨ªculo 58 del tratado de las Comunidades Europeas, conocido como el martillo, y en el que se prev¨¦ la situaci¨®n de crisis manifiesta en el sector del carb¨®n y el acero.
Los alemanes han anticipado ya que no har¨¢n uso del derecho de veto que les garantiza una resoluci¨®n ministerial de 1966, adoptada en funci¨®n de la defensa de intereses nacionales especialmente sensibles. Pero tambi¨¦n han hecho constar que los otros ocho pa¨ªses de la CEE deber¨ªan apreciar el esfuerzo que supuso la semana pasada el conseguir que las empresas sider¨²rgicas alemanas se aviniesen a aceptar un sistema de control de car¨¢cter voluntario.
Contexto pol¨ªtico de la crisis
La dif¨ªcil posici¨®n alemana en este conflicto, en el que la RFA juega el papel del solitario, se mantiene, pues, en los t¨¦rminos de una opci¨®n con un evidente contexto pol¨ªtico: Bonn debe elegir entre mostrar solidaridad con los dem¨¢s pa¨ªses comunitarios y, al menos, no torpedear en bloque la soluci¨®n de Etienne Davignon, o proteger a la propia industria sider¨²rgica ante la competencia de las dem¨¢s.
Pero aqu¨ª radica un nuevo problema: los alemanes no quieren reincidir ni en la soluci¨®n de las nacionalizaciones del sector acerero (y en los sectores del carb¨®n y el acero cunden ahora rumores de nacionalizaci¨®n parcial) ni en un aumento masivo de las subvenciones. Bonn atribuye a los dem¨¢s pa¨ªses, sobre todo a Italia, el mantener artificialmente la competitividad entre las empresas mediante generosas dotaciones econ¨®micas oficiales, lo que, unido al criterio Davignon podr¨ªa producir, por ejemplo, que B¨¦lgica se encontrase ahora en condiciones de elevar su nivel de producci¨®n actual, mientras que la RFA deber¨ªa reducirla en un 13%.
La dificultad de una soluci¨®n se acent¨²a si se tiene en cuenta que los grandes consorcios alemanes aceptan el criterio de reducci¨®n voluntaria de la producci¨®n, pero se niegan a reincorporarse, por ahora, al Eurofer, cartel de crisis que desde 1976 engloba a las doce empresas europeas m¨¢s importantes que han aceptado coordinar sus planes de producci¨®n. Desde mitad del a?o actual, tal gremio es considerado por los alemanes como inoperante: ?Ahora lo que domina es la lucha sin piedad por el volumen de producci¨®n, por los clientes y los precios?, seg¨²n el presidente de Hoesch, Detlev Karsten Rohwedder.
Frente a la posici¨®n de las empresas y ante la resistencia l¨®gica del Gobierno a recurrir a las subvenciones y nacionalizaciones en el sector, Bonn ha preferido intentar una vez m¨¢s convencer a sus competidores de la propia CEE. Las empresas, anticipan que la falta de una soluci¨®n significar¨¢ el despido de unos 40.000 trabajadores. Por a?adidura, a nivel empresarial se acent¨²a una cierta decepci¨®n respecto de la comunidad: ?Queremos?, ha dicho el representante de la asociaci¨®n de empresarios del sector, Koehler, ?que sean los propios empresarios, y no los bur¨®cratas de Bruselas, quienes adopten las decisiones?.
Esta ser¨ªa tambi¨¦n la soluci¨®n ideal para el ministro Lambsdorff, liberal conservador; pero, en cambio, ¨¦ste teme algo muy distinto. El ministro se ha irritado, al parecer, con el supuesto de que Bruselas pudiese enviar controladores a las distintas empresas acereras con el fin de controlar el cumplimiento del plan de crisis.
La situaci¨®n precipita una crisis de conciencia liberal en el conde Lambsdorff, y otra de conciencia social en el sector socialdem¨®crata del Gobierno, y ello tres d¨ªas antes de que comiencen las conversaciones formales para la formaci¨®n del nuevo Gobierno alem¨¢n.
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